Cuenca y el nacimiento del río Cuervo…

Situada en un elevado montículo y arropada por los ríos Júcar y Huécar la bonita ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO refleja un dilatado pasado histórico en su riqueza artística.

«Cuenca es una ciudad inverosímil de puro original y desconcertante. A un tiempo ingrávida y firme, dulce y áspera, disparatada y serena, toda antítesis le es consustancial y toda paradoja tiene en ella su asiento. En Cuenca la proporción fracasa, la norma se quiebra, la ley física se desmiente a sí misma» Enrique Domínguez Millán

La asombrosa ciudad monumental o ciudad alta es como la tierra prometida para la imaginación y la creatividad. Queda ceñida por dos profundas hendiduras en la tierra caliza producidas por los ríos. Es un mosaico de callejuelas empedradas, plazas y rincones acompañados de grandes monumentos.

Se puede partir desde las vistas privilegiadas de la atalaya, resto del castillo musulmán, que pasó a manos de Alfonso VIII en el año 1.177 y posteriormente en el siglo XVI fue cedido a la Inquisición. Actualmente, lo único que permanece son dos cubos, algunos lienzos de la muralla y un arco de entrada. Las vistas son inmejorables, hay dos grandes miradores, el conocido como el del barrio del castillo y el del rey.

Cerca está la cárcel de la Inquisición que actualmente alberga el Archivo Histórico Provincial y el antiguo Convento de las Carmelitas que hoy acoge la sede de la Fundación Antonio Pérez. Aquí se muestra el informalismo, la abstracción o el Arte Pop de artistas nacionales e internacionales como Millares, Saura o Gordillo. 

Para dirigirnos hacia el gran espacio urbano lleno de encanto de la ciudad que es la  Plaza Mayor, podemos descender por tres caminos paralelos. Si bajamos por la Ronda de Julián Romero lo que nos vamos a encontrar son bonitos pasadizos como el del Cristo, callejones y miradores hacia la Hoz del Huécar que sin duda me recuerda a un montón de imágenes que ves en la pelis que han elegido la hermosa ciudad como escenario.

Si bajamos por la calle central que es por la que acceden los vehículos, podemos ver la Parroquia de San Pedro , construida sobre los restos de una antigua mezquita aunque el templo actual es el siglo XVIII. Lo que más llama la atención es la originalidad de su planta octogonal. También atravesaremos las casas blasonadas con coquetas portadas y la Casa Zavala que alberga la Fundación del Pintor Antonio Saura

Al llegar a la Plaza Mayor lo primero que sorprende es su irregularidad, de forma trapezoidal  decorada con coloridas fachadas barrocas  que acompañan al elegante Ayuntamiento del siglo XVIII, obra de Jaime Bort, y al Convento de las Petras con una hermosa iglesia en su interior que data de los siglos XVI y XVIII. 

Pero sin duda si hay algo que marca la belleza de la Plaza es su gran joya, la Catedral que fue levantada tras la conquista de la ciudad en el lugar donde se emplazaba la antigua alcazaba musulmana. Es el más claro ejemplo gótico temprano de la ciudad. Su construcción comenzó a principios del siglo XII, tiene planta de cruz latina con tres naves y una sola en el crucero. En las naves laterales se pueden admirar bonitas capillas destacando la de los Apóstoles, la del Espíritu Santo y la de los Caballeros y su espectacular entrada al claustro a través del Arco de Jamete de 1546 en cuya decoración figuran en relieve los apóstoles. Ya de siglo XX son las vidrieras de artistas contemporáneos como Torner, Bonifacio o Dechanet.

Como edificio anexo a la catedral está el Palacio Episcopal que data del siglo XIII aunque a lo largo de los siglos ha surtido muchas transformaciones; destaca la bonita fachada que fue modificada en el siglo XVIII y las obras de arte de su interior así como los tapices mostrados  en el Museo Diocesano de Arte Religioso. En la misma calle, Obispo Valero, se encuentra el Museo de Cuenca, que contiene interesantes hallazgos arqueológicos.

Si continuamos en esa dirección encontramos la joya más preciada y por lo que se le conoce más a la ciudad que es por sus Casas colgadas, edificios medievales cimentados en la roca y proyectados hacia el abismo que desafían el equilibrio sobre la hoz del río Huécar. Su origen se remonta a los siglos XIII y XIV y sólo se conservan tres de las muchas que hubo hasta el siglo XIX, cuando fueran arrasadas. El mito, la magia y la leyenda las elevó a la categoría de monumento. En el siglo XX se reformaron con el añadido de las balconadas de madera. En dos de ellas se encuentra el Museo de Arte Abstracto español. En 1966 el artista Fernando Zobel situó aquí su colección que se ha ido enriqueciendo año tras año. La colección fue cedida a la Fundación Juan March y actualmente se encuentran los más representativos artistas del movimiento abstracto español del siglo XX: Torner, Saura, Rueda, Chillida, Tapies, entre otros….

La unión entre la ciudad y el Convento de San Pablo se realiza a través del Puente de San Pablo realizado en hierro y madera que sustituyó en 1902 al otro de piedra. La pasarela ofrece bonitas vistas de la hoz del Huécar que discurre a lo largo de diez kilómetros por un angosto desfiladero. El antiguo convento de los dominicos, hoy Parador de la ciudad, tiene una iglesia con una fantástica portada barroca y su claustro es un lugar ideal para tomarse algo.

Desde la Plaza Mayor si se continua hacia la Plaza de la Merced nos encontramos con el Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha que ocupa un antiguo convento y una ampliación contemporánea. Una impresionante máquina del tiempo, compuesta por piezas móviles antiguas y modernas da la bienvenida a un paseo por la historia del hombre y del mundo. Y si continuamos nos toparemos con la famosa Torre de Mangana, ubicada en la plaza que lleva el mismo nombre. La torre vigía  de origen medieval, que fue levantada sobre el emplazamiento musulmán y que data del siglo XVI aunque fue restaurado en el siglo XX,  sigue manteniendo su reloj encargado de marcar las horas de la ciudad. Sobre unas escaleras de acceso a la plaza se encuentra la escultura Monumento a la Constitución, obra del artista conquense Gustavo Torner. 

Desde aquí se puede continuar hacia el barrio de San Antón desde donde las vistas hacia la ribera del río Júcar son espectaculares.  Pasaríamos por lugares emblemáticos como el Museo de la Semana Santa, fiesta muy popular y que atrae gran número de turistas. Cerca de ahí, siguiendo un sendero se encuentra la pequeña Ermita de la Angustias, que data del siglo XVIII y es de gran devoción para los lugareños. El  Puente de San Antón de origen medieval, que fue durante siglos el único paso que permitía a los ciudadanos cruzar de una orilla a otra, ha sido dos veces reconstruido en los siglos XVIII y XIX. Las casas del mencionado barrio están adosadas a la montaña y están acompañadas de la Iglesia de la Virgen de la luz que según la leyenda fue edificada por orden de Alfonso VIII, a quien se le apareció aquí la Virgen. Sin duda es el mejor  ejemplo de estilo rococó  de la ciudad, con gran fachada plateresca y en su interior sobre cúpulas entre tambor y profusamente ornamentado con pinturas y estucos de espléndida factura. 

Antes de cruzar el puente de San Antón a la izquierda nos encontramos en la parte más llana de la ciudad y ahí podemos visitar el Hospital de Santiago que se remonta a las últimas décadas del siglo XII. El rey Alfonso VIII, poco después de conquistar la ciudad a los musulmanes, lo mandó construir donándolo a la Orden Militar de Santiago. Se reconstruyó durante los siglos XVI y XVII y es un buen lugar para contemplar la ciudad alta. En su entorno encontramos el jardincillo de la Trinidad o la subida de Calderón de la Barca. 

Al lado contrario se encuentra el Barrio de San Martín es uno de los más antiguos de la ciudad. En su iglesia se han hallado restos románicos y retazos de la muralla afloran en la zona. Un paseo por el barrio descubre magníficos panoramas y permite acercarse a las estrechas y elevadas casas de pisos que se conocen como “los rascacielos de San Martín”. Edificios altos y estrechos realizados en adobe cal y canto, algunos de los cuales datan del siglo XVI.

La ladera de las hoces de los ríos te regalan unas vistas maravillosas tanto de la ciudad como de sus alrededores.

En esta ocasión el viaje lo realicé con mis queridos amigos Ana y Emilio grandes moteros y mejores personas (no os perdáis sus fotos en FaceBook Emilio Rodríguez y Ana Van Der Sluis) , . Desde Cuenca, nos adentramos en su Parque Natural de la serranía bordeando las hoz del río Huécar por la CUV –  9141 con dirección al nacimiento del río Cuervo pero desviándonos por el Embalse de la Toba. Pensábamos hacer doscientos dos kilómetros desde la bonita ciudad hasta  Sacedón donde pararíamos en el Bar España a tomar un cafelito de regreso a casa.

La serranía de Cuenca abarca once municipios en los que hay tres centros de interpretación en las localidades de Tragacete, Uña y Valdemaca. La ruta transcurre por carreteras desiertas entre una maravillosa  variedad de  masas forestales junto con la caprichosa fisiográfica y la riqueza geomorfológica que hacen que el paseo sea realmente fantástico.  En general, en el relieve domina muelas relativamente llanas seccionadas por surcos formados sobre litologías en las que se han abierto amplios valles o encajonadas y escarpadas hoces o cañones donde las fotografía de postal están aseguradas. La verdad es que no podíamos andar unos kilómetros y no parar, todo nos gustaba y cuando no era uno era otro el que no quería perderse ese momento único e irrepetible.

No es de extrañar que el Parque natural  sea una de las mejores representaciones del modelado exokárstico de la Península y de ahí que se desarrollen un gran número de especies de fauna, muchas de ellas incluidas en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas.

A lo largo de la ruta hay numerosos lugares donde probar la gastronomía de la región, por ejemplo en el hostal donde habíamos pasado la noche.
La gastronomía conquense se caracteriza por su origen rural y pastoril. Probamos el Morteruelo que es como un paté caliente hecho de carne de caza y aderezado con especias como el clavo o la alcaravea. El ajoarriero es como un puré de patata con bacalao desmigado, aceite y ajo.  Probamos también el Alajú que es un postre arabe, parecido al turrón, está compuesto por frutos secos y miel y todo ello regado con Resoli de origen arabe y cuyos ingredientes suelen ser café, anís y aguardiente, canela, corteza de naranja , limon, vamos una bomba .

Es especialmente representativa e importante la amplia representación de comunidades de aves que nidifican en los escarpes y los pinares, destacando por su importancia rapaces como el águila perdicera, el águila real, el halcón peregrino, el buitre, etc. Junto a estas hay una gran representación de aves tanto terrestres como acuáticas, lo cual pudimos comprobar a lo largo de la rutita y también cuando paramos en uno de los miradores del Embalse de la Toba.

En plena serranía y arropado por la espectacular muela de San Felipe y el abrigo de un circo formado por los desplomes de altos cantiles, asoma infantil para dar sus primeros pasos el río Cuervo que goza de la calificación de monumento natural desde 1999. Lo hace sobre una doble cascada almohadillada de musgos por los que circula en cientos de hilillos de agua cristalina. La muela es la más elevada de la serranía  con sus de 1840 metros. Las vistas son increíbles, el paseo es de los más agradable que se pueden recorrer y si no que se lo digan a Emilio y a Ana, ¡vaya caras de felicidad! la verdad es que las fotos que se obtienen son las que siempre digo que son balsámicas, que deberían ser recetadas en la farmacia porque calman y alimentan los sentidos.

El fantástico paisaje que va cambiando a lo largo del año, desde los hielos del invierno y la exuberancia de la primavera a la aridez estival y el cromatismo del otoño, Si se quiere conocer la explicación de la formación de los paisajes calizos hay que acudir al Centro de Interpretación Casa de a Herrería, para luego recorrer una senda circular totalmente adaptada y de muy baja dificultad de aproximadamente un kilómetro y medio.

Y por supuesto después estas imágenes que alimentan el alma, nada mejor que tomar algo y comer un bocata en un de esos restaurantes de la sala de descanso, en invierno es una gozada disfrutar de su chimenea y en verano de su terraza, aunque debo de decir que es mejor el invierno porque en esta ocasión estábamos completamente solos y en verano siempre hay mucha gente por la zona. 
Para volver a casa lo hicimos por la carretera CM-2201, para luego coger la CM-2015 hasta Sacedón donde disfrutamos de cada vista, cada curva y cada rincón donde volver a parar y volver fotografiar sin parar.

Y ahora os dejo aquí las palabras de Ana que se ha animado a escribir unas líneas de lo que le supuso a ella este finde:

«Me palpita el corazón más fuerte de lo normal, por trabajo no puedo iniciar el viaje a Cuenca con Gema, pero al salir de él le llamo para confirmar la hora de llegada. Llego a casa más deprisa que otras veces y noto que mis pulsaciones se aceleran, cojo mi moto y me dispongo a vestirme a toda prisa, hago  un repaso mental para saber si me dejo algo, confirmado, ¡llevo todo!  

Bajo al garaje  y arranco la moto, su sonido activa todos mis sentidos y mientras calienta algo el motor ato con los pulpos la mochila, me subo, meto primera, suelto embrague y pum, se cala. Vuelvo a intentarlo y de nuevo se cala, así hasta media docena de veces,  mi enfado va aumentando según van pasando los minutos, no estaba dispuesta a perderme el fin de semana con Gema por culpa de una avería, llamé a Jesús por teléfono para contarle el problema y me dijo que podía ser el sensor de la pata de cabra y que si quería solucionar el problema tenía que cortar el cable y hacer un puente así que me puse manos a la obra, ¡solucionado! Opto por ir dirección Cuenca por comarcales a pesar de tardar casi tres cuartos de hora más pero la ruta merecía bien la pena. Cuando llego a Cuenca Gema me espera junto a la catedral, subo con la moto hasta la plaza y rápido la localizo puesto que ya estaba esperándome con los brazos abiertos, emociones compartidas nos envuelven y tras ponernos al día en una terraza con un par de tés nos disponemos a buscar alojamiento, un hotel, dos, tres, la noche se nos echa encima y no tenemos alojamiento, ese fin de semana se  celebraban no sé qué festival y los hoteles colgaron un completo a 30 km a la redonda.

Arrancamos dirección serranía, al salir de Cuenca tenía la sensación de estar en un sueño, las casas colgadas, los desfiladeros, el puente San Pablo y luces nocturnas me transportaron a otra época, quería grabar en mi retina cada escenario, quería parar e inmortalizar cada rincón, quería quedarme horas sin pestañear, quería ir tan despacio que la moto me recordó que solo tenía dos  ruedas……aceleré  y curva tras curvas me hicieron volver  a la realidad, el olor del bosque la humedad y la baja temperatura me avisaron que tenía que estar alerta, quizás un ciervo o quizás un coche en mi trazada,  ANA ¡activa tu sexto sentido pensé!Un hotel, dos, tres, no hubo suerte, finalmente tras una curva un cartel luminoso y bingo las dos últimas habitaciones adjudicadas. Era ya la hora de la cena así que escogimos un rincón con unos grandes ventanales que dejaban a nuestra imaginación lo que tras ellos había, el dueño del hostal nos redactó de memoria el menú: Zarajos, Morteruelo, ajoarriero, la tabla de embutidos con queso manchego y lomo de carne de caza etc., optamos por platos a compartir, la carta de vinos estaba agotada así que nos ofreció un vino de la casa que según el dueño era exquisito, brindamos por nuestro fin de semana y sentí como poco a poco mi lengua se transformaba en lija y que a su roce con los dientes se frenaba, pero eso no impidió que siguiésemos bebiendo; la risas iban aumentando y a su vez la temperatura corporal también, charlas, anécdotas, viajes en el pasado, llegó la hora del postre y de nuevo el dueño del hostal nos recomendó alajú, séquitos, borrachos y por último culminamos la noche con Resolí.  

Escuché gallos al amanecer el hostal permanecía aún en silencio pero mis ganas por coger la moto me  impedían coger de nuevo el sueño así que me puse en pie, estaba amaneciendo, me vestí y bajé para hacer algunas fotos. El paisaje tras los ventanales del rincón del comedor no defraudaron mi imaginación de la noche anterior, salí para ver las motos y estaban intactas sólo una pequeña capa de escarcha sobre ellas, miré hacia arriba, tres banderas sondeaban en el mástil, la Europea la Española  y la de Castilla-La Mancha tiesas como el almidón y pensé: que estaban asi por la helada aunque más tarde caí en cuenta que eran de metal.Regresé al comedor y allí estaba Gema sonriente pero sin prisa, me dijo que tenía una sorpresa para mí que teníamos que hacer algo de tiempo, así que doble inquietud me empezó perturbar, una risa nerviosa se apoderó de mí, mientras preparábamos el equipaje en la moto y con gran intriga escuché llegar una moto, era una facer naranja, paró junto a las nuestras y deparé  en su matrícula, era de Suiza y pensé : otro loco motero solitario recorriendo mundo, ¿cuando llegaría nuestra hora de hacerlo?
Levantó su visera, pegó un salto de la moto y… pero si es Emilio le dije a Gema y ella asentía con un sí y no paraba de reír… Yo aún no le conocía en persona pero tanto oír hablar de él y tantos meses siguiéndole por la red que la sensación fue que ya le conocía desde hacía tiempo… presentaciones sobraron pero un gran abrazo y otro café sí que nos tomamos; nos faltó tiempo para subirnos en nuestras motos y tomar rumbo al Parque natural de la serranía de Cuenca, tomamos las curvas en perfecta armonía carreteras estrechas y olvidadas curvas pronunciadas que nos regalaban un paisaje a cada cual más impresionante, rapaces sobrevolando y de repente en una altiplanicie lo más parecido a un poblado indio abandonado, ramas secas sobrepuestas a modo de adorno a un lado y otro de la carretera, fotos, vídeos, silencio….

Un par de horas después llegamos al nacimiento del río cuervo, más de una docena de veces estuve allí pero nunca desde esa ruta y tampoco nunca escuché tan perfecta definición de ellas…

“Nunca vi salir un río de un bosque” 

Dijo Emilio. Para él era la primera vez que estaba allí y su cara de sorpresa era como la de un niño desenvolviendo un regalo. Cuenca fue testigo de aquel maravilloso fin de semana en moto, de nuestras risas y complicidad, de nuestra alegría y amistad y como siempre que cortas se hacen las  horas y los días cuando lo pasas bien , sin duda, no será la última vez»

2 Comentarios

  1. Un saludo Gema empiezo.diciendote ( chapó) lo as bordado.si antes tenía ganas de conocerlo ahora más,tu blog es increíble con grandes viajes y otros más pequeños pero no menos enriquecedores como éste,la narración es esquinita y no deja de sorprenderme cada rincón de Cuenca es un tesoro que lo dejas plasmado en tu blog ,te seguiré leyendo .

    • Gema de los Reyes Contestar

      Mil gracias, no sabes lo que me reconforta leerte y lo que me anima a seguir escribiendo día a día. Viajar siempre es un placer, siempre digo que cada lugar tiene lo suyo, es maravilloso ir al exótico Bután, que sin duda era el sueño de mi vida, pero también es maravilloso recorrer pequeños y cercanos lugares que son auténticas joyas. Cuenca es una ciudad de ensueño y sus alrededores también, así que a ver cuando te animas y te bajas que estoy segura de que te va a encantar. Mil gracias y muchos besos

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