La capital de la región Occitania conocida como la ciudad rosa por la tonalidad característica de sus ladrillos, es la cuarta ciudad francesa más poblada y uno de los mayores centros de oferta cultural del país por su gran ambiente estudiantil. Toulouse equilibra a la perfección la idea de ciudad moderna con su historia. Antigua capital visigoda, es hoy una gran capital de la aeronáutica y del espacio.
La gran explanada ubicada entre las callejuelas del centro histórico que alberga el edificio más emblemático de la ciudad, es la conocida Plaza del Capitolio decorada con una gran cruz occitana y rodeada de soportales donde confluyen diferentes comercios, cafés, hoteles, etc. Su gran edificio de fachada neoclásica alberga la sede del Ayuntamiento y del Teatro de la Ópera. El Capitolio que fue construido entre los siglos XV y XVI es una belleza por fuera pero mucho más por dentro gracias a las decoraciones de sus interiores salas, destaca la Sala Henri Martin y la Sala de los Ilustres por sus frescos ubicados en el techo de la misma. En la misma plaza destacan los frescos realizados por el pintor Raymond Moretti ubicados en unos soportales frente al ayuntamiento y el Hotel Grand Balcon lugar donde se alojaban los pilotos de la compañía Aeropostale que llevaban el correo entre Europa y América del Sur. Actualmente todavía se conserva intacta la habitación en la que se alojaba Antoine de Saint Exupery, el autor de El Principito. Rodeando a la plaza surgen varias calles peatonales comerciales llenas de restaurantes, bares, lugares de ocio, patios interiores, donde se puede ver esa otra cara de la ciudad, la moderna ciudad estudiantil que día a día cubre las calles con ese id y venid de estudiantes. A raiz de los patios, es una de las cosas que más me gustaron de la ciudad, actualmente no se pueden ver muchos ya que son en su mayoría privados, pero si os acercáis a la Oficina de Turismo os dirán cuáles son visitables y además os recomendarán algunos tours que se realizan por los mismos.
Una de esas calles, Rue Du Taur, nos lleva a la basílica románica de St. Sernin fechada a finales del siglo XI. De su exterior destaca su precioso campanario octogonal visible desde cualquier lugar céntrico de la ciudad y de su interior su bello órgano así como las reliquias que se encuentran en el interior de la cripta. El espectacular templo es una etapa fundamental del Camino de Santiago y es patrimonio mundial de la UNESCO. Otro de los edificios religiosos del centro de Toulouse que no hay que perderse es el antiguo Convento de los Jacobinos construido en los siglos XIII y XIV y convertido hoy en monumento nacional. Su iglesia, de estilo gótico me llamó mucho la atención ya que el altar estaba situado en el centro de su única nave. Lo primordial del edificio es su fascinante bóveda en forma de palmera. Cerca también podemos visitar la iglesia de la Daurada, donde podemos encontrar a la Virgen Negra en su interior. Aunque la ciudad tiene una catedral, esta queda relegada por las anteriores bellezas, pero aún así tiene su interés arquitectónico. Saint Ettienne data de 1071 y es especial ya que al estar sometida a numerosas reformas, de ahí el apodo de la “Catedral inacabada” está compuesta por elementos arquitectónicos de diversos periodos, encontrando una parte románica en la zona de la nave y elementos góticos en la zona del coro.
Pero la ciudad además de edificios religiosos, contiene un gran número de edificios renacentistas que son auténticos palacios que muestran los tiempos en los que la ciudad era rica gracias al comercio de la hierba pastel, la cual era utilizada para teñir prendas de vestir con un color azulado muy característico de la zona. Actualmente muchos de ellos no son visitables pero todavía quedan algunos a los que se puede acceder y poder disfrutar de sus increíbles patios, torres o escaleras de caracol.
Por ejemplo encontramos el de Palacio D’Assezat que además de tener un fascinante patio central, alberga el Museo Bemberg, el de Brucelles o el Dumay, donde se accede al Museo de la Vieja Toulouse. En cuanto a museos se refiere, también encontramos el Museo de Les Abattoirs ubicado en un edificio de ladrillo de los antiguos mataderos convertido hoy en museo y donde destaca un gran telón pintado por Picasso en 1936 titulado “El despojo del Minotauro con traje de Arlequín”.
Además también se puede visitar en la orilla del río el Espace EDF Bazacle, antiguas turbinas eléctricas cuyo edificio se ha rehabilitado y hoy cuenta con varias salas de exposiciones que centran sus temas en las energías renovables. No hay que dejar de subir a tomarse algo a la terraza desde las vistas son bastantes bonitas.
Como es habitual en mi, no me quise perder esa parte de las ciudades que tanto me gustan así que me acerqué al famoso Mercado de Víctor Hugo donde además de encontrar buenos puestos de comida también hay restaurantes donde degustar sus productos. También hay otros mercados que bien merecen una visita. El mercado callejero que se encuentran en la Plaza del Capitolio en días alternos y que versa sobre alimentos biológicos, el Mercado del Boulevard de Strasbourg de frutas y verduras , el que se celebra los fines de semana junto a la Basílica St. Sernin que es de productos de segunda mano y por supuesto el Mercado Saint-Cyprien que es uno de mis favoritos, donde se pueden encontrar ediciones de libros provenientes de diferentes coleccionistas.
Y por último no se nos puede olvidar los bonitos paseos que ofrece la orilla del río Garona que es la columna vertebral del cambio que se está produciendo en la ciudad.También es muy bonito coger un barquito y navegar por el canal Midi. Este canal es el más antiguo de Europa y fue declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1996.
Pero si hay una imagen bonita y digna de fotografiar de la cúpula del hospital de la Grave al atardecer, es la que se puede realizar obtiene desde la escalinata del Saint-Pierre. Y si lo que queréis es una bonita toma de la ciudad desde las alturas, os recomiendo que no dejeis de acercaros a las Galerías Lafayette que tiene una terraza estupenda y tendréis Toulouse a vuestros pies.
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