La Provenza: el gran lienzo de Francia 

Situada al sureste del país, la región de la Provenza-Alpes-Costa Azul es una combinación perfecta de campos de lavanda, profundos cañones, pintorescos pueblos y bellas ciudades donde la historia y el arte se mezclan dejando espacio a la imaginación, sin olvidar sus largas playas rodeadas de carreteras secundarias que discurren junto a los acantilados con un majestuoso telón de fondo del mar Mediterráneo. 

La bonita y popular ciudad de Arlés a orillas del Parque Natural Regional de Camargue es conocida como la pequeña Roma. El teatro y anfiteatro junto a  sus adoquinadas callejuelas y la luz de sus coloridas fachadas hicieron que los principales pintores impresionistas y vanguardistas a principios del siglo XX eligieran la ciudad no sólo para vivir en ella , sino también,  para ser mostrada en sus cuadros, inevitable ver al gran  Vincent Van Gogh en cada uno de sus rincones. 

A través de estrechas y sinuosas carreteras nos dirigimos hacia el Parque Natural regional de Alpilles para llegar a dos populares lugares: Les Baux-de-Provence, pequeña villa medieval  amurallada enclavada en lo alto de un cerro y  Saint-Remy-de- Provence con su bonita y concurrida plaza tantas veces admirada por los grandes artistas expertos en cromoterapia y donde todavía hoy permanece el Hospital Saint Paul de Mausole donde el artista fue ingresado tras haberse cortado la oreja. Pero si hay un sitio donde comprobar la veracidad de la rueda de colores creada por Goethe, ese es el conocido como Carrieres de Lumieres: antiguas canteras de piedra caliza, convertidas en un decorado donde se realizan exposiciones multimedia relacionadas con los grandes pintores de la historia del arte. 

El asfaltado se estrecha y se revuelve para llegar a la ciudad de los papas,  Avignon, declarada Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. La gran fortaleza, uno de los edificios góticos más importantes de Europa, impone a primera vista junto con su plaza, la catedral románica y el Jardín Rocher des Dos.


A través de una tranquila carretera accedemos hasta la bonita localidad de Gordes, situada en un promontorio rocoso de los montes de Vaucluse en pleno Parque Natural Regional de Luberon. Su majestuoso castillo renacentista, sus empedradas y empinadas callejuelas han otorgado a la localidad el título de uno de los pueblos más bonitos del país. 

A partir de aquí continuamos por unos campos de lavanda azules o malvas  donde cada año sus flores esperan ser transformadas en perfumes o jabones; y así, atravesamos localidades como la colorida Roussillon con su famoso sendero de ocre, Apt con su famoso mercado de fin de semana, Bonnieux con sus bonitas vistas desde lo alto de su castillo o Fôret des Cèdres, un plácido bosque de cedros con antiguas casas típicas de la campiña provenzal.


Con este color y aroma difícil de olvidar, llegamos a una de las partes más divertidas del viaje donde el disfrute con nuestras grandes compañeras de viaje está asegurado. Estamos en el cañón más profundo del país, las Gargantas del Verdón, lugar excepcional para los amantes de la escalada.A través de unos veinticinco kilómetros se atraviesan puertos, túneles y recorriendo una carretera de sentido único se disfruta de una serie de curvas vertiginosas que si divertida es la primera,  más lo es la segunda. A lo largo del recorrido encontramos catorce miradores, además de localidades como Moustiers Sainte-Marie, famosa por su cerámica Castellane o La Palud. Si quieres saber más sobre estas fantásticas gargantas pulsa aquí y te llevaré a mi post específico.


Cuesta salir del cañón,  no porque esté mal indicado, sino porque una vez que llegas al inicio quieres volver a empezar; no se quiere abandonar y dejar atrás esa reserva natural con los más bonitos y espectaculares paisajes esculpidos a lo largo del tiempo; pero el viaje continua y nos espera la Corniche sublime que accedemos a ella  a través del Pont de l’Artuby para proseguir hacia las Corniches de la Riviera, las tres carreteras que recorren la costa azul situadas entre Niza y Mentón ofreciendo panorámicas espectaculares con esa luz radiante del Mediterráneo, de ahí que hayan servido de escenarios para películas como “Atrapa a un ladrón” de Hitchcock. Decía Blasco Ibáñez: 

“Mentón es el lugar más poético de la costa azul. Las personas que suelen frecuentar sitios como Niza o Montecarlo tal vez lo encuentren algo triste y mortecino, pero los artistas y escritores hallarán aquí el rincón que andaban buscando” 

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