La bonita carretera que une hoy Proaza con uno de los pueblos medievales mejor conservados de Asturias fue en la antigüedad Camino medieval por la que transitaban los habitantes de las aldeas antes de la construcción de la que existe hoy. El recorrido es una sucesión de curvas entre un paisaje natural de belleza abrumadora que según vas ascendiendo entre castañales y robles, más se va elevando ese color hasta que llegas a ese final donde encuentras una verdadera foto de postal.
Situado en lo alto del río Trubia y cerca de la conocida Senda del oso Vandugio como se le conocía en el siglo VIII, es hoy una parroquia medieval del Concejo de Proaza que cuenta con pocos habitantes y que gracias a su enclave y a su arquitectura tradicional muy bien conservada, ha conseguido obtener el título de Bien de interés cultural, con la categoría de conjunto histórico.
En el enorme marco verde que luce el pueblo se pueden localizar restos de sus orígenes. Aunque lo primero que se encuentra es del siglo VIII ya anteriormente se sabía que los romanos habían pasado por allí, de hecho existía en Proaza un Camín real de la Mesa que comunicaba Asturias con la meseta, y de esa época es el hallazgo de un “as romano” moneda que se utilizaba en aquella época para el intercambio de mercancías.
La torre de Tuñón, una de las torres medievales mejor conservadas del principado, se sitúa en la cima de la localidad asentada sobre un zócalo de piedra. Con planta circular y construida en mampostería y villarejo se sigue observado los blasones de la familia Tuñón, Miranda y Bandujo. Junto a ella se encuentra el Palacio con una torre de planta cuadrangular que data del siglo XVIII y que ha servido tanto de cárcel como de ayuntamiento en tiempos pasados.
Paseando por sus callejuelas o como dicen los lugareños por las caleyas nos encontramos casonas, hórreos y paneras, elementos tradicionales de la arquitectura asturiana. Estando bajo la torre una señora muy amable me contó la diferencia entre ellos. La panera es el resultado de la evolución de los hórreos (graneros) levantados sobre patas, que en Asturias se llaman pegoyos. Esas patas aíslan al hórreo del suelo para evitar que los ratones y otros animales trepen y se coman las cosechas que se guardan dentro.
La Iglesia de Santa María es la construcción religiosa de mayor antigüedad del Concejo. Data del siglo XII aunque hoy lo que se puede ver es la reforma llevada a cabo en el siglo XVIII. De su origen románico sólo conserva el presbiterio y parte de la única nave que posee. El ábside muestra una sencilla portada a los pies del arco de medio punto.
La pequeña localidad, que parece dormida en el tiempo, no hay que olvidar que hasta 1980 no llegaron a la preciosa localidad el agua corriente o la electricidad, mantiene herencias curiosas como la tradición secular en la que en su cementerio no hay lápidas. A los fallecidos se les «arropa con tierra y flores” tal y como lo describía una artículo del diario asturiano El Comercio. De gran interés cultural figura la fiesta de los difuntos, donde los habitantes del pueblo cubren con bellos dibujos de flores las tumbas, aquí no hay dueños de lápidas ni de nichos, simplemente cuando una persona fallece ocupa la tumba del que lleve más tiempo.
Otro lugar que me llamó mucho la atención y que está alrededor de unos 30 kilómetros de allí, ya en el Concejo Santo Adriano, es el antiguo molino del siglo VI ubicado en la boscosa zona de Sabadía.
Para llegar por la AS-228 hay un desvío que pone a Sabadía, se atraviesa un puente y luego se coge una pequeña carretera asfaltada aunque no en muy buen estado hasta la pequeña aldea donde en la misma plaza custodiada por una casa azul añil se pueden dejar las motos.
La construcción está ubicada en mitad de un bosque flanqueado por un arroyo. Además encontramos un pozo y lo que se supone que en su día fue una huerta. Aunque a primera vista parece una ermita ya que reproduce un claustro con varios capiteles, el lugar no está consagrado, esa forma ha sido una de las muchas reformas que ha sufrido el molino.
2 Comentarios
Hola Gema, conozco este rincón de Asturias es un lugar mágico un pueblo que parece no pasar el tiempo por el, para llegar hay que subir por una carretera bién empinada y bien asfaltada, cuando lo descubri me quedé prendado no sólo por el pueblo si no por las vistas al valle de Quirós y parque Natural las , gracias por tu Crónica
Además que sí, a mi me pareció de esos lugares que te gustaría mantener siempre en la retina por su belleza y por su paz. Muchas gracias por tus palabras, son igual de mágicas que este lugar. Besos