Donde mira el faro de Cabo Busto …

Infinidad, inmensidad, paz, tranquilidad, sosiego,   son las sensaciones que tengo cuando me asomo a los diferentes miradores de los acantilados que observan el Cantábrico. 

Esta costa, por lo general  abrupta, cortada en farallones y acantilados con espacios llanos donde el color verde  húmedo de su hierba te hace sentir una ráfaga de aire y las playas estrechas adornan sus bonitos pueblos pesqueros, contiene no sólo esos adjetivos sino también los de intriga, curiosidad, respeto, cuando admiro a esos vividores de la noche que se muestran imponentes y brillantes rompiendo con su luz la oscuridad, esos instrumentos unidos desde sus orígenes a la literatura y a los viajes. Aunque la palabra “faro”, deriva de la palabra griega “pharus” realmente el nombre de estas  encantadoras construcciones proviene de la isla de “pharos” donde se dio nombre a la fantástica torre que luego fue conocida como el “Faro de Alejandria”.
Ya en el siglo VII a.C  Homero se refería a la iluminación de los faros en su gran novela la Iliada,  diciendo: 

 “(…) Como aparece el fuego encendido en un sitio solitario de la cumbre de un monte a los navegantes que vagan por el mar ” . 

Los faros nacieron siendo hogueras encendidas en puntos estratégicos o suficientemente elevados para más tarde protegerse por estructuras para evitar vientos y lluvias. Los testigos de naufragios y  tormentas también llamados “cuidadores de esperanzas” son estructuras que señalan  a los navegantes la situación de la costa y que desde luego no es fácil muchas veces llegar a ellos, aunque en este caso sí lo sea. 
Siento auténtica debilidad por ellos, siempre los busco, los visito, los admiro, me encanta deleitarme con sus cúpulas y vidrieras. Álvaro Cunqueiro decía que el primer faro que se ve nunca se olvida y Paco Nadal va más allá diciendo que el primer faro es como un primer beso. 

El Faro de Cabo Busto forma parte de la ruta que estoy llevando a cabo por etapas que es la visitar los  187 faros que hay en nuestro país que en su mayoría han perdido su funcionalidad debido a las nuevas tecnologías de la navegación y la comunicación. Actualmente permanecen en funcionamiento unos cuarenta y el resto se han quedado como testigos de un tiempo pasado dedicándose a otros menesteres tales como,   centros de interpretación, de arte, culturales, cafeterías e incluso hoteles. 

Esta zona además de ser un enclave paisajístico y ecológico realmente bonito, también tiene un gran interés arqueológico ya que se encuentra aquí el Yacimiento de Vallinas, el asentamiento neardental más antiguo del norte peninsular donde se encontraron un gran número de útiles de piedra tallada que se encuentran hoy en el Museo arqueológico de Asturias. Otro enclave interesante de la zona es el Pozu La Güera, un humedal donde habitan diferentes especies de flora y fauna y que es zona de paso para numerosas aves migratorias. Muy conocida para los amantes de los caminos es la ruta conocida como Senda de Busto, que comienza en el pueblo del mismo nombre y que discurre a través de fincas agrícolas,  pinares y robledales bordeando el acantilado con fantásticas vistas por ejemplo a Cabo Vidio, a pequeños islotes o  a playas como la de Busto o  Serrón.

Otro lugar muy conocido en la zona y que desde luego tampoco se puede dejar de visitar es la Pastelería Cabo Busto que nació en el verano de 2012 y que es  regentada por Jonathan González a quién cuando se le pregunta  cómo fueron sus comienzos y por qué fue ubicada en ese lugar contesta:

«Fue duro al principio pero aposté por la calidad y ahora estoy contento. Además he encontrado lo que quería: poder desayunar con mi abuela, pasear con mi madre, salir a correr por la senda de Cabo Busto, sentir cada día la brisa del mar (…)” .

Lo más famoso es su fantástico hojaldre reconocido entre los grandes pasteleros. Desde hace unos años impulsa la llamada “Tarta de Asturias” elaborada a partir de productos cien por cien asturianos y que contiene por ejemplo:  compota de manzana, mazapán de avellanas, mermelada de sidra, etc. 

La mirada del Faro de Cabo Busto desprende belleza. En la parte occidental encontramos entre otras cosas, la villa más blanca de la costa verde, Luarca, y en su parte oriental un bonito anfiteatro de casas coloridas, Cudillero.

Luarca, más parecida a una isla griega que a una preciosa villa marinera de fuerte tradición portuaria, se deja ver en una sucesión de viviendas encaladas con tejados de pizarra, formando uno de los conjuntos urbanos más bellos de la costa occidental del Principado. Pese a que la primera referencia a la villa aparece en el año 912 en un falso diploma del obispo Pelayo, su territorio se constituyó definitivamente a partir de la concesión en 1270 de la Carta fundacional de la Puebla de Valdés por el rey Alfonso X El Sabio.

A día de hoy todavía sorprende el tinte legendario lleno de historias de hombres con  parche en el ojo, que se descubre en el barrio cuyo origen proviene desde la Edad Media, denominado El Cambaral. Pero si hay alguna leyenda que ha permanecido en el tiempo es la que dio su nombre a este encantador barrio. Cambaral, jefe de una flota de piratas famoso por su extrema crueldad, fue apresado por los luarqueses dirigidos por el señor de la Atalaya. Mientras que estaba en las mazmorras, la hija de este señor, curó sus heridas al tiempo del que se enamoraba perdidamente de él llegando incluso a planificar su huida.  En el día señalado fueron descubiertos por el padre de ella que loco por su ira les cortó la cabeza a ambos uniéndose en un beso profundo justo donde años después se levantaría el llamado Puente del Beso. Un paseo por las estrechas callejuelas del barrio, cuyo topónimo hace referencia a un “lugar abundante de cangrejos”, te evoca a una inmersión profundamente marinera con  ese  sentir del viento, ese olor a salitre, ese canto de gaviotas que alcanza su punto más álgido en su parte alta, con la Mesa de Mareantes y navegantes, su cementerio, su faro  construido en el siglo XIX con los mismos parámetros del resto de los faros de la zona y su ermita  consagrada a la Virgen Blanca, conocida también como la ermita de la Atalaya o del Buen Jesús Nazareno construida en el siglo XVIII

El monumento levantado en honor al Nobilísimo Gremio de Navegantes y Mareantes, por el escultor y pintor Goico Aguirre consta de una mesa de pizarra junto a dos bancos y un panel semicircular en el que se representa una de las reuniones donde se organizaban las campañas balleneras y  se decidía si debían salir a navegar o amarrar sus barcos en los días tormentosos. En el lienzo de la murralla se ubican catorce paneles de cerámica de Talavera, elaborados a partir de las acuarelas de Gerardo Ortiz que narran episodios históricos y legendarios de la historia de la Villa desde el siglo IX al XIX. Se completa el conjunto con unos versos grabados del poeta José María Uncal que evocan el recuerdo de los desaparecidos en las aguas, así como un cañón y un ancla.
Era curioso como antiguamente los pescadores tomaban las decisiones. Cada miembro portaba una piedra que podía ser arrojada a una barca o permanecer sobre la mesa. Si al final de la votación había más piedras en la mesa, la flota quedaba amarrada, en cambio,  si figuraban más piedra sobre la barca, cada cual decidía el riesgo de salir a la mar.
El cementerio, entre los diez más bonitos de España, se sitúa en un lugar privilegiado. Allí están enterrados ilustres personajes como Severo Ochoa, el escritor y periodista Evaristo Casariego o la poetisa Nené Losado.

El río negro transcurre serpeante por la villa otorgando una bonita imagen a través de sus siente puentes, siendo el más fotografiado  el Puente del beso , llamado así fruto de la leyenda antes comentada. Ubicado en las proximidades del barrio de la Pescadería, si se asciende a través de sus callejuelas se llega a la Capilla de San Roque construida a finales del siglo XVII y al Mirador del Chano desde donde se obtienen una magníficas vistas de la localidad, además de los Jardines de la Fonte Baixa, más de veinte hectáreas de bonitas flores y piezas de gran valor artístico como por ejemplo columnas romanas, la mesa donde cenó Leonardo Da vinci, la puerta de un convento, etc.


Ya en el interior de la villa podemos ver la Iglesia de Santa Eulalia que pese a que su origen proviene de la Edad Media, ésta fue totalmente reconstruida en el siglo XIX. La plaza de Alfonso X el Sabio, donde se encuentra el Ayuntamiento y en sus cercanías el Palacio de los marqueses de Gamoneda que alberga la exposición permanente de Severo Ochoa y la Oficina de Turismo. Al otro lado del río y atravesando la plaza de la Constitución se encuentra una de las calles más pintorescas de la ciudad, la calle Olavarrieta conocida como los “escalerones” que asciende hasta el Palacio del Marqués de Ferrera, actual sede de la Casa de Cultura.

Foto de @vanesagordita

A las afueras de la localidad está el barrio del Villar con el mayor número de casas de indianos que se encuentran en Asturias. Éstas casas construidas gracias a las grandes fortunas traídas desde las India a la vuelta de los viajes de emigrantes españoles en los siglos XIX y XX constituyen un claro ejemplo de elementos arquitectónicos y decorativos traídos del mundo exterior. De todas los edificios cabe destacar Villa Excélsior, Villa Cristina, Villa Mercedes, Villa Barrera, Villa La Argentina, etc.

Con una estampa de pueblo abalconado lleno de coloridas casas, Cudillero en el que todas sus calles saben a mar,  forman un anfiteatro natural que comienza en la plaza de la Marina repleta de restaurantes y tabernas hasta el Pico pasando por el Faro, la Garita y la Atalaya.

Pasear por este espectacular escenario marino es un regalo para los sentidos, se camine por donde se camine siempre se acaba en la única llanura disponible del entramado de callejuelas. La antigua lonja de pescados es hoy el Aula Didáctica Los Pixuetos y la Mar, donde se cuenta la historia de la localidad. En la localidad encontramos la Capilla del Humilladero con rasgos góticos que corresponden al edificio más antiguo de la villa conservándose aún parte de su estructura original, el cual, alberga un Cristo muy venerado por los lugareños. Y también encontramos la Iglesia de San Pedro levantada por iniciativa de los vecinos en 1553 de época renacentista pero de estilo arcaizante. En su interior podemos encontrar tallas de gran calidad como la de San Francisco de Asís, realizado en el primer tercio del x. XVII

4 Comentarios

  1. Que bién escrito, nadie como tú para hablar de mi tierra (Asturias) y dentro están estos pequeños pueblos tan bellos que es un lujo para el viajero, un beso Gema

    • Gema de los Reyes Contestar

      Muchísimas gracias por tus palabras, me encanta que te guste. Asturias es una regalo para los sentidos, todos los adjetivos positivos que se pongan al hablar de ella me parecen pocos. Besos

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