Pedraza…ceremonia de piedra y edificación medieval

En el antiguo concejo de Las Vegas en tierras segovianas, al pie de la misma carretera SG-P-2322 y cerca de la bonita Pedraza encontramos la ermita románica de Nuestra Señora de las Vegas. Declarada Monumento Histórico-Artístico desde 1969, fue restaurada eliminando los muros que cegaban su galería porticada dejándose ver esos maravillosos siete arcos separados en dos tramos por una puerta de dos arquivoltas con guardapolvos sobre jambas. Los citados arcos apoyan sobre columnas cuyos capiteles están muy decorados; como principales iconografias podemos encontrar, desde cabezas entre volutas, centauros, sirenas, pájaros, etc.

Siguiendo la misma carretera se empieza a divisar unas preciosas casas de piedra en las alturas, recuerdo la primera vez que fui con la moto que pensé «espero que haya un parking cerca porque tiene una pinta de tener unas cuestas considerables». Pero no, no hay parking antes de entrar en la preciosa villa, pero también es cierto, que tampoco las cuestas son considerables; suelo adoquinado y tras pasar la puerta que sirve de entrada y salida a la villa conocido como Arco de la Villa donde se puede ver el escudo de Íñigo Fernández de Velasco , a la izquierda tras pasar por la Vieja Cárcel se llega a una gran explanada donde no hay ningún problema para dejar la moto más allá de la arenilla típica que a veces tanto molesta.

La Vieja cárcel es una de las visitas más realizadas en la localidad, se han conservado tanto las oscuras celdas como la sala de prevención donde se retenía con grilletes a los presos. En las celdas se reunían hasta quince presos y los que eran condenados por delito de sangre eran arrojados a la mazmorras de donde no volvían a salir. En la visita guiada te cuentan que cuando se realizó la restauración para ser abierta al turismo, aparecieron numerosos cadáveres.

La bonita villa medieval, es una de las mejores conservadas del país y ofrece al visitante una auténtica ceremonia de piedras y edificaciones medievales. Dicen que Pedraza de la Sierra, que así es su nombre completo, se perfuma cada día con el humo de las chimeneas y la preparación lenta y artesanal de un buen cochinillo asado segoviano. Este pequeño espacio de casas blasonadas (casas edificadas en piedra, propiedad normalmente de las nobles familias de los municipios que solían exponer sus escudos señoriales) iglesias románicas, plazas porticadas, calles adoquinadas es la compañía perfecta para degustar su maravillosa gastronomía.

La villa tuvo su mayor esplendor durante los siglos XVI y XVII debido a la calidad de la lana de oveja merina que se exportaba a otras regiones del norte de Europa. Pero la localidad había nacido mucho antes y con otros nombres que precedieron al actual, Petraria en época romana, Petrazán o Petracia Serrana. Todavía se puede observar la antigua muralla del siglo XV que fue rehabilitada en el año 2011.

El centro de la localidad es su porticada Plaza Mayor o Plaza del ganado, con sus casas de color tierra donde todavía sus fachadas desprenden innumerables símbolos heráldicos de algunas de las familias más poderosas de Castilla. La Iglesia de San Juan Bautista en cuyo interior encontramos elementos del barroco, además de perdurar otros elementos del siglo XIII como la pila bautismal, alberga la imagen de la Virgen del Carrascal patrona de la localidad. La fantástica balconada del ayuntamiento es una de las imágenes más fotografiadas de la preciosa villa.

Pasear por la Calle Real o por la Calle Mayor es una auténtica delicia, el espacio parece suspendido en el tiempo. La gran riqueza que ofrecen sus fachadas y la armonía en los trazados que se admira en toda la localidad, ha servido de escenario, para la realización de series de televisión tales como Águila Roja, Isabel, Toledo, etc.

Ubicado en el lugar más alto y privilegiado de la localidad y alrededor de un precipito y un foso, se encuentra el castillo, desde donde se observan unas bonitas vistas. Construido en el siglo XII sobre restos de fortificaciones anteriores romanas y árabes, fue reedificado en el siglo XV por la familia de los Herrera. Desde ese momento ha sufrido varias edificaciones ya que ha tenido varios dueños como por ejemplo: los Duques de Frías o la Familia Velasco. La bonita fortificación ha sido escenario de leyendas y testigo de momentos históricos, como la prisión de los hijos del rey Francisco I de Francia. El castillo, abierto al público hoy, alberga también el Museo del pintor Ignacio Zuloaga, quien compró el castillo en 1926 y tras arreglar sus torres montó en una de ellas su taller.

La preciosa villa también es famosa por dos eventos reconocidos a nivel nacional.

La Noche de las Velas  escenario idílico que invita a soñar a los miles de turistas que visitan la localidad durante el primer y segundo sábado de julio. La gran fiesta espectacular convierte a la localidad en un escenario mágico cuando llega la noche, al caer el sol, se empiezan a encender las más de 60.000 velas por todos los balcones, ventanas, calles y todos los rincones del pueblo, desapareciendo el alumbrado público. Además se organiza el Concierto de las Velas en la plaza y durante más de tres horas, el sonido de los violines inunda el espacio haciendo que la atmósfera sea todavía más mágica.

Durante sus fiestas patronales, que se celebran a primeros de septiembre, se lleva a cabo la procesión con la imagen de la Virgen y sus famosos encierros. Cuidado porque durante esos días si visitais la localidad, a una hora determinada cierran las calles con unas puertas de metal que dan a la salida del pueblo y tendréis que esperar a que pasen los toros para que os dejen salir de la ciudad, lo digo por propia experiencia.