Rider, nos vemos en la carretera

Con esta frase te despedían los responsables de la 1ª edición de la Levante Rider organizada el pasado día treinta de octubre en la Comunidad Valenciana.

La salida y llegada se realizaba en el mismo punto, en la bonita localidad de Sagunto cuyo casco antiguo se sitúa en la falda de su castillo. Convocados a las ocho de la mañana, sin todavía haber amanecido completamente, alrededor de ochenta motos nos situábamos en la Avenida Pianista Mario Monreal con el fin de ir saliendo en grupos de cinco en pequeños intervalos de tiempo. 

Amenazaba lluvia cuando uno de los organizadores nos daba pautas para la realización de la ruta, pese a que en la bolsa entregada  donde figuraba el dorsal (número de matrícula), camiseta, mapas, pegatinas, abridores de botellas, etc., también incluía una Guía de navegación donde te explicaban paso a paso por dónde transcurría la ruta, además de dónde detenerte para llevar a cabo alguna visita o realizar algunas de las bonitas fotografías que te encontrarías en el camino. 

Con el casco puesto y a punto de salir nos despertaron de inmediato;  pude comprobar que estábamos en la comunidad autónoma del ruido, y así, con fuegos artificiales y el cielo lleno de color, se inició la ruta atravesando ese gran arco proporcionado por uno de los patrocinadores Metzeler. 

Constaba de seis puntos de control  donde pondrían el sello al pasaporte, ofreciendo en varios de ellos consumiciones tanto de comida como de bebida.

El primer punto se situaba en el Puerto de Sagunto, en el Monumento al segundo horno alto que permanece a día de hoy recordando aquellas robustas  instalaciones de la empresa  Alto Hornos del Mediterráneo, de la década de los 70. Tras pocos kilómetros nos adentramos en unas bonitas y sinuosas carreteras que pese a que el pavimento estaba difícil  por haber estado lloviendo toda la noche anterior, no dejaba de ser un placer rodar por ellas sin mayores complicaciones, reduciendo la velocidad y elevando la precaución debido a la humedad de las mismas. 

El trayecto de Chóvar a Eslida por la CV-219 es realmente precioso, en el mismo puerto de Eslida hay un mirador donde se puede observar la espectacular Sierra de Espadán.  Tras pasar el segundo punto de control que estaba en el restaurante Casa Paquita y tomar un te degustando unas cocas saladas, nos dirigimos hacia el encantador y pintoresco pueblo de  Aín, población de origen musulmán  dejando atrás el famoso túnel de 360º. Tras atravesar varias localidades como Alcudia de Veo, Tales, Onda, etc., nos dirigimos hacia la localidad de Ribesalbes situada entre  bosques de pinos y encinas  a orillas del río Mijares. En la guía de navegación ya señalaban que esta población era conocida por su tradición alfarera y desde luego se pudo comprobar, ya que había muestras de ese subsuelo de arcilla  en los laterales de la carretera. 

Con dirección hacia la zona del Maestrazgo, nos dirigimos hacia el siguiente punto de control situado en la Tasca Atzeneta situada junto al ayuntamiento de la localidad que lleva el mismo nombre donde ofrecían otra consumición con bocadillo. 

La ausencia de lluvia continuaba  cuando nos dirigiamos  hacia el siguiente punto que sería Morella donde se realizaría la comida. En este tramo disfrutamos mucho de la ruta, el pavimento estaba más seco y la bonita carretera transitaba por pueblos como Culla, incluido en el listado de pueblos bonitos de España,  por el Coll d’Ares, localidad situada en un promontorio coronado por las ruinas de un castillo y así con un tramo sinuoso y de buena trazada llegamos a la capital de la comarca de Els Ports, la joya medieval de la provincia,  Morella, considerada como uno de los pueblos más bonitos de España, gracias a que fue construida sobre un peñón en forma de cono truncado y coronada con un imponente castillo. 

La comida se realizó en dos restaurantes en la entrada de la localidad, (El Cazador y el El Rincón de la Parilla). En mi caso me tocó en el Cazador y se podía elegir entre tres primeros (entremeses, sopa y olla) y un segundo que ya se había elegido entre codillo o carrillada cuando elegías la opción de carne. A la buena comida se le sumaron risas, anécdotas y un montón de historias que cada uno de los comensales quiso compartir, y así con un fantástico ambiente proseguimos la ruta hacia Cinctorres para cruzar Portell de Morella y así alcanzar el Puerto de las Cabrillas. 

Proseguimos hasta Iglesuela del Cid, declarado Conjunto histórico artístico ya que posee bonitos ejemplos de arquitectura civil y religiosa; continuamos hacia Pobla de Bellester para adentrarnos ya en Aragón en busca de Mosqueruela y así profundizar hacia el Parque Natural del Maestrazgo para llegar a Puertomingalvo con un pasado cultural completo, ya que contiene restos de la cultura íbera, romana y musulmana y perteneciente al ya mencionado listado de Pueblos bonitos de España.

Con dirección al último punto de control antes de la llegada al final de la ruta, transitamos por otra bonita carretera atravesando bellas localidades como Villahermosa del Río para sellar en el Bar Jarque, ubicado en San Vicente de Piedrahita. 

Y ya con vistas a dirigirnos hacia la etapa final, proseguimos hacia uno de los referentes moteros de la zona,  Montanejos cuyo mirador del puente ofrece bonitos paisajes y vistas   de la localidad. Esta etapa transcurre por una zona muy conocida entre los amantes de las dos ruedas de la zona. Cruzamos Higueras, Pavias para adentrarnos en la Sierra de Espadán con dirección a Villamalur. A partir de aquí el asfalto empeora, la ruta transcurre hacia Matet por una carretera muy pequeña  y cayendo la noche. Es una pena, la zona es preciosa pero no hay tiempo de recorrerla tranquilamente, con lo cual acortamos camino. Porseguimos hacia Peñalba, Soneja con dirección a Sagunto

A la entrada a Sagunto nos encontramos con varios grupos del resto de los participantes que también van llegando.  Sonrisas en sus caras y una gran satisfacción cuando uno de los organizadores pone el último sello en el pasaporte;  nuevamente una sonrisa que se ve plasmada en la fotografía final que junto a la  bonita mezcla de colores en los sellos de los pasaportes y con un telón de fondo en el photo call de la Levante Rider, todos dicen:

¡El año que viene repetimos!

Puesto que no hay mejor manera  que recordar un evento con las imágenes y las palabras de las participantes, grabé algunas de las opiniones de los mismos.  Alguna de las personas iban en mi grupo. Pedro, un venezolano afincado en Valencia, con el que pasamos un fantástico día.   Otras, como Jesús, que  había conocido la noche anterior y que sin duda puso muchos momentos de risas contando sus anécdotas por el mundo. Nico, gran amante de la fotografía con el que compartí muy buenos momentos durante la ruta y muchos más que seguro compartiremos;  y otras personas que no había visto durante el día pero que sí coincidimos en el último momento.  A todos ellos muchas gracias por su amabilidad, generosidad y colaboración  en este post que sin ellos sin duda no hubiera sido lo mismo. 

Y para finalizar el día, no me quería ir sin hablar con los organizadores Baltasar Ruiz y Plácido Berzosa, así que en un momento que les ví tranquilos, me acerqué a ellos para recoger sus impresiones y que me contaran de dónde  había surgido esta idea. 

A ellos,  gracias por sus palabras,  su tiempo  y por su fantástica organización, por estar muy pendiente de todo y por conseguir que los participantes pasáramos un día genial. 

Y volviendo a su trabajo dejando entrever en la parte trasera de sus camisetas 

¡Rider, nos vemos en la carretera!

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