Melnik, la ciudad más pequeña de Bulgaria

Ubicada en el suroeste de país y perteneciente al municipio de Sandanski en la provincia de Blagóevgrad, la pequeña y bonita ciudad de Melnik posee una gran reserva arquitectónica además de un paisaje curioso y único en el país. La encantadora ciudad se encuentra en medio del valle rodeada de pirámides de arena, de ahí su nombre ya que en antiguo eslavo “mel” significaba “arcilla blanca”. 

El fenómeno natural visible desde cualquier punto de la ciudad, cubre una superficie de cincuenta kilómetros cuadrados.   Estas pirámides naturales formadas por arena y arcilla en las capas más superficiales, se van erosionando por las múltiples lluvias y así la arcilla forma una especie de revoque natural que además de cumplir la función protectora ofrece esas peculiares formas (conos, obeliscos, triángulos, etc.,) que se moldean lentamente con el paso del tiempo.  Algunas de las pirámides alcanzan los cien metros de altura y en sus cimas crece variada vegetación fuertemente influenciada por el clima mediterráneo. Según datos de la Asociación Búlgara de Protección de las Aves, proporciona un hábitat adecuado a treinta y dos especies protegidas. 
Desde la ciudad se accede por numerosos caminos a las pirámides, y si se quiere subir hasta lo más alto, se encuentra protegiendo la zona el monasterio Rojenskia, patrimonio de la UNESCO. Aunque para mi el gran protector fue ese perrito que sale en la foto; me hizo de guía y de protector porque cada vez que me metía por un sitio donde no debía, ahí estaba él. Me hizo un recorrido que desde luego ningún guía humano podría haberlo hecho mejor.

La ciudad, por razones históricas sigue manteniendo su condición, aunque su censo no llega a las cuatrocientas personas. Al pasear por su calles todavía se ven restos del pasado; por allí pasaron tribus como los medos, los tracios, los eslavos, bizantinos, griegos y romanos, pero, fueron los otomanos los que realmente reinaron la zona durante más de cinco siglos. 
En toda esta zona la tradición tracia está muy extendida, y más, desde que el turismo ha llegado hasta allí, ya que hay múltiples recorridos para conocer la región en donde nació el gran Espartaco. Se cree que nació en la pequeña ciudad de Sklave, y que allí fue donde fue vendido él y su mujer como esclavos, de ahí, que durante el solsticio de verano se celebren unos juegos de gladiadores recreados por actores y asociaciones históricas en homenaje a este famoso personaje. También muy cerca de Melnik se encuentra Sandanski que es donde se encontraba el anfiteatro que en tantas ocasiones le vio luchar.

La pequeña ciudad tiene un encanto especial por muchos motivos; uno de ellos es que es la ciudad del vino del país. Aunque hay cinco regiones productoras de vino, esta es la más conocida y la que por su clima produce los mejores vinos, de ahí, que hasta Churchill comprara más de 500 botellas al año. Se pueden visitar varias bodegas como por ejemplo la de los Seis dedos y degustar vinos propios de la zona como el que se produce con la uva Shiroka Melnishka Loza. Además de las bodegas, en los alrededores de la ciudad hay muchas villas que producen sus propios vinos y que están encantados de mostrar sus vides y sus bodegas, al igual que la gente del pueblo donde les encanta enseñar sus pequeñas reservas excavadas en la roca. ¡Tremendo culto a Dionisio, Dios del vino! También se puede acceder al museo, donde a través de carteles, fotografías y demás te explican detalladamente la elaboración de sus vinos desde tiempos pasados.

Pero si hay algo que me gusta de esta ciudad es su gran tesoro. Con sus más de noventa y seis casas del Renacimiento búlgaro, la ciudad museo es un claro ejemplo de la arquitectura de los siglos XVIII y XIX. Actualmente sus casas son monumentos culturales, donde conocer cómo vivían los viticultores de otras épocas. Por ejemplo destacan casas como : La de los Boyares, la Kordopulov o la casa de Pashov. Las nuevas viviendas se construyen siguiendo los mismos parámetros estéticos para no desentonar frente a las antiguas, con lo cual todas las construcciones son blancas con tejados rojizos y en un máximo de tres alturas.

Sorprende ver como esta ciudad puede contar con tan gran número de grandes viviendas, pero empieza a ser entendible cuando paseando por la ciudad descubres numerosisimos restos de iglesias, por lo que demuestra que Melnik en otros tiempos fue una ciudad con mayor número de población. Destacan los restos de la Iglesia Metropolitana de San Nicola, en la parte central del monte de San Nicola. También la basílica de San Anthonii, que forma parte de la reserva cultural e histórica de Melnik, el monasterio de Santa Virgen Spileotisa, de gran valía cultural e histórica, etc.

4 Comentarios

  1. Estupendo leer esto, la próxima vez que pase hago noche y de gusto algún vino…. Gracias por mostrarnos el mundo desde tu pluma y tu cámara ❤️

    • Gema de los Reyes Contestar

      Mil gracias a ti por leerme y por siempre apoyarme, así es difícil dejar de escribir. Es un lugar curioso con mucho encanto y poco turismo. Hay mucha pista para off, te encantará. Besos y mil gracias

  2. Ana van der Sluis Contestar

    Vaya lugares interesantes, tomo nota de ello e invito a Dionisio por casa!! Jajajajaja

    • Gema de los Reyes Contestar

      Jajajaja te gustaría toda esa zona. Besos guapísima y mil gracias por tu comentario.

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