Ciudades imperiales marroquíes…

Casablanca es la mayor ciudad de Marruecos, considerada el centro económico y comercial del país. Al llegar fuimos directos a ver la Gran Mezquita Hassan II, construida en 1993, está situada en la playa cerca del puerto y de la medina, y se alza rematada por su minarete de más de 200 metros de altitud; en su cima hay un rayo láser que marca la dirección de La Meca, con un alcance de 30 km. Es preciosa, su interior es muy grande y su enorme techo lo sostienen un gran número de pilares; lo que más me llamó la atención es que el techo de madera de cedro puede abrirse y deja que el cielo se refleje en el agua del estanque del patio, para mí sin duda, lo mejor de Casablanca.
Al lado del puerto está la Medina,  que después de ver otras no despierta ningún interés en mi, salvo que puedes comprar alguna cosa típica del país y buenas especias a precios muy asequibles. Nos dirigimos a la zona denominada Ciudad colonial a través del Bulevar Hohammed V, donde nos encontramos una mezcla de edificios de diferentes estilos, de esta zona destacaría la plaza Mohamed V, la plaza de las Naciones Unidas. Pronto me di cuenta que esta ciudad no me estaba seduciendo así que montamos en el coche y le dije al conductor que nos hiciera una panorámica por la ciudad porque no quería perder demasiado tiempo y que nos parara en la Iglesia de Nuestra Señora de Lourdes en el barrio nuevo ya que había leído que este modernista edificio tenía unas fantásticas vidrieras y que luego nos llevara a La Corniche donde quería pasear por el paseo marítimo, tomar un te para después  seguir con nuestro recorrido. Lo que más me gustó de esta zona, que no deja de ser bonita con sus preciosas cafeterías, lujosos hoteles y mucha animación, fue el fuerte oleaje de la playa, de hecho como es muy peligroso bañarse,  alrededor de esta hay muchas piscinas de agua salada. No se si realmente no supe sacar la esencia de Casablanca porque no le dediqué tiempo, pero si voy a una ciudad y no me engancha desde el primer momento en el que llego, luego difícilmente me convence, Casablanca no lo consiguió.

Proseguimos el camino hacia Rabat, dirigiéndonos hacia la Explanada de la Torre de Hassan, son unas ruinas de una mezquita de origen almohade que estaba formada por la torre de más de cuarenta metros y rodeada de alrededor de doscientas columnas. Frente a la torre está el Mausoleo de Mohamed V – Hassan II, edificio construido en el 1969 con una decoración muy marroquí. En su interior se encuentran teólogos que están recitando el Corán día y noche. De ahí nos fuimos al Palacio Real, que está rodeado de varios edificios administrativos, una mezquita, el Gabinete Real, el Colegio real, etc., estas edificaciones son recientes aunque se ha querido mantener un poco el estilo almohade.

Al contrario de lo que me había sucedido en Casablanca, Rabat me estaba gustando y sabía que todavía no había visto lo que más deseaba ver, que era esa alcazaba de los Oudayas que tanto había visto y leído sobre ella. Nos dirigimos a la zona de la Medina, está situada cerca del mar, rodeada de murallas, me estaba sorprendiendo mucho lo limpia que estaba la ciudad. En esta zona visitamos la mezquita El Atiqa, las puertas de Bab Bouiba,  Bab Chellah y la Bab Mellah que es la más cercana al barrio judío, con acceso a la calle comercial de los Consules donde se venden unas alfombras preciosas, pero claro a unos precios bastante elevados. Paseamos por la calle Suiqa repleta de tiendas de artesanía y vimos el exterior de las mezquitas Jemaa de Muley Sliman y Jemaa Kebir. Y ya por fin nos dirigimos a la kasbah de los Oudayas, empezamos a caminar por esas entramadas y empinadas callejuelas que conforman el pequeño barrio amurallado donde el silencio reina dejando sólo espacio a las olas del mar. Estaba fascinada, sabía que me iba a gustar pero nunca pensé que me gustaría tanto. La kasbah está rodeada por una muralla del siglo XVI y otro tramo del XVII, tras acceder al denominado jardín andaluz, fuimos a tomar una coca cola al café de Moure, desde donde hay unas vistas espectaculares de la ciudad de Salé que está en frente. Proseguimos caminando por la kasbah admirando las casas pintadas de azul y blanco herencia de la arquitectura andalusi. Es curioso ver que en la mayoría de las preciosas puertas de entrada en las casas, figura la mano de Fátima, la mano de María o diversos símbolos con el fin de proteger el hogar y alejar a los malos espíritus de las casas. Todo lo que no me había gustado Casablanca, Rabat me había encantado, el día ya merecía mucho la pena.

Nuestra siguiente parada sería Meknes, ciudad situada a los pies del Atlas Medio. Esta ciudad imperial fue declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Consta de una fantástica medina, muchos minaretes y unas maravillosas puertas con unas decoraciones grandiosas. Nuestra primera parada fue la grandiosa puerta Bab Al Mansour, en frente está la Madraza Bou Inania que tiene una parte central realmente bonita. La medina al ser viernes está casi toda cerrada con lo cual la visita no fue muy productiva. Me llamó mucho la atención que pese a que los pocos comerciantes que vimos por la plaza nos invitaban a comprar no insistían como en otras ciudades de Marruecos, es una ciudad muy tranquila, quizá es porque era viernes pero fue una de las cosas que más nos sorprendió.

Proseguimos el camino hacia Fez, tenía muchas ganas de conocer esa ciudad, tenía grandes expectativas en ella y luego como pude comprobar no me decepcionó. Fez, ciudad imperial, es uno de los símbolos de Marruecos, su medina también es Patrimonio de la Humanidad desde 1981 y desde luego no es de extrañar porque es una auténtica maravilla. El primer sitio al que nos dirigimos fue a la fortaleza  y a un mirador para poder hacer unas cuantas fotos panorámicas de la ciudad. Después nos adentramos en la medina por la conocida puerta Bab bou Jeloud, y desde ahí salen dos de las calles más conocidas de la medina, Talra Kbira y Tala Saguira. La medina es un complejo mundo de calles laberínticas, nos detuvimos en las Madraza bou Inania y en la Madraza El Attarine, sin duda son lugares que enamoran, y estas más, son una auténtica maravilla la decoración de mármoles y madera de sus arcos, techos, etc. Accedimos también a la mezquita Kairaoine donde se encuentra la universidad más antigua, sólo te dejan asomarte pero no te dejan acceder  a su interior.

Me encantó la Plaza Saffarine que es donde están los artesanos del metal y como no podía ser de otra manera nos dirigimos a las curtidurias, el mejor sitio para verlo es desde alguna de las tiendas que hay alrededor, ya que todas tienen terrazas y puedes verlo desde la altura. Es impresionante el juego de colores y claro el olor también es fuerte pero totalmente aguantable. Es curioso ver esas cubetas repletas de cal y excrementos de paloma, donde introducen las pieles, para dar luego paso a las grandes cubas rellenas de tintes naturales, para luego finalizar en las manos de los artesanos que se ocuparan de darles forma y transformarlas en bolsos, zapatos, etc. Proseguimos caminando y recorriendo esta maravillosa medina y accediendo a todos esos rincones realmente mágicos y lleno de color.

*Si quieres viajar tranquilo y dedicarte sólo a disfrutar deja la seguridad a Viajes Mondo, pulsa aquí y podrás conseguir un 5% de descuento en tu seguro de viajes

Escribir comentario

Navigate

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies