Lago Inle…. la habilidad de remar con los pies

Rodeada de canales y marismas se encuentra la segunda superficie más grande lacustre del país de la eterna sonrisa.  Considerado como uno de los lugares más mágicos de Myanmar y declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO, los palafitos, casas, jardines y cultivos flotantes se sitúan a lo largo de los 22 km de largo y 10 km de ancho del lago.

Hablar del Lago Inle en la mayoría de las ocasiones, es hablar de los pescadores Intha, pero si te dejas llevar por las bondades del paisaje hay  mucho más que estos pescadores conocidos como los “hijos del lago”, los cuales, tienen una forma de pesca peculiar. Son verdaderos acróbatas que han desarrollado la destreza de remar envolviendo con una de sus extremidades inferiores un remo, manteniendo con la otra pierna en un perfecto equilibro su embarcación, dejando libres sus manos para poder manejar las redes elaboradas con madera o bambú. Se pueden encontrar en cualquier lugar del lago pero hay que diferenciar los que son verdaderos pescadores de los que están para la foto de los turistas. 

La escasa profundidad del lago facilita que los habitantes de la zona vivan en las orillas e islas y se dediquen al cultivo de las verduras, frutas, flores y a la recolección de algas y otras plantas acuáticas. El estado de Shan en general y el área del lago en particular son el hogar de muchos grupos de minorías étnicas del país, donde el más poblado es el pueblo shan, un grupo étnico que migró desde el sur de China, cuando fueron expulsados por los mongoles en el siglo XIII. Hasta 1948, el pueblo shan tenía una corte separada con su propio ejército y leyes. Cultivaban opio y se han convertido en el grupo étnico más poderoso de la montaña central de Myanmar. También se pueden encontrar otras minorías como, la Pa-o, Taung yo, Danu, Kayac y Danaw, que descienden de sus aldeas para ir al mercado. Estas minorías son fácilmente reconocibles, ya que se distinguen por sus prendas de vestir. El colorido es indescriptible y se funde entre la intensidad de los verdes y los azules haciendo juego con la vegetación y el cielo del entorno.


Los lugareños venden sus productos en los mercados que recorren las diferentes aldeas o incluso sobre el lago en sus mercados flotantes. Existe lo que se conoce como el mercado de los cinco días, mercado que recorre cinco pueblos o aldeas uno por día.  Los productos más demandados,  además de los productos naturales de fruta y verdura, son  la artesanía de madera o papel, ropa o complementos de seda y el tabaco. Como en todos los países asiáticos también se pueden encontrar cosas curiosas, a mi aquí me llamó mucho la atención la venta de hormigueros de hormigas rojas, ya que dicen que son las más proteínicas. El mercado más solicitado es el que se realiza en la población de Ywama, es un turístico mercado terrestre y flotante muy similar al que se puede ver en otros países como Vietnam o Thailandia.

El principal punto de acceso al lago es a través de la antigua capital de un importante reino  Shan, Nyaungshwe, situada en el extremo norte del lago. Está llena de restaurantes, hoteles, pensiones, etc., pero además, se pueden encontrar algunos puntos de interés, varios de ellos  alrededor del canal Mine Li.
El santuario budista más antiguo e importante de la ciudad, Yadana Man Aung Paya, se encuentra situado en el interior de un recinto cuadrado al sur del mercado de Mingala. Es una preciosa estupa dorada escalonada, típica de la arquitectura shan construida con la intención de respetar las ramas del budismo.

El Museo de la cultura ubicado en el antiguo palacio de ladrillo y teca muestra exposiciones sobre la cultura y la historia shan.

Situado a dos km de la ciudad los novicios comienzan sus estudios en el Monasterio Shwe Yaunghwe Kyaung. A través de sus ventanas ovales estos se muestran al mundo exterior, se les puede ver leyendo, realizando sus meditaciones, jugando, etc., son una de las imágenes más entrañables de la zona.

Más hacia el sur, está el Templo budista Yan Aung Nan Aung Hsu perteneciente al pueblo de Nanthe, cuenta con un Buda sentado de ocho metros de altura rodeado de seres celestiales realizados en estuco y los famosos chinthes, (guardianes que son mitad león, mitad dragón).

En el mercado de Mingala se reúnen los lugareños para comprar y vender sus productos. El día de su mayor esplendor es cuando coincide con el mercado de los cinco días.

La dulce parada en Kaungdaing no deja indiferente a nadie, ya que en esta famosa aldea se elaboran dulces de caña de azúcar que son realizadas en tiras exponiéndose al sol para secarse para más tarde ser infladas en un wok sobre brasas de carbón.

Pero sin duda, una de las visitas más esperadas del recorrido es Indein conocido como el bosque de estupas, y un lugar que tiene fecha de caducidad ya que está bastante derruido.  El primer grupo de estupas en ruinas conocidas como Nyaung Ohak destacan por su color naranja y están envueltas de vegetación, aún se aprecian los grabados en estuco de animales, devas y chinthes. Desde aquí una escalera cubierta sube la colina hasta la Shwe Inn Thein Paya, un conjunto de 1054 estupas construidas en los siglos XVII y XVIII que se asoman a las bonitas vistas del lago y del valle.  Hay otras dos estupas en ruinas sobre cerros cónicos al norte del pueblo. 

Centenares de viviendas flotantes realizadas en teca se ubican en Iwama, conocida como la Venecia del Myanmar. Es una población formada por un entramado de canales como no hay otra en todo el lago.  Fue el primer pueblo que se abrió al turismo por lo que allí hay muchas tiendas de souvenirs. Su gran belleza es contrarrestada por la cantidad de barcos turísticos que hay, pero se te olvida cuando fotografías el pequeño monasterio Aungun Mingalar Pagoda, situado al borde de uno de los canales. En el mercado flotante se puede ver a los lugareños en la compra y venta de sus productos deleitándose con los sabores de esos enormes puros birmanos -cheroot-, elaborados con tabaco de la región. Aquí también se encuentran algunas mujeres jirafas provenientes de Mae Ho Son en Thailandia, este no es su lugar, aquí están preparadas exclusivamente para el turismo, con lo lo cual para mi poco interesante, y aún más cuando recuerdo el viaje que hice allí hace muchísimos años, cuando todavía se las podía ver en sus quehaceres cotidianos.

Al lado oeste del lago, el Monasterio de los gatos saltarines, famoso por estar lleno de gatos. Su fama proviene de antaño, ya que desde épocas pasadas se entrenaba a los felinos para saltar a través de aros en las horas que había libres entre los recitales de escritura.  Actualmente es cierto que está lleno de gatos, pero ninguno salta, quizá lo más destacado sea la colección de antiguas imágenes de Buda que se encuentran en la gran sala de meditación, la cual fue construida en madera de teca y decorada en vivos colores.

Ubicada en la aldea de Tha Lay se encuentra el enclave budista más sagrado del sur del estado Shan, la Pagoda Phaung Daw Oo. Consta de cinco plantas y en su interior hay cinco figuras antiguas de Buda cubiertas como es habitual de pan de oro, que a día de hoy ya no son casi reconocibles, por el gran número de ofrendas realizadas por los lugareños. Estos compran láminas de pan de oro y los hombres (no está permitido acercarse a las mujeres a los Budas) suben a situarlas sobre los cuerpos de las mismas a modo de ofrenda.
Durante su festival anual Kandawgyi, fiesta que se realiza en todo el país para festejar el fin de lluvias y alejar los malos espíritus, cuatro de las cinco reliquias son colocadas en una barcaza con forma de pájaro mítico y hacen un tour durante dieciocho días alrededor del lago parando por las noches en las aldeas para que los lugareños puedan venerar las imágenes.

La aldea flotante de Nampan, donde sus cristalinas y calmadas aguas reflejan como un espejo las curiosas construcciones adaptadas al medio es un auténtico regalo para los sentidos. Estos palafitos son necesarios por un lado, para evitar las crecidas de agua y por otro, la entrada de animales. Myanmar, es uno de los países con más número de serpientes venenosas del continente asiático.  Su principal templo es la pagoda de Alodaw Pauk, santuario antiguo que alberga un fabuloso Buda incrustado con gemas. 

Además de sus palafitos reflejados en las transparentes aguas, la aldea también es conocida por la elaboración de puros, se puede visitar la fábrica donde las mujeres explicarán muy amablemente su elaboración y los diferentes tipos que hay. Los cheroots se realizan mezclando hojas de tabaco con hojas secas de otras hierbas, como anís, menta, piña, plátano, e incluso con miel, que aparte de dar sabor retrasan su quema, durando incluso hasta el doble tiempo que un cigarro normal. Los más típicos son los cigarros finos, pero también los hacen más similares a los puros, envolviéndolos con hojas de maíz, estos son los más demandados por las mujeres birmanas.

Cada aldea o pueblo está destinado a un tipo de artesanía, por ejemplo en Nan Tan lo famoso es la dedicación a objetos de papel. En su fábrica las demostraciones y sus artículos son muy interesantes. Me fascinaron las típicas sombrillas, sus colores y dibujos pueden tener un significado particular, por ejemplo, las amarillas o púrpuras son las utilizadas por los monjes budistas.

En Phaw Khone encontramos las fábricas de tejido. Aunque estas fábricas están orientadas al turismo si se quiere conocer la artesanía de la zona, visitándolas se puede entender bastante bien la fabricación y elaboración de sus artículos. Dentro de las fábricas de los tejidos, hay una que es la más especial y es donde se elaboran los tejidos utilizando como materia prima la flor de loto. En esta zona se elaboran más tejidos con la flor de loto que con la seda, pero como ésta es más barata, los lugareños traen seda de Mandalay y aquí en las fábricas las convierten en longhis, pashminas y otras prendas tradicionales de Myanmar para su posterior venta al turismo.

Pero no a todos los lugares interesantes del lago hay que llegar en barca. Hay aldeas donde llegar a ellas en bicicleta es una auténtica delicia, por ejemplo Maing Thauk, curiosa aldea ya que la mitad está sobre tierra y la otra mitad sobre agua y se unen a través de un puente de madera de 411 metros; o el Red Mountain State Vinyard, una colina con viñedos donde se puede degustar vino birmano.

Lo bonito de estos paseos en bicicleta no es buscar un destino fijo, llegar, fotografiar y volver, sino disfrutar de cada paisaje, aldea, monasterio, colegio o templo por los que vas pasando deteniéndose ante esas sonrisas que siempre serán únicas e irrepetibles.

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