Baeza… siguiendo los pasos de Antonio Machado

La ciudad  que acogió durante unos años al gran poeta Antonio Machado fue conocida como nido de gavilanes durante la reconquista del Al-Andalus. Baeza, rodeada  de un mar verde de olivos en la comarca de la Loma, fue reconocida como Patrimonio de la Humanidad en 2003, pero fue durante los  siglos XVI y XVII cuando realmente adquirió su mayor esplendor y fueron construidos la mayoría de los grandes edificios civiles y religiosos que pueden verse hoy.

Su casco antiguo de calles estrechas de piedra dorada,  escenario de numerosas películas y series como Alatriste o Curro Jiménez, te llevan a reflexionar sobre su  obra artística, pero a mi fundamentalmente me transporta a la parte más literaria de la ciudad, por lo que  me llevó a pensar en el tan escuchado y recitado poema de Machado:

“Caminante, son tus huellas el camino y nada más;
Caminante, no hay camino, se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca, se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino, sino estelas en la mar”

Las huellas del más joven de los representantes de la Generación del 98 están presentes por toda la ciudad, comenzando por la calle San Pablo, donde,  además de pasar los primeros días de su estancia en la ciudad, hospedado en la habitación número quince del ya desaparecido Hotel Comercio, es también donde se ha situado la famosa estatua sedente del poeta. 

Recorrer la ciudad es como caminar por un museo al aire libre a lo largo de los siglos. Desde restos mudéjares en la Puerta de la Luna y en la Torre de los Aliatares hasta  la zona más contemporánea en la Plaza de la Constitución pasando por fachadas de estilo isabelino como en el Palacio de Jabalquinto. 

El centro neurálgico del casco antiguo es la Plaza de Santa María, fuente de inspiración para poema Apuntes de Machado. Presidida por una fuente, que conmemora la llegada del agua a la ciudad y respaldada por la Catedral, ubicada en el lugar donde se asentaba la antigua mezquita, es uno de los lugares más visitados de la ciudad. El templo pasó por diferentes etapas, hasta que en el siglo XIII, ya cristianizada la ciudad se consagró como templo cristiano. Aunque su reconstrucción presenta un estilo renacentista, en la misma se pueden encontrar restos de estilos arquitectónicos, como por ejemplo las bóvedas o rosetón de estilo gótico situado sobre la Puerta de la Luna. El templo está dividido en tres naves  con numerosas capillas  de las que destacan la de San José y la Dorada.  La Custodia Procesional, está declarada Bien de Interés Cultural , además la catedral cuenta con un claustro de planta rectangular y su Museo Catedralicio, con distintas salas en las que se pueden observar  objetos de gran valor tanto en mobiliario como en vestimentas religiosas o pinturas. La torre de la catedral fue en su origen el alminar de la mezquita, y donde curiosamente la gente va a pasar la mano por una de las aristas exteriores, ya que la leyenda cuenta que si se pasa la mano en las noches de luna llena por una de ellas, en el plazo de un año contraerán matrimonio. Adosado a la catedral, como si formase parte de la misma se encuentran las Casas consistoriales, ubicadas en la antigua casa solariega de los Cabrera,  la cual fue cedida al Concejo de Baeza a principios del siglo XVI. Actualmente el edificio alberga el Conservatorio de Música.

Con una preciosa fachada de estilo gótico isabelino, el Palacio de Jabalquinto fue mandado edificar en la segunda mitad del siglo XV y ha sido utilizado como residencia estudiantil y escuela taller de rehabilitación del Patrimonio de Baeza. Su renacentista patio interior de doble arcada, con columnas de mármol y escudos en las enjutas y la impresionante escalera barroca le han hecho ser declarado monumento histórico-artístico. 
Frente a él se encuentra la Iglesia de Santa Cruz conservando un perfecto estilo románico, y el Seminario de San Felipe Neri sede de la Universidad Internacional de Andalucía Antonio Machado. La sobria fachada que da a la  plaza de Santa María, se encuentra casi sin decoración salvo unas críticas sociales inscritas en la misma realizadas por los estudiantes de la época. 

En cuanto a la universidad se refiere, no hay que dejar de visitar la antigua universidad fundada en 1538. Aquí llegó el gran poeta Antonio Machado en 1912, para impartir clases de gramática francesa. Actualmente se puede ver el aula donde realizaba sus lecciones. Allí siguen los pupitres de la época, la pizarra, los mapas, documentación y el mobiliario de aquellos años; me llamó mucho la atención el brasero debajo de la mesa del profesor. 

Se puede proseguir por la Plaza del Pópulo también conocida como Plaza de los Leones por estar presidida por una fuente adornada por leones,  monumento arqueológico que procede de la ciudad romana de Cástulo. Junto a ella la antigua Carnicería y la Audiencia Civil y Escribanías Públicas actual oficina de turismo. La plaza además contiene dos pasos contiguos, Arco de Villalar y Puerta de Jaén, que se abren en la muralla.

Declarado monumento nacional y siendo uno de los edificios más originales y valiosos del plateresco andaluz encontramos el Ayuntamiento, el cual, fue utilizado como cárcel y Casa de Justicia. Frente a él la casa donde vivió Antonio Machado durante los siete años que residió en la ciudad, tal como aparece indicado en una placa de la fachada.

Desde la Plaza de la Constitución no hay que olvidarse ir al Convento de San Francisco, promovido por la familia Valencia de Benavides a mediados del siglo XVI.  Un terremoto a principios del XIX obligó a desmontar buena parte de la capilla mayor, y acabaron de destruirla desastrosos temporales posteriores y saqueos. Rehabilitado en 1988, hoy el monasterio ha perdido su función religiosa, y es la sede de un auditorio donde a lo largo del año se organizan actividades y conciertos.

Y una visita a la ciudad no sería completa sin admirar las vistas al Parque Sierra Mágina desde el Mirador Antonio Machado,  que tanto le gustaban al poeta y que dejó patentes en sus poemas, ¡Campo de Baeza, soñaré contigo cuando no te vea! 

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