Trogir, capital del arte de la costa dálmata 

La antigua Tragurio griega, fue querida y admirada por romanos, bizantinos, húngaros y eslavos, pero fueron los venecianos los que permanecieron en ella durante casi cuatrocientos años. La villa medieval, donde piedra y mármol se confunde en paredes y pavimentos tiene un pequeño casco antiguo, que por su particular entramado urbano y su gran número de edificios arquitectónicos destacados, fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1997.

La encantadora Trogir, rodeada de agua y refugiada por altas colinas,   está rodeada de murallas medievales en una pequeña isla situada en el estrecho que une el continente y la Isla de Ciovo. Su laberinto de calles de mármol blanco y tejados rojizos, brillan de día, gracias a su sol radiante y de noche, por esas angostas farolas que aportan elegancia y clasicismo. 

Pesquera, encantadora, mágica, tradicional, histórica son adjetivos que podemos dar a la ciudad medieval más antigua del Adriático, y de ahí, que reúna en tan pequeño espacio todos los encantos propios de las ciudades de Dalmacia. 

La abundancia de edificios barrocos y renacentistas provenientes de su época veneciana, pueden otorgar a la ciudad sin duda alguna, el calificativo de la “ciudad del arte”. Coronada por la estatua de Iván Orsini, el primer obispo de la ciudad, la puerta principal se sitúa frente al puente que une la isla con tierra firme situándose en frente,  el antiguo Palacio Garagnin-Fanfogna, el cual, alberga el Museo de la ciudad donde se exponen dibujos, trajes y documentos históricos de la misma.  Impresionante la fantástica biblioteca, una verdadera colección de la historia cultural de la bella isla medieval. 

La catedral de San Lorenzo, se exhibe orgullosa en la plaza de Juan Pablo II, donde es irremediable sentarse a admirar el pórtico tallado por Radovan en 1240,  flanqueado por unos desnudos de Adán y Eva situados sobre unos leones.   Su interior sorprende por la ausencia de luz, lo que no impide admirar el fantástico baptisterio y las diferentes capillas. Con una torre campanario de más de cuarenta metros, los diferentes siglos y estilos arquitectónicos se hacen presente en cada uno de sus tramos. 

Junto a la catedral  y bordeando la mencionada plaza se encuentra un gran número de edificios que también sorprenden por su conservación y belleza. El Palacio Cipiko fue la residencia de una de las familias más poderosas de la ciudad donde se puede ver también la presencia de los diferentes estilos arquitectónicos como el románico, gótico y renacentista.  En la biblioteca del palacio, se encontró un fragmento de la Cena de Trimalchio de la novela El Satiricón de Petronio. También encontramos el Palacio Local, hoy sede del ayuntamiento, y un lugar de especial interés para mí, la Logia de la ciudad, de un claro estilo veneciano construida entre los siglos XIV y XV. Sostenida por seis columnas y capiteles romanos alberga un interesante relieve representando a la justicia y a los santos patronos de la ciudad: San Juan y San Lorenzo. No es de extrañar que la Logia esté en esta plaza, fue sede del Tribunal, cárcel provisional, sala de espectáculos donde se reunían, tanto los dirigentes de antaño, como el pueblo en general; otra de las herencias recogidas de las ciudades del Renacimiento italiano.

Entre arcos, pasadizos y rincones atrayentes se sitúa el Monasterio de San Nicolás, junto a la puerta sur, en cuyo interior se encuentran unos fantásticos lienzos de la muralla y un relieve del siglo III de Kairos, el dios griego de la oportunidad, tallado en mármol naranja. 

Además en este museo al aire libre que contiene el mayor complejo románico mejor conservado del Adriático, se pueden visitar también la Iglesia de San Juan Bautista, la Iglesia de Santo Domingo, etc.

La isla de los 700 pasos, está vigilada y custodiada por la fortaleza Camerlengo, levantada en el ángulo suroeste del islote. De planta trapezoide, cuenta con cuatro torres en sus ángulos, siendo la más antigua la que mejores vistas ofrece de la ciudad. Sorprende el tamaño de la gran fortaleza para tan pequeña ciudad; pero hay que pensar que el terreno que figura  actualmente desde ésta hasta la torre, era el importante complejo de fortificaciones diseñado para impedir la entrada de barcos enemigos al canal que da acceso a Split. 

El “vecindario medieval con encanto del Adriático” se puede ver en cada calle, en cada rincón, en cada casa convertida en restaurante, tienda,  pero sobre todo, se puede ver en esa ropa tendida que cae creando  sombras dinámicas en las fachadas resplandecientes de los palacios de mármol. 

Su  animado  paseo marítimo de apenas cuatrocientos cincuenta metros, muestra el gran ambiente que hay en la pequeña ciudad de la cultura, donde a lo largo de todas las estaciones del año se suceden festivales oficiales, callejeros, conciertos de música clásica, obras de teatro, exposiciones y fiestas tradicionales como la Noche de los pescadores.

No hay que perderse tampoco su apreciado y colorido mercado donde comprar sus productos típicos, o bien, degustarlos en sus pequeños y tradicionales restaurantes repletos de manjares como por ejemplo: el guiso de pescado, la pasticada (ternera estofada con salsa agridulce) o un rafioli, exquisitas galletas de mantequilla con un sabroso relleno de almendras. 

Toda la magia cultural y arquitectónica es decorada por los grandes yates y veleros atracados en el puerto que dan un extra de belleza y singularidad a la elegancia a la ciudad museo de la costa dálmata

4 Comentarios

  1. Leo encantado tus publicaciones, con cada una de ellas disfruto y aprendo. Gracias Gema por compartir tanta belleza ❤️

    • Gema de los Reyes Contestar

      Mil gracias a ti por leerme, es un placer tenerte por aquí, tu opinión es muy valiosa, eres un gran conocedor del mundo y que te interesen mis post, es un honor. Besos

  2. Me encanta que fotos tan preciosas,todo lo que escribes me gusta,con que elegancia describes los lugares y sus comidas,se lee como disfrutaste al narrar cada rincón y monumento , gracias por compartirlo con nosotros

    • Gema de los Reyes Contestar

      Mil gracia a ti, es un lugar que me gustó mucho, pequeño, discreto, pero a la vez grande por su gran historia y joyas arquitectónicas. Besos

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