Setenil de las Bodegas …. pueblo de techos indómitos

Como cada país tiene su héroe real o ficticio, pensé a quien otorgarle tan gran título y sin duda me decanté por ese gran bandolero de patillas frondosas, que siempre se preocupaba por el bienestar de sus paisanos y que tenía a media España sentada detrás de un televisor esperando sus aventuras y desventuras.

Aunque el dramaturgo uruguayo Antonio Larreta, autor del guión de la serie Curro Jiménez, se inspirara en la vida de Andrés López Muñoz,  un barquero de Sevilla que se dedicada al asalto y secuestro, nada tenía que ver con aquel apuesto bandolero que cabalgaba por la serranía de Ronda en cada episodio a ritmo de la sintonía de Waldo de los Ríos. Uno de los capítulos fue grabado en el precioso pueblo gaditano de Setenil de las Bodegas, hoy declarado Conjunto Histórico-Artístico.  Es curioso como toda la gente de más o menos una cierta edad  recuerda el día que se llevó a cabo el capítulo denominado ‘El servidor de la justicia’; me contaban que fue una gran fiesta tanto para el pueblo en sí como para las personas de los pueblos aledaños ya que nunca habían presenciado un rodaje y que siempre recordarán como Sancho Gracia cabalgaba por la calle Cabrerizas.

Situado a menos de veinte kilómetros de Ronda y formando parte del destino turístico conocido como la Ruta de los  Pueblos blancos,  esta pequeña localidad es un  fascinante lugar  bañado por la cal y lleno de grietas que  cuenta historias o leyendas en cada una de sus esquinas. Inspiración de varios literatos como por ejemplo J. Manuel Caballero que decía: 

“En Setenil de las Bodegas, uno de los pueblos más asombrosos de la geografía andaluza, algo así como una pesadilla arquitectónica o un literal sobresalto geológico, es frecuente encontrar estas viviendas. Trogloditas o pájaros, alojados bajo inmensas cornisas de granito o en auténticos laberintos urbanos, los vecinos de Setenil parecen seguir ostentando el secreto orgullo de descender de los héroes moriscos del Romancero, cuyos hechos también se sitúan en esta localidad”

Pero sin duda si hay un escritor que se quedó prendado y sorprendido con esta localidad fue Gerardo Diego, que llegó incluso a realizar un poema dedicado a la misma:

Ay, Setenil, Setenil
escondido en un pliegue y sin repulgo.
Ángel blanco caído
pensando en un vuelo de estuco.
Setenil de las cuevas
donde el cielo es de roca
y el silencio, de sueño de piqueta(…)

La localidad que actualmente pertenece a la Asociación de los pueblos más bonitos de España y que lidera la lista de Mejor destino secreto de Europa, es curiosa donde las haya. Enclavada  bajo la mirada de la sierra de Ronda y atravesada por el río Guadalporcún,  conserva una orografía de lo más fotogénica. Sus casas desafiadas por la gravedad están incrustadas en las rocas. La calle Herrería o las conocidas como Cuevas del sol y Cuevas de la sombra, que van paralelas al río,  son sin duda las calles más visitadas de la localidad ya que éstas no son calles incrustadas en la roca, sino que discurren por debajo de la misma.

De las pequeñas y empinadas callejuelas y de sus bonitos rincones surgen miradores en cada esquina, destacando el de la Villa en la plaza de la iglesia Mayor y el de Lizón cerca de la Torre del Homenaje.
Además de las casas “trogloditas” el curioso pueblo “embutido como un calzador en un cañón del río” como decía Fernando de Quiñones, posee los restos de la antigua fortaleza que data del siglo XII, de la que todavía quedan más de quinientos metros de muralla, su aljibe,  depósito excavado en la roca cuya función era la de suministrar agua a la fortaleza, y la ya mencionada Torre del Homenaje levantada en lo alto del pueblo y donde hoy se pueden encontrar exposiciones temporales, además de poder subir a lo más alto de ella y obtener unas bonitas vistas de la localidad. 
De la presencia musulmana quedan muchos restos y uno de ellos se cree que es su nombre. «Setenil» provendría de la combinación de dos palabras latinas, «septem» y «nihil«, cuyo significado es «siete» y «nada» respectivamente, que representan el número de veces que los cristianos intentaron arrebatar la villa al los musulmanes siendo el 21 de septiembre de 1484 la fecha en que se consiguió. El hecho que se llame “de las bodegas” se cree que es por el gran número de almacenes subterráneos  que había en la villa.

“Los pesadísimos cañones han acertado a subir donde solamente llegan las nubes, y desde allí, han puesto en aprieto a Setenil, a la inexpugnable Setenil, de quien dijeran los poetas que solamente podían llevársela en sus garras las águilas”

Muy cerca del Torreón se encuentra un  pequeño museo que muestra la historia de la localidad  gracias a los hallazgos arqueológicos encontrados en diversas excavaciones realizadas en 1997. Sobre todos ellos destaca la conocida como “Damita de Setenil”, de ahí el nombre del museo, que es una venus paleolítica con cinco milenios de antigüedad. Desde la Plaza de Andalucía saliendo por la calle Callejón se puede ascender hasta la calle calcetas para ver unas bonitas casas cuevas, pero si se sale por la calle Moreno de Mora se accede a través de unas escaleras ubicadas en la calle villa  a la antigua casa consistorial hoy oficina de turismo que data de principios del siglo XVI.

La iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación situada en lo alto de la localidad fue construida sobre la antigua mezquita. Comenzaron las obras en el siglo XV pero no se finalizaron hasta el siglo XVII  por lo que destaca la fusión entre el estilo mudéjar y  gótico.  En su interior se conserva un Cristo Crucificado de comienzos del siglo XVII, una casulla de seda y oro que donaron los Reyes Católicos en la consagración del edificio y un retablo de pintura sobre tabla de finales del siglo XV. Pero además de la gran iglesia que se deja ver desde cualquier punto de la localidad, encontramos varias ermitas, la de San Benito que acoge de las talla de Jesús Nazareno,  muy venerada por los lugareños, la de  San Sebastián, primera construcción cristiana levantada en la villa tras la conquista de los Reyes Católicos en el siglo XV y que está situada a las afueras de la localidad. Se dice que el nombre de esta ermita proviene  del nombre del hijo que tuvo Isabel la Católica durante  el asedio final y al que puso el nombre  de nombre Sebastián. Y por último la de Nuestra Señora del Carmen ubicada encima de la peña del barrio del Cerrillo, data del siglo XVIII y alberga la imagen de Nuestra Señora del Carmen, patrona de la Villa y advocación marinera.

Y si hay algo que no hay que perderse son las vistas de la localidad desde la carretera cuando se va camino hacia Olvera.

2 Comments

    • Gema de los Reyes Reply

      Te encantará, tanto ese pueblito como el resto de los pueblos blancos gaditanos. Mil gracias. Besos

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