Utilizando al río Duratón como escudo y situada en pleno Parque Natural de sus Hoces asoma una de las más bonitas localidades de la provincia de Segovia. La pequeña y arquitectónica Sepúlveda tiene como telón de fondo el paisaje de la Pinilla, de la que llega un aire que a medio día expande el olor penetrante del cordero asado que escapa de los fisgones de leña que abundan en la localidad.
Sus orígenes se remontan a la Edad de Hierro, cuando surge como un castro céltico de la tribu de los arévacos, después pasaron romanos, visigodos, pero su primera mención histórica aparece en la “Crónica de Alfonso III “como uno de los lugares que fueron despoblados contra los musulmanes». Fue repoblada por Fernán González, en el año 940 y ya en el siglo XI, en la época de Alfonso VI, la villa aparece constituida como entidad política territorial.
Dado el pasado que tiene la histórica localidad poseía una muralla de la que hoy todavía se conservan restos como el tramo del Trascastillo y el del Postiguillo, así como cuatro de sus siete antiguas puertas . En la entrada de la calle que lleva al Santuario de Nuestra Señora de la Virgen de la Peña se encuentra la llamada Puerta del Azogue o del Ecce Homo; a las afueras, camino del Parque Natural de las Hoces del río Duratón, se observan los restos de la Puerta de la Fuerza, de la que parte una calzada romana que desemboca en el Puente de Picazos; en el barrio de San Esteban se encuentra la Puerta del Río, junto a la hornacina de la Virgen de las Pucherillas y junto al río Caslilla encontramos la puerta de Duratón.
El centro neurálgico de la villa es su Plaza Mayor o Plaza de España, plaza tradicional castellana porticada, donde se celebran mercadillos, ferias, y todo tipo de eventos culturales. De ahí salen sus calles empedradas y muros de piedra que formando bonitos rincones le han otorgado a la villa el estar desde 2016 incluida en la Asociación de Los Pueblos más Bonitos de España tras haber sido declarada en 1951 Conjunto Histórico-Artístico.
En la plaza, encontramos el Castillo de Fernán González al que está adosado a la parte inferior de sus torreones un edificio del siglo XVIII, con balconada corrida que soporta el Reloj de la Plaza.
En este edificio se realizan actualmente exposiciones culturales y desde su balconada se lanza el Chupinazo anunciador del inicio de las fiestas tan famosas en la comarca.
Un rincón que me encanta es el que se encuentra al inicio de la Calle San Bartolomé donde encontramos la Iglesia que lleva el mismo nombre. Saliendo de la Plaza por la esquina suroeste, se llega a la antigua Prisión del Concejo y la Oficina de Turismo. Un poco más adelante se encuentra la Iglesia de Santiago, una de las cinco iglesias románicas que aún se mantienen en pie. Fue restaurada en 1992, consta de una sola nave rectangular, un ábside de cuarto de esfera de estilo mozárabe, de ladrillo con doble arquería y figuras geométricas.
Cuenta con una cripta subterránea, en donde se encuentran una serie de tumbas antropomorfas excavadas en la roca que podrían datar del siglo X. Hoy en día la Iglesia alberga la Casa del Parque de las Hoces del Duratón donde proporcionan recorrido por el Parque a través de paneles informativos que representan los distintos ecosistemas. También se encuentran recursos didácticos con los que poder interactuar pudiéndose incluso llegar a oír el sonido de los pájaros, el aroma de las plantas, etc.
Ascendiendo por bonitos y estrechos callejones, se accede a la Iglesia del Salvador desde donde se obtienen unas panorámicas espectaculares de los alrededores de la localidad. La iglesia consta de una sola nave, presbiterio y ábside semicircular con columnas y ventanales, además de una galería porticada de datación incierta y una fantástica torre con ventanales ajimezados.
Si se sigue avanzando y ya de camino hacia la gran Iglesia de la Virgen de la Peña, se puede visitar la Iglesia románica de los Santos Justo y Pastor, que data del siglo XII.
Declarada Monumento Nacional desde 1931 alberga en la actualidad el Museo de los Fueros, a través del cual se puede conocer la historia de la localidad. En cuanto a la colección, contiene piezas que oscilan desde el siglo XIII al siglo XVIII (documentos, escultura, pintura, textiles, etc).
Situada sobre un promontorio rocoso y rodeado por el río Duratón, se llega a la citada Iglesia de la Virgen de la Peña que data del siglo XII tal y como se puede observar en la inscripción de su torre, aunque su pórtico se levantó en el siglo XVI . En su gran portada se ve representada la Visión del Apocalipsis de San Juan, con el Pantocrátor y el Tetramorfos, ángeles sosteniendo un Crismón, etc. En el interior destaca la imagen de la Virgen de la Peña, siglo XIII y el retablo barroco del siglo XVIII.
Alrededor de las bonitas calles de la localidad castellana se extienden un número elevado de Casas Palaciegas.
La Casa de los Proaño es conocida popularmente como la Casa del Moro. Destaca la potente fachada plateresca cuyo frontón está presidido por la cabeza de un moro sobre un alfanje, elemento que alude a la legendaria toma de Sepúlveda por el Conde Fernán González. Admemás de esta, encontramos otras casas como por ejemplo las de los González o la Casa de los Gil de Gibaja.
Perteneciente al municipio de Sepúlveda pero aproximadamente a siete kilómetros de la misma, se encuentra la Iglesia de la Asunción donde destaca su elaborada galería porticada, cuyos capiteles presentan una gran diversidad de temas y escenas, como las muy evidentes de la infancia de Cristo. Cerca de la iglesia entre la maleza se localizan varios sarcófagos visigodos.
Declarado Parque Natural en 1989, el curso del río Duratón desde esta bonita localidad hasta el embalse de Burgomillodo forma un frondoso cañón lleno de belleza y grandeza que en algunos lugares alcanza más de cien metros de desnivel. La gran calidad en sus ecosistemas naturales y sus paisajes están repletos de innumerables especies de fauna y flora que contribuyen a hacer de esta zona un lugar fantástico que sin duda no hay que perderse. Saliendo de la localidad hay un paseo muy agradable llamado Senda de los dos ríos, que parte de la Puerta de la Fuerza y a través de la Calzada Romana atraviesa el río Duratón por el puente romano de Talcano y rodea el casco urbano del municipio.
La Ermita de San Frutos es uno de los lugares más atractivos del Parque. Para llegar con las motos, fuimos hasta el pueblo de Villaseca y desde ahí parte una pista de cuatro kilómetros hasta el parking de la misma. La ermita son los restos de un antiguo convento monástico que se sitúa sobre uno de los meandros que forman las hoces del río Duratón.
Además de la ermita, se observan los restos del antiguo priorato y los de una necrópolis visigoda. Para acceder a la ermita, hay que atravesar un puente de piedra del s. XVIII que salva una grieta conocida con el nombre de “la Cuchillada” que hace referencia a uno de los milagros de San Frutos.
Alrededor de la ermita de San Frutos observamos una vegetación asombrosa. En este ecosistema predominan plantas y árboles propias de este clima, tales como la sabina albar, el enebro, así como, diversos tipos de plantas aromáticas. En las paredes del cañón encontramos las plantas más destacables que son las denominadas Zapatitos de la Virgen. En la zona superior llamada «paramera» de suelo calizo, está constituida por bosques abiertos de sabina albar, enebros, pinos. Las paredes del cañón están dotados de originalidad gracias a plantas como «los zapatitos de la virgen y ombligos de Venus». El fondo del valle está cubierto de sauces, álamos, olmos, choperas y matorrales. En cuanto a la fauna se refiere, destaca el buitre leonado que tiene en este paraje una importante colonia reproductora. También se instalan para criar alimoche, halcón peregrino, cernícalo vulgar, águila real y búho real y entre las rapaces destacan águila calzada, azor, ratonero, milano negro y real, etc. Y como mamíferos encontramos tejones, zorros, liebres y conejos.
Los colores de esta zona te dejan con la boca abierta, desde esos naranjas que estimulan el ánimo hasta los verdes que dan un aire fresco provocando al observador sensaciones más que agradables.
El Convento Franciscano de la Hoz pertenece a la localidad de Sebúlcor, y se encuentra situado en una de las bonitas curvas del Duratón. Fundado en el siglo XIII, servía de vivienda para frailes que veneraban y salvaguardaban la imagen de esta virgen.
A finales del siglo XV se produjo un derrumbamiento en el que sólo permaneció su iglesia. Será a finales del siglo XVII cuando el convento se convirtió en el primer colegio de misioneros del país. Nombrado en 2012 Bien de Interés Cultural. La mejor manera de verlo es desde el propio agua, se accede allí en piraguas que son alquiladas en diferentes puntos de las hoces.
2 Comentarios
Sin duda un lugar maravilloso para los amantes de la historia y naturaleza ,me lo apunto, saludos Gema
Si si, es una lugar ideal, tiene todo paseíto por el románico, por la naturaleza y un corderito que no veas jajajaja así que vente que nos vamos para allá. Mil gracias por estar aquí. Besos