En el valle alto prealpino de Einsiedeln, ubicado en el cantón de Schwyz, se encuentra el monasterio benedictino de Einsiedeln, el ejemplo más significativo del barroco en Suiza y el punto principal de peregrinaje del país. Su nombre deriva de la palabra alemana «einsiedler» que significa eremita.
Dedicado a Nuestra Señora de los Ermitaños, título que deriva de las circunstancias de su fundació, ya que el primer habitante de la región fue Meinrado, que nació hacia el año 800 y que se retiró a lo más profundo del bosque del Finstern. En el año 861 fue asesinado y enterrado en la isla de Reichenau. Más ermitaños siguieron los pasos y en el año 934 el párroco Eberhard de Estrasburgo congregó una comunidad benedictina creando el primer monasterio que fue reconstruido en varias ocasiones por sucesivos incendios y renovaciones.
La nueva estructura del monasterio forma un rectángulo, encontrándose en el centro la iglesia orientada hacia el este; esta planta simétrica entre iglesia y monasterio es comparable con el Escorial.
El conjunto de la fachada se terminó en el 1726 cuando se colocaron las campanas en las torres las cuales suenan en función del rango de las fechas señaladas o celebraciones, también durante quince minutos antes de los servicios religiosos, ya sea de manera individual, por parejas, en diferentes combinaciones o como un coro conjunto.
Después de muchos proyectos se creó la plaza del monasterio, que al igual que en la Plaza del Vaticano, aquí las arcadas también forman dos brazos que invitan a los peregrinos a avanzar por las proporcionadas escaleras hacia la iglesia. En el centro de la plaza encontramos el Frauenbrunnen, justo al lado de la fuente donde los peregrinos bebían de este lugar por creer que el agua era curativa y hoy en día se sigue haciendo.
La Iglesia fue ampliada teniendo en cuenta la secuencia espacial, es decir, el espacio central en torno a la capilla como lugar de peregrinación que debe estar en el campo directo de los peregrinos que entran en el edificio. Para ello se reduce las pilastras y así junto a la gran cúpula se crea una sensación de amplitud.
En cuanto a las estancias principales de la iglesia se refiere, encontramos la Capilla de la Gracia con unos fantásticos frescos que muestran una representación del mundo celestial sobre una sólida pintura arquitectónica. A ambos lados de la capilla se alzan el altar del Rosario, revestidos en mármol y con pinturas de Franz A. Klaus. La Sala del Sermón y la Sala de la cúpula de la Natividad tienen unas bóvedas impresionantes, en los frescos de esta última podemos admirar el milagro de la Nochebuena. Encontramos dos órganos, el órgano barroco de María y el órgano de estilo romántico de Mauricio, así como, el coro inferior y superior de la iglesia.
La vida benedictina hoy se rige por la regla monacal de San Benito, que fue escrita hace más de 1500 años, donde los monjes deben orientar su vida según el Evangelio de Cristo. El monasterio es hoy una comunidad dedicada a la oración con una Escuela de Teología propia. Las relaciones con la vida exterior son muy variadas; diversos eventos culturales se realizan en el monasterio tanto en su magnífica biblioteca como en las salas aledañas. Además el monasterio realiza talleres, tiendas, escuela ecuestre, área de hospitalidad, etc.
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2 Comentarios
Me encantó como lo describes !
Tu información invita a conocer los sitios.
Enhorabuena!
Abrazo !
Mil gracias, me alegro de que te guste. Este lugar tiene un encanto especial y el paseíto bordeando el monasterio más todavía. Besos