Situada en el noreste de Extremadura, en la vertiente sur de la sierra de Gredos se sitúa la tierra del pimentón. Con diecinueve municipios, la comarca de la Vera tiene como exponente común, el agua cristalina que baja de las sierras de Tormantos y Gredos que al confluir con el río Tiétar y afluentes forman agrestes gargantas y piscinas naturales. La tierra de cultivos y ganadera, que tienen como máximo representantes al pimiento y a la cabra verata, contiene un gran patrimonio artístico en sus pueblos de postal, además de unas preciosas rutas por campos y valles. Por sus características y condiciones geográficas, el enclave ha permitido el asentamiento de comunidades desde tiempos remotos. Perteneció a Lusitania para más tarde estar integrada en el reino visigodo. Pero sin duda la mayor trascendencia en su patrimonio ha sido heredado de su época musulmana, aunque la repoblación de la zona se produjo durante la época de la Reconquista y durante el asentamiento de Carlos V en el Monasterio de Yuste.
La gran mayoría de los pueblos se encuentran alrededor de la carretera EX 203 que transcurre desde Madrigal de la Vera, primer pueblo lindando con la provincia de Ávila, hasta Plasencia.
Como accedí por la carretera 501 el primer pueblo que me encontré fue éste, el cual es muy visitado ya que unos metros antes de llegar al pueblo sale un pequeño desvío a la derecha por donde se accede a la famosa garganta de Alardos que recibe su nombre por su fantástico puente de origen romano rehecho en el siglo XVIII, también conocido como Puente viejo. En este rincón de gran paraje natural se encuentran varias piscinas naturales tales como la de los Maquis, la Caldera, el Negro o la propia del puente viejo. Sin duda la mejor época para ir es la primavera o el otoño, poca afluencia de personas y buen momento para conseguir fotografiar la zona tranquilamente. En la pequeña localidad también se puede visitar la iglesia de San Pedro del siglo XV, fuentes y en la zona superior el gran bolo granítico conocido como la Piedra Pipa.
Prosiguiendo por la bonita y bien asfaltada carretera se llega a Villanueva de la Vera declarada Conjunto histórico en 1982, donde se puede observar la arquitectura tradicional entre su pequeñas y laberínticas callejuelas. Además de por su arquitectura, la localidad es famosa por la Fiesta del Pero Palo, una celebración carnavalesca en la que se acaba quemando un muñeco de trapo y paja. No hay que dejar pasar un gran regalo que ofrece la naturaleza entre estas dos localidades. Antes de llegar a Villanueva a la izquierda sale una pequeña cuesta de pista que lleva al aparcamiento de lo que se conoce como la Cascada del Diablo. Según un artículo del ABC se encuentra entre una de las mejores diez cascadas de España. En la parte del cauce norte del puente encontramos la piscina natural de la localidad que cuenta con socorrista, zona de césped y restaurante.
A pocos kilómetros se encuentra la famosísima localidad de Valverde de la Vera, conocida por su celebración de Semana Santa “Los Empalaos”. Declarada fiesta de interés turístico, cada jueves Santo, las personas en cumplimiento de sus promesas salen descalzos con el cuerpo enrollado con una gruesa cuerda y con los brazos en cruz atados a un timón de un arado recorriendo la localidad. Si se quiere conocer las particularidades del rito nada mejor que acudir al Museo del Empalao y después se puede proseguir la visita por su pequeño barrio de la judería y los restos del castillo del siglo XIV al que está anexada la iglesia de Santa María de Fuentes Claras.
Continuando por nuestra carretera atravesamos Losar de la Vera cuyo principal atractivo turístico son sus jardines. Las plantas sembradas en el año 1975 forman hoy un conjunto de esculturas vegetales donde se pueden observar figuras con forma de cabras montesas, bicicletas, figuras geométricas, etc. Además de los jardines, también podemos encontrar la Iglesia de Santiago Apostol con sus tres portadas, las ermitas del Cristo de la misericordia y el Cristo del Humilladero además de la famosa Cruz de los Caídos construía en honor a los caídos en la guerra, la cual ha sido reemplazada por otra nueva en el año 1967 para acoplarse al nuevo lugar de ubicación junto al ayuntamiento. Cerca de esta localidad, se encuentran varias gargantas pero voy a destacar la de Cuartos, una de las más caudalosas de la comarca y la que contiene numerosos molinos de agua en las orillas de los bosques de alrededor.
Por curvas abiertas la carretera transcurre entre campos de alcornoques, encinas y olivos y se llega al lugar donde Carlos I estuvo alojado hasta que finalizaron las obras del Palacio de Yuste. El castillo de los condes de Oropesa hoy Parador de turismo, rodeado de bosques de castaños y robledales con unos rincones llenos de luz y color donde alojarse o simplemente tomarse un café es una delicia. En Jarandilla de la Vera, además se puede visitar la Plaza mayor, la iglesia de Nuestra Señora de la Torre, levantada sobre los restos de una fortaleza medieval templaria.
Desde la propia entrada del parador sale una pequeña y divertida carretera donde a unos pocos kilómetros nos hace llegar a la pequeña localidad del Guijo de Santa Barbara famosa por su licor de cerezas. Digo divertida, porque es una carreterita llena de curvas, bien asfaltada y rodeada de bosques que si vas en moto es un regalo para los sentidos.
Una vez arriba parece que viajas en el tiempo; entrar en este pueblecito es recordar costumbres y espacios que quedaron olvidados. Sus casas conservan y respetan la arquitectura tradicional verata (adobe, madera y piedra). Entre sus edificios más destacados resalta la iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, situada en el corazón del pueblo y construida en el siglo XVIII, con un interior de estilo mudéjar.
Continuando por la EX 203 llegamos al punto más alto de la carretera donde las construcciones de las vivienda de Aldeanueva de la Vera se distribuyen de forma alargada para adecuarse al relieve accidentado. Aquí nació el último gran teólogo de la escuela de Salamanca, hoy en día todavía se puede ver su casa. Es una localidad repleta de iglesias y de ermitas, de las que destacaría la de san Pedro Apóstol y la ermita del Cristo de la Salud patrón de la localidad. En la propia carretera encontramos la garganta de los Guachos y en los alrededores se encuentran otras gargantas como la de San Gregorio con su puente romano y el de las vegas y un poquito más arriba está el Charco de las Pulgas.
Volviendo a nuestra carretera que nos está sirviendo de guía por esa bonita zona de la Vera, proseguimos hasta Cuacos de Yuste, declarada “Paraje pintoresco” en 1959, a lo que hoy podríamos llamar Bien de interés cultural. Además de su plaza mayor, la plaza de Juan de Austria que hoy alberga la Casa de la Inquisición, la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y sus empedradas calles y rincones, encontramos un cementerio alemán en el que descansan los restos de ciento ochenta soldados alemanes fallecidos en territorio español durante la Primera y Segunda guerras mundiales. Pero si hay algo por lo que se reconoce a esta localidad es por el monasterio donde Carlos I pasó sus últimos años de vida. Integrado en el Patrimonio Nacional desde 2004, tiene un enclave privilegiado. Durante su visita se puede ver el “Cuarto Real” que fue construido por Gaspar de Vega siguiendo las instrucciones del emperador que ordenó que éste se comunicara directamente con el presbiterio de la iglesia. El claustro gótico del siglo XV y el claustro renacentistas llamado también monacal. Además se puede disfrutar de los jardines y huertos del mismo. A las afueras de la localidad, se encuentra el Paraje de las Ollas, una zona en la que el cauce de la garganta está metido entre paredes de granitos, formando saltos y rápidos de agua.
Desde la misma puerta de acceso al monasterio sale una preciosa carretera por la que se accede en cinco kilómetros a la localidad de Garganta la Olla y donde nos vamos a detener un poquito más. Durante el trayecto se puede disfrutar de bonitas vistas y de diferentes paisajes, una acumulación de robles te acompañarán a lo largo de ella junto a los helechos que se extienden por el suelo y ahora en esta época otoñal numerosas hojas naranjas en el suelo adornan el trayecto.
Poco antes de llegar al pueblo se encuentra el Mirador de la Serrana desde donde se puede obtener unas fotografías magníficas de la villa. Cuenta la leyenda que allá por el siglo XVI vivió en la localidad una joven nacida en Plasencia de una belleza inigualable y una fortaleza no frecuentada en otras mujeres. A Isabel de Carvajal le gustaba mucho la caza y un día recorriendo los montes un apuesto caballero de buena familia se fijó en ella. Le enamoró y después le abandonó, por lo que ella se trasladó a vivir a la serranía y decidió vengar su dolor con cada hombre que pasaba por allí. Les seducía y luego los asesinaba. Esta leyenda fue tan famosa que a día de hoy todavía se recita y se canta e incluso se afirma que el venezolano Rómulo Gallegos escuchó la historia y le sirvió de inspiración para su personaje de Doña Bárbara.
“Esa es una mujer que ha fustaneado a muchos hombres y al que no trabuca con sus carantoñas, lo compone con un bebedizo o se lo amarra a las pretinas y hace con él lo que se le antoje, porque también es faculta en brujerías. Y si es con el enemigo, no se le agua el ojo para mandar a quitarse de por delante a quien se le atraviese y para eso tiene el Brujeador. Usted mismo lo ha dicho. Yo no sé que viene buscando usted por estos lados pero no está de más que lo repita: váyase con tiento. Esa mujer tiene su cementerio” Rómulo Gallegos
Y como no podía ser de otra manera antes de llegar a la preciosa villa enclavada en un impresionante paraje natural que fue declarada Conjunto histórico artístico y de interés nacional en 1978, podemos detenernos en la Garganta Mayor que se ve desde la propia carretera y que es una delicia.
El interior de la localidad conserva las condiciones de su trazado arquitectónico de los siglos XV y XVI, por lo que a lo largo de un paseo por sus estrechas y coloridas calles construidas a base de adobe, madera y piedra se creerá que se está en la Edad Media. No hay que perderse la Casa de las Muñecas, el único prostíbulo legal frecuentado por el séquito que acompañó al emperador en su retiro a Yuste. Es fácilmente reconocido por su color azul. No os perdáis un detalle muy curioso que es la cerradura que data de 1614 cuando la casa deja de ser prostíbulo oficial. En la misma aparecen las mujeres de fortuna, un hombre con un megáfono, una cerradura y una llave simbolizando la liberación de la mujer. A la izquierda está la muñeca original del 1557, tiene los ojos, boca y manos abiertas simbolizando placer para que los soldados no tuvieran ninguna duda de que esa casa era un prostíbulo. La muñeca significa la expresión de “Irse de picos pardos” expresión que provenía de los burdeles no oficiales de Salamanca. En aquella época, la ley obligaba a las mujeres de fortuna a ponerse una falda larga con las enaguas por fuera y esas enaguas bordadas en color pardo para diferenciar a las «mujeres de fortuna” con las “mujeres de bien”.
“Los picos o los mantos con picos pardos fueron según leí no recuerdo en cuál autor, distintivo de las mujeres de vida airada, mozas de partido, etc. En tiempos pasados, las tales tenían que vestir como se les ordenaba” Luis Montoto
Aunque ya sabeis que no soy mucho de recomendar lugares para comprar, ni restaurantes, ni hoteles en esta ocasión sí lo voy a hacer porque hubo dos lugares que me encantaron.
Justo al lado de la Casa de Muñecas hay una pequeña tienda de venta de productos de la tierra que no os podéis perder, se llama Tu rincón y Mario su dueño os mostrará muy amablemente sus productos y os dará a probar queso, chocolate e incluso os realizará una cata por ejemplo de mieles. Os dejo su página web porque de verdad que merece mucho la pena echarle un vistazo https://www.turincongargantalaolla.com. Asimismo, me encantó comer en la Taberna las gemelas, la comida es espectacular y la atención y amabilidad digna de recordar, además se puede charlar un ratito con su dueño, antiguo motero y pasar un rato muy agradable.
En el pueblo además se puede ver la Casa de Postas que en tiempos de Carlos V sirvió de posada para los viajeros que llegaban a la localidad, el Museo de la Inquisición, la Iglesia de San Lorenzo del siglo XVI, Casa de la Peña cuya imagen forma parte del escudo del pueblo. Esta curiosa casa está apoyada a una peña por tres vigas de madera. También se puede ver la Casa de Carvajal, única vivienda del pueblo con escudo nobiliario en su fachada o acercarse a su pequeño pero famoso barrio de la Huerta donde se puede ver la arquitectura tradicional de la región. No hay que olvidar admirar las inscripciones que encontramos sobre las puertas de entrada a las viviendas.
Volvemos a nuestra carretera guía y llegamos a la capital mundial del pimentón, conocido como el oro rojo, Jaraíz de la Vera, donde se encuentra la Sede del Consejo regulador de la denominación de origen del pimentón, así como el museo de la preciada especia ubicado en la Casa palacio del obispo don Juan Domingo Manzano y Carvajal. El pimentón de la Vera es un producto de sabor y aroma ahumados debido al proceso de secado al humo. El pimiento llegó procedente de América y se ofrendó a los Reyes Católicos en el Monasterio de Guadalupe y es el siglo XVI cuando fue introducido en la comarca de la Vera por los monjes jerónimos del Monasterio de Yuste. Aunque la localidad cuenta con varios templos religiosos como la Iglesia de San Miguel o la iglesia de Sta. María de Gracia, declarada Monumento histórico-artístico construida en 1410 sobre un templo del siglo XIII, entre otros, el más concurrido es la ermita de la Virgen del Salobrar, patrona de la localidad. Data del siglo XVII, todavía permanecen de la época los muros barrocos y su fachada principal. Además se puede visitar la curiosa Plaza mayor que sorprenderá por su forma, está como dividida en dos partes en medio de una pendiente y contiene soportales finalizando en una cuña.
La localidad además está muy relacionada con el agua como lo muestra su embalse de las Majadillas, el Arroyo de las Veguillas y la piscina natural. El lago, donde en verano sirve como playa y donde el agua está remansada, te tiene que gustar mucho el agua fría porque no hay quien meta un pie. Siempre recordaré la primera vez que fui, me dijeron tírate que está buenísima, les hice caso y al salir mis pies estaban morados; ahora eso sí, una vez que sales tienes las pilas puestas para todo el día.
El denominado Charco de las Tablas, ubicado un poquito más abajo del lago, se encuentra rodeado de una vegetación exuberante y hay un mesón en un antiguo molino, a mi personalmente me gusta más esta zona que la propia del lago.
Desde Jaraíz y a través de una pequeña carretera que vuelve a ser una preciosidad conducir admirando esa naturaleza verde, tranquila y amable, nos vamos a desviar muy poquitos kilómetros para ver Pasarón de la Vera, que aspira a ser el pueblo más romántico de la zona y que fue declarado Conjunto histórico en 1998. Rodeado de una antigua muralla, la pequeña localidad tiene un encanto especial. Su estampa es magnífica, se organiza en torno a tres plazas, sobresaliendo de su casco urbano la torre de granito de la iglesia del Salvador que está separada del templo y que servía como torre defensiva. También encontramos el ayuntamiento y el gran Palacio de los Manrique de Lara, Condes de Osorio, que data del siglo XVI.
Volviendo a nuestra citada carretera y camino a Plasencia, encontramos otras localidades como Torremenga donde destacaría más su entorno de gran belleza que la localidad en sí o Tejeda del Tiétar donde destacan su Plaza Mayor y la Iglesia de San Miguel Arcángel declarado monumento histórico-artístico en el año 1979.
Y así entre grandes dehesas, embalses y una gran variedad de cultivos llegamos a la ciudad monumental con trazado medieval que es Plasencia. La gran ciudad del norte de Extremadura que tiene hoy una gran actividad económica fue constituida a finales del siglo XII aunque sus orígenes fueron celtas y romanos. A día de hoy todavía se pueden observar tramos de las murallas del siglo XIII y grandes construcciones del siglo XV cuando la nobleza extremeña eligió esta ciudad para vivir debido a que Fernando el Católico residió en ella durante un tiempo.
La ciudad histórica se centra en torno a la Plaza Mayor donde hoy se encuentran muchos bares situados en las galerías porticadas. Su ayuntamiento del siglo XVI culmina en una torre donde se encuentra uno de los iconos de la ciudad, el Abuelo Mayorga, muñeco de latón de dos metros que toca las campanas del reloj. Saliendo de la plaza y de camino a la catedral, se puede observar la iglesia de San Esteban y el Convento de las Claras. El exterior de la catedral sorprende ya que realmente no es una sino que son dos catedrales construidas una a continuación de la otra. De la vieja catedral se puede ver en la fachada una bonita puerta románica del siglo XIII. En el año 1498 se empezó a construir la nueva catedral de estilo renacentista pero quedó sin finalizar, por lo que hoy se puede observar una portada de estilo plateresco. Alrededor de la catedral encontramos el Palacio episcopal, los palacios de los condes de Torreón y Doctor Trujillo y el Hospital de Peregrinos fundado en el siglo XIV.
Si se continua descendiendo se llega a la Plaza de San Nicolás donde se encuentra el histórico y fantástico Palacio de los marqueses de Mirabel.
En frente la iglesia de San Nicolás y en un lateral el antiguo convento de san Vicente Ferrer que alberga hoy el Parador de turismo cuya construcción data del siglo XV cuando se llevaron a cabo derribamientos de casas judías que fueron trasladadas a las calles aledañas de la actual plaza mayor.
4 Comments
Preciosos pueblos ,un relato fantastico que el lector lo disfruta , las fotos te hacen vivirlo como si estuvieras ahi
Mil gracias, me alegro de que te haya gustado, es una zona que realmente merece la pena visitar y las carreteritas son una delicia, bien merece una escapada. Besazos
Maravilloso
Mil graciassss. Besos