«Fui el primero que trazó un muro, de ochenta mil pasos, para separar a los bárbaros de los romanos» esas fueron las palabras de Adriano cuando levantó una empalizada continua para marcar los límites de los territorios romanos de las tribus escocesas. Aunque construido por las legiones y vigilado por tropas auxiliares, la principal labor del muro conocido como la «frontera de piedra» era controlar el comercio con controles de seguridad.
De sus 118 km permanecen sólo algunos restos los cuales son suficientes para ganarse formar parte en la lista de monumentos Patrimonio de la Humanidad además de servir para que hoy nos podamos hacer una idea de lo que fue y no quedarnos con la sensación de que existió como simple muralla.
Gracias a los restos y a los centros de interpretación se puede observar la forma de vida que tuvieron los romanos mientras permanecieron allí. Una de las zonas más visitadas es el yacimiento arqueológico del fuerte romano de Vindolanda en el condado de Northumberland construido en torno al 85 d.C para guardar la ruta conocida como Stanegate. Además de sus fantásticas ruinas, también se pueden ver objetos hallados como calzados, restos de trajes y los documentos escritos más antiguos de la historia de las Islas Británicas plasmados en unas tabletas (pequeñas piezas de madera utilizadas por los romanos para su correspondencia tanto privada como oficial).
Perteneciente al Muro también se puede visitar el Fuerte romano de Arbeia que era un gran centro de abastecimiento que protegía el río Tyne. A la altura del fortín treinta y nueve, llamado Castle Nick, el recorrido de la muralla se eleva hacia un risco a cuyos pies yace un lago interior llamado Cragh Lough. Además se pueden ver los pequeños fortines situados a intervalos como el de Cawfields.
Limitando con la región histórica de Northumberland, encontramos la zona denominada Hogar de las tierras bajas o Los Borders como le llaman los locales. Escenario de pasiones, luchas, guerras y conflictos nunca perdió su aspecto espiritual por lo que en medio de montañas y colinas verdes bajo el fondo del río Tweed se sitúan las ruinas de cuatros abadías con un encanto británico de tal romanticismo que será difícil de encontrar en algún otro lugar.
Las denominadas “Abadías de frontera” establecidas bajo el reinado de David I de Escocia, durante lo que se conoce como la época de “Revolución davidiana”, término empleado por historiadores para relatar los cambios que se produjeron en el reino de Escocia bajo el mandato de éste. Durante el siglo XII, el rey invitó a cuatro órdenes monásticas a construir abadías en la zona sur del reino para demostrar su poder.
La abadía de Melrose constituye uno de los conjuntos arquitectónicos en ruinas con más encanto del país. Creada para orden del Cister en 1136 llegó a albergar hasta cien monjes caracterizados por su voto de silencio y con una vida dedicada exclusivamente a la oración y el trabajo e incomunicados con el mundo exterior. La abadía que pasó a ser un símbolo de poder frente al reino de Inglaterra, fue destruida por incendios y ampliada a los largo de los siglos en varias ocasiones permaneciendo hoy lo perteneciente al siglo XVI.
El el siglo XIX la Abadía se abandonó en su totalidad; la leyenda dice que el fantasma del rey guerrero escocés Robert Bruce el verdadero “Braveheart” habita en esta Abadía, ya que fue en ella donde fue depositado su corazón. Esta leyenda cogió peso cuando en los años noventa en unas excavaciones arqueológicas se descubrió un pequeño cofre de plomo cónico en el que un grabado decía que ahí estaba enterrado el corazón del rey Robert Bruce. Actualmente éste se encuentra bajo una losa de piedra con la siguiente inscripción:
«Un corazón noble no puede estar en paz si carece de libertad”
La abadía está construida en piedra caliza con un elaborado diseño cisterciense de cruz latina enriquecido por incorporaciones de estilo gótico. Podemos encontrar tallas habituales como la cara de Jesucristo o san Pedro con las llaves del cielo, y otras más creativas como por ejemplo unos cerdos tocando la gaita que se pueden ver si se accede a la torre de la abadía, desde donde además se pueden divisar preciosas vistas de la zona. Actualmente permanece pegado a ella su cementerio que tiene la apariencia de un gran jardín; como en el resto de iglesias o abadías, están enterrados en ellas personal de la nobleza y cuanto más cerca están del altar principal más alto es su linaje.
“ Vale la pena visitar Melrose Abbey una tarde de otoño, cuando las piedras rojizas de sus muros relucen mientras el sol se pone” Tim Harris
Para la orden de monjes de San Agustín en 1138 se fundó otra abadía en Jedburgh, pero con un estilo más románico e incluso gótico temprano que la anterior. Levantada sobre una iglesia del siglo VIII, estando durante muchos años fuertemente fortificada, para luego ser destruída por los propios escoceses para que los ingleses no se adueñaran de ella. Cuenta la leyenda que en 1285 durante la boda del rey Alexander III y Yolanda de Dreux un fantasma apareció anunciando la futura muerte del monarca y un año más tarde éste falleció tras la caída de un caballo.
Actualmente se puede ver la sucesión de arcos de piedra ornamentada, su coro y transepto así como la elegante imagen que deja el sol tras filtrarse por la nave de la Iglesia de Santa María, es una imagen elegante, idílica y mágica a la vez. En el centro de la abadía se encuentra el llamado “peine de Jedburgh” utensilio tallado en marfil que cuenta con más de un milenio de antigüedad. Actualmente y debido a que quizá sea la más visitada, en ella se encuentra un centro de información turística donde se pueden ver proyecciones audiovisuales.
El mejor ejemplo de arquitectura románica dentro de los Borders es la de la abadía de Kelso construida en 1128, pero también es la que se encuentra más en ruina que el resto pero todavía se pueden ver las torres y los cruceros que formaban parte del diseño de la misma .
Y por último encontramos la abadía de Dryburgh, lugar de peregrinación para los amantes de la literatura de Walter Scott, el cual fue enterrado en la capilla en el año 1832 en un monumento de granito bastante austero que no tiene nada que ver con la escultura que se encuentra en la ciudad de Edimburgo. La más gótica de todas se encuentra junto al río Tweed formando un bonito enclave natural. Su piso superior se encuentro sin techo pero sí se puede acceder a él para ver el bonito paraje de alrededor. Una de las salas mejor conservadas en la Sala capitular y junto a ella se encuentra la zona de la sacristía y gran exposición de piedras talladas.
«Hay una diferencia entre nosotros: Los nobles creen que la gente existe para proporcionarles su posición, yo creo que su posición existe para proporcionarles a las personas libertad, y voy a asegurarme de que la tengan» Robert Bruce
6 Comments
Me encantó!
Como tu ya sabes ..
Es un sueño desde hace mucho tiempo viajar en moto a Escocia .
Abrazo !!
Los sueños están para cumplirse, así que prepara la moto que nos vamos para allá. Mil gracias y me alegro de que te guste. Besos
Una maravilla como todas tus fotos
Muchas gracias, así da gusto subir post. Besos
Un país espectacular y visto así desde esta perspectiva mucho mas interesante para visitarlo, Genial.
Es un país increíble ya sabes lo que me gustó. Mil gracias . Besos