Oporto y su Duero por las nacionales 222 y 108

El río Duero, su valle y las riberas que lo acompañan desde que entra en territorio portugués hasta que desemboca por la ciudad que cuenta cada día con un atardecer diferente, son temas dominantes tanto en el mundo de la literatura como en el mundo de la cinematografía, veáse por ejemplo la producción del gran cineasta portugués Manoel de Oliveira. 

El nombre de este río es proveniente del latín Durius flumen pero contiene origen celta. Se podría sospechar que los romanos  tomaron el nombre de las tribus celtas que avistaban el río. Adoraban al Dios Durius representándolo con una red de pesca en sus mano. El río que nace en el Sistema ibérico en Soria transcurre por territorio internacional  entre España y Portugal durante más de cien kilómetros formando una grieta tan espectacular, que abruma a quien se deleita con  ese agua, esos pueblos detenidos en el tiempo y  esas carreteras sinuosas que no quieres abandonar nunca. 

Una vez en tierra portuguesa, el primer pueblo que riega es Barca d’Alva. En frente de la localidad se encuentra la Quinta da Batoca donde Guerra Junqueiro gran poeta portugués plantó más de cien mil especies frutales. Se accede por una preciosa carretera que discurre en zigzag por una estrecha franja de terreno entre el río y las altas montañas. Decía Alfonso Armada en su libro Por carreteras secundarias que en este tramo de carretera (nacional 221) se observan los campos bien tratados,  viñedos en terrazas, olivos, naranjos junto a las aguas y pequeñas huertas.
Desde aquí se accede al mirador más alto de los márgenes del Duero en zona  internacional Penedo Duráo desde donde se pueden observar las águilas a nuestros pies.

Prosiguiendo por Freixo de Espada à Cinta, se atraviesa Torre de Moncorvo con el fin de llegar a Vila Nova de Foz Còa que es donde decidí comenzar la ruta de la famosa nacional 222. La idea es recorrer el valle del río portugués por la nacional 222, llegar a Oporto y realizar la otra orilla del río por la nacional 108.  

La nacional 222 realizada a imagen y semejanza al transcurso del río, está catalogada como una de las carreteras más bonitas del mundo y desde luego no defrauda a quien la recorre serpenteando entre viñedos y árboles frutales. La compañía Avis reunió a un grupo de expertos entre los que estaba por ejemplo: el diseñador de circuitos de Fórmula 1 Hermann Tilke,  los cuales realizaron un experimento matemático siguiendo estos criterios: 

«En la conducción existen cuatro fases principales. Las curvas, la aceleración, la velocidad y el frenado. Una gran carretera radica en el justo equilibrio entre estas fases que ofrecen la emoción de la velocidad y aceleración, mientras que las curvas prueban las capacidades de conducción y las rectas hacen posible disfrutar del escenario. Nosotros hemos calculado un balance óptimo entre estos componentes para poder determinar, científicamente, la mejor carretera del mundo» Mark Hadley

 y de acuerdo a los resultados dijeron:

“La mejor carretera del mundo es la N-222 que va desde Peso Da Régua a Pinhao, a medio camino entre Oporto y la frontera española, en Portugal.
El tiempo dedicado a recorrer una recta es el momento adecuado para apreciar los alrededores de la carretera antes de llegar a la próxima curva, que otorga al conductor la emoción y excitación que se obtiene en una carretera desafiante»

Vila Nova de Foz Còa cuenta con gran fama mundial desde el año 1994 cuando unos investigadores que hacían un estudio medioambiental descubrieron una colección de arte paleolítico, que ha llegado a ser la más importante del mundo que se encuentra a cielo abierto. El Parque Arqueológico, cuenta con una extensión de 20.000 hectáreas y 200 kilómetros  cuadrados, hoy día Patrimonio mundial de la UNESCO.
La visita se realiza en dos partes, la primera en un museo donde se pueden apreciar a mayor tamaño y representados en lineas de colores los detalles de los grabados y luego a través de los caminos en visita guiada  se llega a la Canada do Infierno que fue el punto de inicio del descubrimiento (www.arte-coa.pt).

En su tranquilo barrio antiguo podemos pasear por sus adoquinadas calles, observar una iglesia y una pequeña capilla antigua sinagoga. 

Avanzando por la preciosa carretera se atraviesan valles llenos de vides, localidades como la de Sao Joao de Pesqueira conocida por ser un paraíso natural para los pescadores y por  su cercanía al bonito mirador llamado “San Salvador del mundo” que puede ser admirado tras la visita el Museo del vino. Desde este mirador se pueden divisar los rápidos del río destacando el de la Valeira que tiene especial importancia histórica pues en él se ahogó el barón Forrester en 1861, nombre ligado a las primeras casas inglesas que explotaron el vino de Oporto y al que se deben los primeros estudios científicos geográficos y cartográficos sobre la región.

Además, también se puede observar la Capilla de la Misericordia en cuyo interior  se encuentra una imagen de la reina Santa Isabel y de la Virgen de los Remedios. Prosiguiendo por la pintoresca carretera llegamos a la zona donde comienza la mejor parte de la misma ya que ésta transcurre rodeada de terrazas de viñedos y encaladas quintas donde se puede degustar los mejores oportos famosos en el mundo entero.

La pequeña Pinhao se asienta en un meandro rodeada de bodegas con una estación de tren  ornamentada de azulejos blancos y azules con imágenes de la vendimia y un antiguo andén de madera. Desde cualquier Quinta las vistas son espectaculares, al igual que lo son desde el mirador de Casal de Olivos situado a unos cuatro kilómetros y  que se accede a él por la carretera M-585 dirección a Sabrosa.

Prosiguiendo hacia Peso de Regúa no se deja de admirar la espectacular región vinícola declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2001. Merece mucho la pena parar en el Mirador de  San Leonardo Galarufa  que como decía Miguel Torga es un “exceso de naturaleza”. También se puede visitar el Mirador de San Antonio de Loureiro pero después de ver los dos anteriores desmerecerá la visita. Desde esta localidad el río es navegable,  es un lugar de mucho tránsito ya que se encuentran la mayoría de las compañías que realizan recorridos turísticos por la región. La localidad ocupa un lugar importante en la comercialización del vino ya que desde la antigüedad los vinos se transportaban en barcos llamados “rabelos” (barcos de vela tradicionales en los que se transportaban mercancías , fundamentalmente vino de Oporto) para su comercialización. Para conocer más sobre el vino y la región nada mejor que visitar el Museo do Douro ubicado en un almacén reformado a orillas del río. 

Volviendo a la N222 dejamos atrás Lamego en la que ya había estado cuando realicé la N2 ( Si quieres ver el post sobre el 75 Aniversario de la N2 portuguesa pulsa aquí). Conocida como la joya portuguesa es la localidad con mayor concentración de monumentos históricos por metros cuadrado del país. Posee la gran iglesia de Nuestra Señora de los Remedios, reconocida por la monumental escalera diseñada por Nicolau Nason  que asciende en zigzag a ella.
Con más de seiscientos cincuenta escalones y decorada con escenas en azulejos azules y blancos, fuentes y estatuas  la convierten en una de las mejores obras rococó del país. Si no se quiere subir andando siempre está la opción de una carreterita, por supuesto con adoquines para no perder la costumbre en este país, que la rodea y te guía hasta la puerta de la misma. 
Igualmente se  puede visitar el museo de la ciudad,  situado en un palacio del siglo XVIII o recorrer su centro histórico donde destaca la catedral de Nuestra señora de la Asunción y un pequeño castillo rodeado de casas de piedra.

Continuando por la bonita carretera se atraviesa Resende, Oliveira do Douro, Cinfaes, Entre-os-rios y dejando atrás pueblo a pueblo se llega a la ciudad cuyos atardeceres han servido de inspiración a poetas  y cantantes ya que la mezcla de colores ocres y naranjas  reflejados en las fachadas de las casas de la riberas, los puentes y los rébelos  adornando el río  es una imagen que queda grabada en la retina. 

Hay numerosos lugares donde fotografiar esos atardeceres: Monasterio de la Sierra del Pilar, la conocida Roca de los gatos, lugar poco accesible pero merece la pena el esfuerzo para llegar a ella, el paseo de la fuentes, el Palacio de cristal, Miradores de la Victoria o de Grilos, la Estación del teleférico o el Paseo de las virtudes

Pese a que Oporto se ha convertido en los últimos años  en una ciudad muy reclamada por el turismo, el alma de la ciudad todavía sobrevive en ella. Elegida como mejor destino europeo en 2017 , es una ciudad calurosa y de una belleza hecha de pequeños encantos. Es fácil encontrar rincones en calles o callejuelas poco transitadas,  donde sus edificios están desgastados por el sol y junto  con el  poco mantenimiento de los mismos crea unas vistas de postal desde cualquiera de sus puentes o riberas. 

«Mientras Lisboa presume, Oporto trabaja» Dicho portugués

Distribuida por barrios, sin duda el más visitado es el denominado Ribeira, Patrimonio mundial de la Unesco, ya que es donde se encuentran la mayoría de los atractivos de la ciudad y desde donde se obtienen las mejores panorámicas de la misma.
La iglesia de San Francisco posee un gran interior barroco aunque su exterior sea austero y pase desapercibida; con su gran museo de arte sacro y sus catacumbas hacen que esta visita sea una de las imprescindible del barrio. También encontramos el Museo de la misericordia, el Palacio de la Bolsa, los Jardines del infante Don Enrique y uno de los lugares más fotografiados de la ciudad, el puente de Don Luis I finalizado en 1866 por un discípulo de Gustave Eiffel. Actualmente por su parte inferior  circulan los coches y por la parte superior los peatones y una línea de metro, pero lo normal es que por su parte inferior siempre haya ríos de personas que transitan por las pequeñas ceras complicando cada vez más el tráfico. La última vez que estuve fue una auténtico horror acceder a la ribera del río con la moto. 

Hacia el norte encontramos la gran catedral fundada en el siglo XII aunque su mayor reconstrucción fue en el siglo XVIII pero aún así todavía se pueden ver restos del románico de antaño. Cerca también podemos encontrar la iglesia  de San Lorenzo, los restos de la antigua muralla de la ciudad, la iglesia de Santa Clara o el Teatro Nacional y el mirador de Rua das Aldas, quizá uno de los mejores de la ciudad. 

Ya  en el barrio de Bolhao podemos disfrutar de una de   las estaciones de ferrocarril más bonitas de Europa, la  estación de Sao Bento donde parece que retornamos al pasado cuando  entramos en un recibidor decorado por más de veinte mil azulejos en azul y blanco con escenas históricas.

La zona norte es el lugar donde se encuentran  algunos de los lugares más fotografiados de la ciudad  como la torre dos Clérigos diseñada por el maestro Nicolau Nasoni a mediados del siglo XVIII, la iglesia de Carmo, la librería Lello decorada en madera y vidrieras y muy reconocida por aparecer en las novelas de Harry Potter y ya en el barrio de Miragaia está el jardín de Cordoaria o el Centro Portugués de Fotografía, el cual fue una cárcel durante la dictadura de Salazar  albergando actualmente exposiciones temporales de fotografía.
Algo que no hay que perderse de este barrio es el fascinante mercado do Bolhao, de acero forjado construido en el siglo XIX. No hay que dejar de fotografiar el mosaico de tejados rojos que se puede observar desde el Mirador de la Victoria sobre todo al atardecer. 
Uno de los barrios más tranquilos de la ciudad es el de Massarelos, donde se puede pasear por los Jardines de su Palacio de Cristal, o bien, visitar el Museo del vino de Oporto ubicado en un gran almacén reformado o el Museo del carro eléctrico, que es una verdadera delicia para los amantes de los tranvías. 
En Boavista, uno de los barrios más modernos de la ciudad, encontramos la Casa de la música, que es el alma cultural de la ciudad y sede de la orquesta nacional de la misma. Aquí se encuentra otro de los mercados que me gustan mucho ya que está completamente reformado y aunque recoge ese aire local, es un lugar con mucha vida  que brilla por sí solo. 

Hay otros barrios como por ejemplo el de Foz do Douro donde se encuentra el Parque de la ciudad o el Jardín del paseo alegre y el famoso barrio de Vila Nova de Gaia que en realidad es una localidad diferente pero está tan unida que muchos lo toman como un barrio de Oporto. En esta zona se encuentran todas las bodegas de vino de Oporto: Ferreria, Ramos Pinto, Porto Cruz, Calem, Sandeman, etc., además del Jardín de Morro desde donde se pueden observar unos atardeceres realmente maravillosos. El vino de oporto posee un sabor intenso, una textura sedosa y es bastante dulce, aunque hay una variedad increíble, no se puede salir de esa ciudad sin disfrutar de una buena cata de vinos. 

Y ya dejando atrás esa ciudad divertida, romántica, brillante y llena de color la ruta continua hacia la otra ladera del río, ahora se bordea el Duero pero por la N108. Si la N222 me encantó ésta no fue menos, además aquí había un handicap más y era la sorpresa, ya que todo el mundo habla de la N222 y esta belleza no me la esperaba. La carretera discurre por la ladera del río con unas vistas increíbles, sin duda es una de las carreteras favoritas de los moteros portugueses, allí fue donde ví más motos y con diferencia a cualquier otra carretera.
Al salir de Oporto hay que dirigirse hacia Valbom y a la altura de Lixa se pierden las vistas del río si se continua por la propia N108, aunque también se pueden coger comárcales que aunque no van por la ladera pasan por unas zonas realmente bonitas.
Continuando por Sobrido se empieza a divisar nuevamente las curvas del río, las laderas de vides, las quintas, alcanzando gran belleza cuando se pasa por localidades como Eja o Torrao. Pero lo mejor todavía está por venir, el trayecto que va desde aquí hasta la Quinta de Santiago  es realmente increíble, la carretera sube y baja a su antojo y el río aparece y desaparece regalándote miradores como el de Frende o el que está en la Quinta de Vista Alegre. Y ya el final del tramo aunque la carretera ya no es tan bonita,  permanece  su belleza por ir junto al gran Duero. 

«El canto del río no acaba en sus orillas, sino en los corazones de aquellos quienes lo amaron» Bufallo Joe

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