Desde Castle Combe a Glastombury

Entre  rurales carreteras donde los árboles forman túneles de color verde característicos de la hierba mojada de la campiña inglesa, se encuentra Castle Combe. Con todas las características típicas de la arquitectura de los Cotswolds, pueblos construidos en piedra, ubicados en el condado de Wiltshire y con apenas trescientos metros de longitud de su principal calle, el pequeño lugar ha  conseguido ser catalogado como uno de los pueblos más bonitos de Inglaterra,  y es que las fachadas de piedra en tonos marrones y anaranjados junto a sus tejados a dos aguas y chimeneas rodeadas de colinas de bosques, encierran el pueblo en un pequeño valle típico de cuentos. 

Con detalles de la bandera británica y de la propia reina, la iglesia de San Andrés es junto al Market Cross los únicos reclamos turísticos de la localidad, aunque a mi parecer lo mejor sin duda es admirar su arquitectura tomando un te en el precioso Manor House Hotel. Atravesando la región de los pueblos que entre lo siglos XIII y XV tuvieron su auge por la producción y el comercio de lana, se observan  casas y monumentos que han envejecido con el paso del tiempo pero que siguen manteniendo esa elegancia antigua que los británicos muy acertadamente se empeñan en mantener a lo largo de los siglos y todo ello con un telón de fondo de colinas y valles donde las bonitas fotos están aseguradas. No hay que olvidar detenerse en localidades como Chipping Campden, Broadway, Bibury con su famosa calle Arlington Row,  donde antiguamente habitaban los tejedores de lana, etc. 

No es de extrañar que la pequeña localidad asentada en un área de caliza jurásica de color dorado,  haya sido elegida como escenario para obras como Las sombras del sótano de Tania Santana, “Find me a soy, Catch me traidor” de Raymond Austin o películas como Doctor Dolittle (1966), Stardust (2007), El hombre lobo (2010) o Caballo de Batalla (2011). 

A escasos treinta minutos de Castle Combe, situada en el valle del río Avon en el condado de Somerset, se encuentra Bath,  fantástica ciudad histórica declarada Patrimonio de la Humanidad. Pasear por sus bonitas, elegantes y homogéneas calles es como introducirse en novelas  como “Northanger Abbey” o “Persuasión”  de James Austen, que situó la ciudad como telón de fondo de las novelas durante el tiempo que la escritora estuvo viviendo en la ciudad.  Su sabor se impregna en cada rincón de la localidad, que acoge su mayor esplendor en el festival que se realiza en su honor durante el mes de septiembre. La ciudad se viste con sus mejores galas y los asistentes al mismo se visten con trajes de época y las actividades siempre giran en torno a la gran novelista y a su Centro ubicado en el casco histórico de la ciudad.  Como antesala del festival, a finales de junio se celebra el Gran Baile de Verano, donde los ciudadanos evocan un baile de la época, siendo los participantes anunciados a la entrada del salón, tomando un buffet frío y leyendo fragmentos de las novelas de la gran escritora. 

La ciudad que un día fue gran referente en el Imperio romano, es hoy la que conserva los mejores restos de baños romanos del país. Antes de la llegada de los romanos, los celtas britones ya habían descubierto los manantiales de agua caliente de la ciudad. La leyenda cuenta que el fundador de Bath fue un príncipe que contrajo lepra y que se curó milagrosamente tras bañarse en unos manantiales calientes en las proximidades del río Avon. En pleno centro de la ciudad, no muy lejos de las termas romanas, están las Thermae Bath Spa, única fuente termal natural del Reino Unido. El otro gran reclamo turístico de la ciudad es su fantástica abadía gótica, levantada sobre una catedral normanda que anteriormente había sido una iglesia anglosajona. Muy cerca de los baños se encuentra Abbey Green, una plazuela adoquinada construida alrededor de un plátano de doscientos  años de antigüedad y donde el tiempo parece que se detiene, eso es Bath, la ciudad donde parece que todavía permanecen aquellos bailes de antaño donde se encontraba el gran Beau Nash, paseando su elegancia. 

Pero si hay otra cosa que llama la atención en esta bonita localidad es, la fascinante Royal Crescent, asomada al parque Victoria y donde parar a tomar un te en uno de sus entrañables salones no deja indiferente.  Es un semicírculo  de edificios pareados construido en 1775.  Ese neoclasicismo  de color miel como se le conoce por la zona,  que se encuentra por toda la ciudad es gracias a la familia de  arquitectos Wood, grandes jugadores de arte y elegancia donde llegan a su máximo esplendor en lugares como los salones Assembly Rooms. En el número uno de la plaza hay una gran reconstrucción de una lujosa casa donde se puede admirar y aprender más sobre la vida de alta burguesía y que tantas veces hemos leído en las novelas de la escritora que mejor retrató la sociedad inglesa de finales del siglo XVIII. Cercana a la impresionante Royal Crescent, se encuentra The Circus, tres bloques curvados con un gran estilo georgiano, donde predominan  columnas inspiradas en la arquitectura italiana. Para unas bonitas fotos de la ciudad hay que acercarse hasta el puente de Pulteney, uno de los pocos puentes palatinos que quedan en el mundo y que data del siglo XVIII. 

Desde Bath siguiendo por unas bonitas carreteras se llega a la localidad de Wells, la ciudad más pequeña de Inglaterra y que cuenta con la calle más antigua habitada de forma continuada “ Vicar’s Close”. La residencial y empedrada calle, a la que se accede por debajo de un arco, te traslada a un viaje siglos atrás. Su imponente catedral, descrita como la más poética de las catedrales inglesas, llena de elegancia se sitúa en un casco antiguo que cuenta con más de setecientos años. Sobre una gran pradera donde el verde ilumina sus muros, de líneas rectas coronados por torres decoradas con más de cuatrocientas esculturas en sus fachada, se sitúa la catedral realizada en estilo gótico aunque todavía permanecen restos de las partes de la antigua iglesia del siglo X.  

Dejando atrás esta preciosidad arquitectónica, llegamos a Glastonbury, lugar conocido por su gran festival  de artes escénicas llamado simplemente  Glasto que se celebra cerca de Pilton, Somerset. El pueblo tiene especial interés por una colina vecina llamada Glastonbury Tor la cual porta gran número de mitos como el de José de Arimatea, personaje bíblico que de acuerdo con el Evangelio, era el propietario del sepulcro  en el cual fue depositado el cuerpo de Jesús de Nazaret después de su crucifixión y muerte. También está relacionada con el Santo Grial y con el rey Arturo ya que el historiador galés Godofredo de Monmouth fue el primero en hacer esta identificación en 1133. Los monjes de la abadía de la localidad afirmaron haber encontrado las tumbas del rey Arturo y Ginebra. Sobre Glastonbury Tor, se encuentra la Torre de San Miguel y desde donde se obtienen unas bonitas vistas de la localidad. 

4 Comments

  1. Pedro Palomo Reply

    Que me gusta leer lo que escribes, describes el entorno y consigues que nos interese el lugar… Gracias por mostrarnos pedacitos de mundos desconocidos ✌️

    • Gema de los Reyes Reply

      Mil gracias, me encanta saber que gracias a algo que escribo, un lugar despierta interés. La campiña inglesa es un lugar fantástico para disfrutar de la naturaleza y de bonitos y pintorescos pueblos. Gracias por estar siempre aquí. Besos

    • Gema de los Reyes Reply

      Mil gracias a ti por leerlo y comentarlo. Es un viaje muy bonito lleno de historia y de encanto. Besos

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