Como deambulaba la “pequeña cerillera” por las calles de una gélida ciudad el último día del año, lo hacia Hans Christian Andersen por las calles de Copenhague en busca de fortuna. Pese a que lo intentó como actor, bailarín y en otras profesiones, nunca lo consiguió pero llegó a ser célebre por sus fantásticos cuentos de hadas como El Patito feo, El soldadito de Plomo o la Sirenita entre otros. Viajó por todo el mundo tomando notas y plasmándolas posteriormente en libros de viajes.
El viajero infatigable que siempre decía “Viajar es vivir”, tiene varias figuras que le representan y homenajean en la ciudad, pero sin duda la más conocida es la escultura de Edvard Erichsen denominada “La sirenita” convertida hoy en símbolo de la ciudad.
Copenhague, situada en la costa occidental de la isla de Selandia, es una ciudad de tamaño medio donde los atascos no existen, donde el número de bicicletas es casi el número de habitantes y donde la mayoría de su centro histórico es peatonal, de ahí que en el año 2014 fuera galardonada con el Premio de la ciudad verde europea.
La elegante, discreta y ordenada ciudad ha resistido a los rascacielos decantándose por calles con carril bici y casas de ladrillo.
Desde su plaza del ayuntamiento presidida por el Hotel Palace, la estatua de H.C. Andersen y una fuente con un toro luchando contra un dragón, se puede observar el gran edificio que consta de varios estilos arquitectónicos y en su interior el famoso Reloj de Jens Olsen con numerosos artilugios que miden la hora solar, el calendario gregoriano, las órbitas planetarias, la desviación de la trayectoria terrestre, etc. De ahí se coge la calle peatonal Stroget, formada realmente por cinco calles, repleta de tiendas y locales de ocio.
Ir de tiendas en esta ciudad presenta un mundo de sensaciones y oportunidades. El diseño danés no pasa inadvertido, desde pequeñas tiendas con encanto hasta grandes almacenes donde cada objeto está donde tiene que estar. Las galerías y pequeñas tiendas de antigüedades son otros lugares muy visitados en la ciudad. Me fascinaron las tiendas dedicadas a la Navidad, sus detalles son bonitos, elegantes y marcan una gran diferencia frente al resto de las ciudades europeas. También me llamó mucho la atención la cantidad de floristerías con un gusto exquisito, me recordaba mucho a Amsterdam donde ves que en cada esquinas hay personas comprando flores pero no por regalar, sino porque sí, porque son bonitas para la decoración de las casas.
Todas las tiendas sean de la temática que sean son divinas, no puedo dejar de nombrar la librería Tranquebar inspirada en el conocimiento del mundo que se esconde en los libros de viaje y en su música. Con un gusto exquisito ofrece un lugar “donde realizar compras de calidad con café supremo” tal y como dicen ellos en su publicidad. Otro lugar que no hay que perderse y donde también parar a tomar un café o té con un dulce es la famosísima pastelería Conditoriet La Glace que no ha permitido que el paso del tiempo empañe ni un ápice su elegante encanto. Fundada en 1870 es la gran institución del dulce de la capital danesa; entrar es como irrumpir en un café vienés de antaño; de hecho, las mesas y los uniformes de las camareras me recordaban al primer café vienés que vi en la capital austriaca hace treinta y dos años. Parecía que estaba allí, detrás de un pequeño mostrador con mirada perdida en esas delicias de chocolate, que aún sin gustarme el dulce, quería probarlas; pero no hacerlo de cualquier manera, sino acompañadas de un buen te en aquellos sillones tapizados con telas aristócratas que más parecían de un palacio que de una pastelería en la céntrica ciudad del vals .
A lo largo de la larga y peatonal calle comercial se encuentran plazas como la de Nytorv donde está ubicado el antiguo ayuntamiento hoy sede de los Tribunales. Según se avanza se encuentran numerosas tienda y edificios como la pequeña capilla medieval llamada Helligandskirden. A final de la calle se sitúa la plaza de Kongens donde se encuentra la Sede de la Real Academia de Arte, la Mansión Thott hoy embajada de Francia, además de uno de los más prestigiosos hoteles de la ciudad. En la otra esquina de la plaza está el Teatro Real y la Ópera.
Desde ahí se accede a la zona de Nyhavn, la zona más conocida de la ciudad cuyo canal fue construido hace más de tres siglos como medio de comunicación entre los pescadores y el mercado. A lo largo de la calle de edificios de colores pasteles encontramos muchos de ellos rehabilitados como por ejemplo el hotel Admiral. También encontramos en el muelle un edificio de ladrillo el Royal Danish Playhouse inaugurado en 2008 donde se representan obras teatrales.
Lógicamente en el país con la monarquía más antigua del mundo abundan los castillos y palacios y eso también se demuestra aquí en la ciudad. En frente del Royal Danish se encuentra uno de los palacios mas importantes de la ciudad, el palacio de Amalienborg donde la guardia de gorros de piel de oso custodian el alojamiento en el que la familia real permanece en invierno. Frente al palacio se encuentra una iglesia barroca de mármol llamada Marmorkirken tomando como modelo la iglesia de San Pedro de Roma. Detrás se encuentra la calle de Bredgade donde se sitúa la iglesia de Alexander Nevsky fácilmente reconocible por sus tres cúpulas doradas, el Museo histórico de Medicina el de artes decorativas y la Iglesia de San Ansgars.
Al final de la calle está el Parque Churchill donde se encuentra la Iglesia de San Albano, la Fuente de Gefión y siguiendo el camino costero se llegará a la famosa Sirenita. La fuente sin duda es la más bonita de la ciudad, representa a la Diosa Gefión y a sus hijos que fueron convertidos en bueyes cuando el rey nórdico le dijo a ella que le entregaría toda la tierra que pudiera arar en una noche y de ahí surgió la isla de Selandia.
En el interior del parque se encuentra la entrada del Kastellet, los bastiones de la antigua fortaleza construida por el rey Federico III en la segunda mitad del siglo XVII.
En los alrededores de la Universidad de Derecho se extiende el barrio latino que al igual que pasa en otras ciudades es un barrio muy animado de día y de noche. En este barrio no hay que perderse la catedral de la ciudad la cual ha sido restaurada en numerosas ocasiones ya que el fuego ha pasado varias veces por ella. También encontramos la iglesia de Sankt Petri y la Sinagoga, pero si hay algo que destaca es el Rundetarn, antiguo observatorio astronómico construido en 1642.
Otros barrios muy destacados en la ciudad son los barrios de Vesterbro y Norrebro siendo este último creado en el siglo XIX como un barrio obrero de ahí que haya numerosos restaurantes étnicos como chinos, pakistaníes, hindúes, etc. Aquí se encuentra el castillo de estilo renacentista llamado Rosenborg donde actualmente residen las joyas de la corona en la Cámara del Tesoro. El barrio de Vesterbro es el que sitúa alrededor de la estación central y donde siempre ha estado la zona más de prostitución y drogas.
La pequeña isla de Slotsholmen, rodeada de un canal y comunicada por barrios puentes es el lugar donde reside la gran fortaleza sede hoy de varios edificios administrativos e históricos tales como la Bolsa, Ministerios o el Museo de Thorvaldsen, que como su nombre indica el está íntegramente dedicado al gran escultor cuya principal obra, Cristo y los doce apóstoles, reside en la catedral de la ciudad.
Pero si hay un barrio que llama la atención ese es el de Chiristianshavn unido a la isla anterior por medio de un puente. Es un barrio repleto de interés para el viajero ya que además de contar con las iglesias de Ver Freisers, Chirstians y la de el Salvador donde se puede subir por su escalera exterior para fotografiar unas vistas impresionantes de la ciudad, encontramos la nueva Ópera construida en el año 2005 la cual cuenta con seis escenarios y con lo que se llama el “tejado flotante” quizá una de las operas más modernas del mundo.
Pero aún teniendo esta gran obra de arte lo más visitado y lo que más llama la atención al visitante, y yo me incluyo, es el distrito de Christiania, el cual va más allá de ser un barrio, sino realmente es un estilo de vida.
“Está usted entrando en la Unión Europea” es lo que se lee a la salida de la puerta principal del distrito. Nacida en el año 1971 cuando un área militar fue abandonada siendo ocupada por familias hippies. Desde ahí fue “una ciudad libre sin impuestos y administrada por sus propias leyes” . Aquí está permitida la venta y consumo de drogas blandas, tienen bandera propia y sus casas están personalizadas. Su calle principal es Pusher street o calle del camello. Actualmente cuenta con mercadillos de artesanía, algún restaurante y cafés donde la humareda está garantizada. Pese a que es una zona que no gusta y que se considera peligrosa a mi me gustó pasear por allí, ver sus grafitis, acercarme a la pista donde los monopatines no dejan de crear espectáculo y aunque es cierto que no les gusta verte con la cámara en mano, yo pedí permiso en varias ocasiones y no me pusieron ningún problema para capturar las imágenes.
En lado opuesto a este distrito se encuentra el mundo de los sueños ubicado en el barrio de Kobenhavn V. Para estar inmerso en el cuento de las hadas nada mejor que acudir al Parque de Atracciones más antiguo de Europa, el Tivoli. Se creó en el siglo XIX como uno de los planes que sirviera de alivio en el crecimiento que se estaba produciendo en las ciudades. El gran icono de la ciudad cuenta con una noria con más de cien años, llamada Rutschebanen. Sus atracciones no son espectaculares en cuando a sus alturas se refiere, pero si lo son en cuanto a diseño y ornamentación. El parque que cuenta con una forma que imita un palacio morisco, cuenta con zonas ajardinadas donde las flores, fuentes y lámparas incandescentes le da un toque mágico. Además hoy se conservan espacios para representaciones olvidadas en otras ciudades como por ejemplo la pantomima.
Si bonito es en cualquier momento del año, durante las fiestas navideñas, el parque viste sus mejores galas montando mercadillos navideños, una pista de hielo para patinar y se recrea la aldea de Papá Noel. No me extraña que Michael Jackson en su día lo quisiera comprar, es una auténtica delicia.
Y hablando de delicias, Dinamarca siempre ha sido un país de cerveza, pero actualmente las viejas cervecerías como por ejemplo Carlsberg, van de la mano de muchas pequeñas fábricas de cervezas de nueva creación. Me encantó un bar que es un auténtico lugar de peregrinación para todo el amante de la cerveza, se llama Mikkeller Bar, hay varios pero el original está en el 8 de Viktoriagade. Es un local pequeño pero acogedor con una decoración típicamente nórdica. El bar tiene veinte tiradores de cerveza de altísima calidad. Hay alrededor de 15 tipos de cereveza de la marca Mikkeller y el resto de otras marcas como por ejemplo:
–Soriachi Ace IPA: Elaborada con lúpulo japonés, que le confiere un amargor muy potente y deja un final extraseco. Se aprecia un peculiar sabor a malta.
– Vesterbro Pils: Muy suave, dulce, afrutada con notas cítricas.
– Spontan Ale Rosehip: Una cerveza sin levadura, de sabor ácido y un tanto agrio, con ciertas notas de sidra.
– Texas Ranger Chili Porter: Intenso sabor tostado, que empapa la boca con sabor a café y deja el picor del chili en la garganta.
– Drink’in the sun: Suave delicada y sofisticada de carbonatación media con notas cítricas y de miel.
4 Comments
Magnifica ciudad…. y por supuesto hay que ir en Navidad….. una delicia… fantástico post., amiga.
Mil gracias, cuando lo escribí me acordé de tí, se lo que te gusta pasear por allí. Besos
Es una ciudad fantástica y joven, magnífico relato
Si la verdad es que es una ciudad con mucha vida y transmite mucha energía. Mil gracias por tus palabras y me alegro de que te guste.
Besos