Enclavada en una roca volcánica, acompañada de colinas escarpadas y el estuario del río Forth Edinburgo, la llamada Atenas del norte gracias a su entorno natural y su arquitectura conservada a la perfección, se convierte en un fantástico lugar para perderse con la cámara, sin duda es un oasis cultural con una compleja historia impregnada por la tradición. Edimburgo, ciudad patrimonio de la Humanidad, tiene su centro en la roca volcánica que está en el corazón del Edimburgo moderno. La ciudad se puede dividir entre la vieja y la nueva ciudad separada por los jardines de Princess y dentro de esta división encontramos otros barrios o vecindarios con diferentes ambientes y por tanto diferente encanto, pero todos de gran interés.
El escritor inglés Daniel Defoe decía sobre la Royal Mile, que era la calle más bonita del mundo, yo no diría tanto, pero que es bonita, sin duda. Esta gran avenida comienza en el castillo y va hasta el gran parque de Holyrood donde se encuentra el palacio que lleva el mismo nombre. A lo largo de este paseo se encuentran numerosos edificios, callejones, iglesias, etc.
El majestuoso castillo que cuenta con más de 3000 años de historia, ha visto pasar desde legionarios romanos hasta prisioneros de guerra, pasando por princesas sajonas, invasores ingleses, piratas del Caribe, etc. El principal acceso es a través de la Puerta del rastrillo, que era la principal puerta de acceso tras el gran asedio de 1573. Sobre ella, la Torre Argyle construida en 1887 y a su lado tenemos la gran escalera de 70 peldaños que era el principal acceso que había a la cima en la época medieval. Realmente no hace falta ascender por ella sino que lo podemos hacer por el curvo camino empedrado que hay al lado, creado en el siglo XVII para facilitar el transporte de artillería pesada, estando hoy en día los seis cañones de hierro fundido (que no son los originales), el cobertizo para carros y el cañón de la una en punto, llamado así, porque cada día se dispara a las 13:00 horas (con excepción de los domingos, viernes santo y el día de Navidad).
Ascendiendo por esas escaleras se accede a las Defensas inferiores y desde ahí se pueden obtener maravillosas vistas de la ciudad. Se puede continuar por el Museo Nacional de la Guerra que abrió sus puertas en 1993 y que está ubicado en el antiguo polvorín. Proseguir por la residencia del gobernador para llegar a los barracones nuevos que se construyeron durante las guerras con la Francia de Napoleón. Actualmente sólo se puede ver la sala que alberga el museo de los regimientos. Luego tras atravesar la puerta de Foog, construida en el siglo XVII, se puede visitar la Capilla de Santa Margarita que es el edificio más antiguo del castillo, el cañón Mons Meg llamado así por ser construido en la ciudad belga de Mons y desde ahí una cosa curiosa y poco vista en otros sitios que es el cementerio canino, utilizado desde 1840 para las mascotas del regimiento y los perros de los oficiales.
También se pueden visitar las murallas, la torre de David, el pozo y de ahí pasar a través de un pequeño pasaje a la Plaza de la Corona que es el patio principal del castillo creado en el siglo XV para encontrarnos con el Palacio Real. Al lado está el Gran Salón construido en 1511 que se utilizaba para las celebraciones y donde yo destacaría su maravilloso techo medieval. El castillo consta de más lugares interesantes tales como el monumento nacional a los caídos de Escocia, el edificio de la Reina Ana sobre lo que era el Almacén real de Artillería, las cárceles, etc., y tras pasar por diferentes puertas y torres en la salida se encuentra la gran explanada construida en 1753 siendo hoy en día el escenario del desfile militar denominado Tatoo que se celebra cada mes de agosto coincidiendo con el Festival internacional de Edimburgo.
Un poquito más abajo del palacio está la conocida Camera Obscura desde donde se obtienen unas vistas excepcionales. Estas son proyectadas sobre un disco situado en una torre por medio de un sistema de espejos además de otras ilusiones ópticas.
La zona denominada Lawnmarket es donde se encuentran la gran mayoría de tiendas, además de la catedral de Saint Giles, construida en el año 854 aunque fue denominada catedral en 1633. Cerca se encuentra el famoso perro Greyfriars protagonista de la leyenda más tierna de Edimburgo. A pesar de que hay quien ha tratado de desmentirla la historia de Bobby es una de las más queridas por los escoceses, que lo han convertido en todo un símbolo nacional. Se cuenta que Bobby era la mascota de un humilde vigilante nocturno llamado John Gray. Su perro lo acompañaba durante las rondas y no se separaba de su lado. Gray falleció a mediados del siglo XIX y fue sepultado en el cementerio de Greyfriars, este skye terrier se quedó junto a la tumba hasta el día de su propia muerte, que ocurrió catorce años después. Durante ese tiempo, los ciudadanos de Edimburgo acudían a verle y a llevarle comida, construyendole un pequeño refugio para que pudiera resguardarse. Era tal el cariño que suscitaba el animal que cuando en 1867 las autoridades de la ciudad aprobaron una ley que obligaba a abonar una licencia por cada perro Sir William Chambers, un lord de la ciudad, pagó la licencia de Bobby. Desde su muerte, Bobby pasó a ser conocido como Greyfriars Bobby y se convirtió en el claro ejemplo de que el perro es el mejor amigo del hombre. Un año después de su muerte, una aristócrata de la ciudad, Lady Burdett Coutts, conmovida por su historia, solicitó construir un monumento en homenaje a Bobby.
En esta zona además también se encuentra el Callejón de Mary king situado bajo los edificios de la vieja ciudad, mostrando la mala situación por la que pasaba la ciudad entre los siglos XVI y XVII. Después de ser clausurado y cerrado al público durante años, han resurgido las historias de las víctimas de las plagas, asesinos y asesinados, hoy convertidos en fantasmas de leyenda. Durante el recorrido se visitan diferentes estancias en las que se mantenían con vida a duras penas los ciudadanos más pobres de Edimburgo. Tras visitar el escenario de un crimen y las casas de algunos de los habitantes de Mary King, se cuenta la historia de Anni que es una niña que llora porque perdió su muñeca. Me llamó mucho la atención ver cómo muchos de los asistentes al tour llevan muñecos allí para que sean distribuidos por los niños más necesitados.
Hablando de callejones hay muchos a lo largo de la Avenida, pero a mi los que más me gustaron son por ejemplo el que había en frente al Scottish Story telling donde está la sede de la revista The List. También es famoso porque en este callejón tuvo lugar uno de los asesinatos de más misterio de la ciudad y es que en 1806 se encontró el cadáver de un mensajero del banco que transportaba más de £4 000 en efectivo y lo relevante es que un tiempo después, el dinero se descubrió oculto en una pared. Otro muy bonito y que me encanta fotografiar se encuentra a la altura de la catedral ya que enmarca al fondo el monumento a Scott, otro sería el Dunbar’s Close, Advocate´s close que se remonta al siglo XVI. Este es uno de esos callejones que hay que recorrer y llegar hasta el final ya que gracias a una renovación reciente, los edificios históricos del callejón albergan oficinas y negocios, y los detalles arquitectónicos modernos contrastan con pequeños testigos del pasado, como las inscripciones en los dinteles de las puertas. El pintoresco Lady Stair’s Close está cerca del castillo y a mi me chifla porque allí ademas se encuentra el pequeñito museo de los escritores escoceses, Sir Walter Scott, R.L. Stevenson y Robert Burns ubicado en una preciosa casa que data de 1622, aunque la característica torre se añadió en una reforma unos siglos más tarde. Pasear por el sendero literario formado por citas de escritores inscritas en la piedra que se encuentra en frente no tiene precio. Hay otro situado casi al final de la Royal Mile, muy cerca del Holyrood Palace, White Horse Close es uno de los callejones más bonitos de Edimburgo.Aunque el fotogénico patio de casitas que encontrarás hoy en día se remonta a una restauración de los años 60 encontraras muchos restos antiguos.
Volviendo a la ruta, al finalizar esta zona encontramos la Iglesia de Trom que no se puede visitar pero que bien merece una parada para ver su fachada antes de ver la John Knox House que es la casa medieval más antigua de la ciudad. Construida en el año 1490, dicha casa se la conoce con el nombre de John Knox pues vivió el predicador que fundó la iglesia presbiteriana como rechazo a la iglesia protestante escocesa. Y antes de finalizar en el palacio se puede ver el parlamento de Escocía situado ya en la zona de Abbey Strand que se puede visitar y que a mi no me gusta mucho porque es excesivamente moderno. El palacio que es residencia real y también se puede visitar para observar cuadros, mobiliario, etc.
Algo curioso y que pasa desapercibido son los baldosines metálicos situados en lo que era antes la puerta de la ciudad, en la zona de Canongate. En una de las esquinas se encuentra el pub The World’s End, llamado así porque para mucha gente de Edimburgo este punto significaba el fin del mundo, quien salía por esa puerta probablemente nunca volvía a entrar.
Al sur de la Avenida se pasea por la más pura historia, la zona está llena de librerías, tiendas de antigüedades, pubs, restaurantes, etc, pudiéndose continuar hasta la plaza adoquinada Grassmarket que además de pubs con mucha solera encontramos la casa de Robert Burns y el Museo nacional de Escocia. Pasear por aquí es una delicia, se pueden obtener unas maravillosas vistas del castillo cuando el sol se esconde desde las escaleras The Vennel. Al cruzar los jardines de Princes St hacia el norte, el visitante se adentra a la New Town, diseñada y construida a finales del siglo XVIII para ampliar la ciudad y dar un respiro a la abarrotada Old Town. En este barrio reinan el orden y el espacio que en el casco antiguo parecen impensables: calles rectas, fachadas elegantes que hoy albergan restaurantes, tiendas y oficinas…En Waverley Bridge, uno de los puentes que conectan la Old Town con la New Town transita la gente de un lado al otro bajo la mirada de las chimeneas y las agujas que se superponen en una masa de piedra oscura casi uniforme. La avenida principal de la New Town es Princes St, un hormiguero de tiendas, peatones, autobuses y tranvías que, por suerte, respira gracias a los enormes jardines que la bordean por el sur. En la zona oeste de estos jardines se encuentra el escenario del quiosco de música de ross, donde tienen lugar los conciertos de Hogmanay, la fuente dorada y la Iglesia de Saint John con su fantástica terraza.
También encontramos el Monumento en homenaje a los escoceses que combatieron en la I guerra mundial. En lo alto del montículo se centra la Galería Nacional y la Academia real y al este el conocido monumento Scott, esculpido en 1840 que homenajea al novelista Walter Scott, desde donde se obtienen unas bonitas vistas, al igual que desde Calton Hill, que según Steveson este es mejor lugar para obtener buenas vistas de la ciudad. Otro lugar para disfrutar de unas bonitas vistas es el bonito Arthur´s seat, famoso volcán dormido situado a 251 metros en el parque de Holyrood. Para llegar a la cumbre hay muchos caminos establecidos y fáciles de transitar como por ejemplo el que parte de St. Margaret´s Loch o el que hacen todos los turistas que es el que sube desde la carretera Queen’s Drive.
El camino comienza en los Salisbury Crags, unos acantilados de basalto desde donde se obtienen maravillosas fotos. Desde el principio, el camino se bifurca y puedes elegir entre varias rutas, subiendo por Radical Road, es un sendero que transcurre por debajo de los Salisbury Crags. Si se va por Volunteer’s Walk y caminarás por encima de los Salisbury Crags. Ambos tienen vistas espectaculares de la ciudad y desde ahí se accede en un camino de zig zag a la cima.También hay otro camino sin partes demasiado empinadas y se pasa por el St Margaret’s Loch y las ruinas de la capilla medieval de St Anthony.Elijas el camino que elijas, tras casi una hora de ascenso llegarás a la cumbre rugosa de Arthur’s Seat. La cima ofrece unas vistas muy bonitas de la ciudad y de sus barrios, si queréis ser muy escoceses si bajáis por Duddingston se puede tomar una cerveza en Sheep Heidi Inn que es una cervecería muy famosa por sus partidas de bolos.
En la ciudad hay otros barrios curiosos como el portuario de Leith que se extiende al noreste de Edimburgo. Además de sus tiendas, restaurantes, galerías de artes y viejos hogares de mercaderes, se puede visitar el buque Royal Yacth Britannia en el centro comercial. Otro barrio muy chulo es Stockbridge, al noroeste de la New Town, es uno de los barrios más pintorescos de Edimburgo, repleto de de casas bajas, antiguas callejuelas de caballerizas reconvertidas en hogares de lujo y restaurantes y comercios locales junto al río. Su circle line es muy muy conocida entre los fotografos. Bruntsfield y Morningside, barrios adyacentes del suroeste de Edimburgo, comparten dos distintivos: son áreas residenciales (de clase más alta que otros barrios), pero sus calles principales están colmadas de restaurantes, cafeterías y tiendas coquetas.
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