Washington

Si tuviera que describir con una palabra a esta ciudad, esa sería “patriotismo”, el cual, queda patente a lo largo de las  avenidas, plazas y  rincones  que se pueden encontrar desde el Capitolio hasta  el Cementerio Nacional de Arlington, pasando por sus barrios menos conocidos. Esto no es de extrañar si se piensa el origen de la misma, fue un distrito creado por el Congreso de los Estados Unidos en 1790 como un lugar para reunirse y negociar sus asuntos de gobierno. Washington DC es una ciudad de contrastes. El área central está cuidadosamente diseñada con amplias avenidas y magníficos edificios y monumentos, sin embargo, algunos de los vecindarios que la rodean están mal cuidados, pudiéndose llegar a ver  esa dejadez encontrada en barrios de otras ciudades americanas.
El acceso más utilizado para llegar a la ciudad (además de los aeropuertos)   es a través de su bonita estación llamada Unión Station, es una preciosa estación con un siglo de historia y a la que, además de trenes también llegan autobuses y metro. La ciudad ofrece innumerable oferta cultural; quisimos visitar el Capitolio situado sobre una pequeña colina en el lado este del Mall, tenía bastante interés en ver su Biblioteca del Congreso  pero puesto que había diferentes eventos, estaba cerrado a los turistas, así que me quedé con las ganas de fotografiar esas preciosas arcadas que tantas veces he visto en reportajes. El edificio por mucho que lo hayamos visto en las películas, reportajes o fotografías sorprende por su ubicación y por ser un fantástico ejemplo de neoclasicismo, pero también tengo que reconocer que me defraudó en cuanto a que no me transmitió esa “exaltación a la libertad” sino más bien, me pareció un gran edificio que podría ser un hotelazo o un casino.
Proseguimos por la  National Mall, una espectacular explanada de jardines que conduce a otro punto clave de la visita a la capital norteamericana: el Obelisco de mármol y granito o Monumento a  George Washington. A través de sus tres kilómetros se encuentran la mayoría de los principales museos, galerías de arte y memoriales de la ciudad. Aunque visité varios de los museos los dos que más me gustaron fueron el Museo Nacional del Aire y del Espacio: Llamativo y espectacular ya que contiene la mayor colección de cabinas de aviones y naves espaciales del mundo, además de una roca lunar que permiten palpar.  Chulísima la zona interactiva que posee este museo.

Y el museo de los indígenas americanos donde se pueden explorar las comunidades nativas de todo el continente americano en exposiciones que muestran tanto su historia como su estilo de vida en siglo XX. La colección incluyen más de 800.000 objetos, así como un archivo fotográfico de 125.000 imágenes dividiéndose por áreas tales como:   Amazonas, Andes, el Ártico y Subártico, California, la Gran Cuenca, etc.

Estando en la cafeteria del museo llegaron un grupo de Amish, agrupación religiosa cristiana de doctrina anabaptista, notable por sus restricciones respecto al uso de algunas tecnologías modernas, tales como los automóviles o la electricidad. Son descendiente de inmigrantes predominantemente suizos de habla alemana. Creen en el Nuevo Testamento de una forma muy literal y se aíslan del mundo exterior. Defienden el pacifismo y la vida sencilla. Visten como en el siglo XVII o XVIII.

El Obelisco Impresiona por su altura y también por su solemnidad. Descendiendo por  un campo de césped  extraordinariamente cuidado se llega al Memorial de la Segunda Guerra Mundial, un mural lleno de estrellas, una por cada soldado que cayó en esta cruel contienda.

Si avanzamos más nos encontramos con la Reflecting Pool y  el Memorial Abraham Lincoln cuyo edificio imita un templo griego dórico y que fue el lugar donde Martin Luther King pronunció su conocido discurso en 1966. En su interior está la fantástica estatua sentada del decimosexto presidente, obra de Daniel Chester.

Otro de los Memoriales y a mi uno de los que más me gustaron fue el dedicado a los caídos en  la guerra de Vietnam; se encuentra en el lateral norte de la gran piscina reflectante en Constitution Park. Consta de tres partes:
A.- La pulida pared negra (The Memorial Wall)   realizada en gabro importado de la India, debido a sus cualidades reflexivas, ya que después del pulido es un espejo donde están inscritos los nombres de los miles de soldados norteamericanos fallecidos y desaparecidos en aquella guerra. Al leer los nombres el lector se refleja en el muro uniendo el pasado y presente como deseaba el diseñador, creando un shock emocional en el espectador.
B.-  Estatua de bronce donde aparecen tres soldados armados al acabar una patrulla por la selva. Representan a los soldados blancos, afroamericanos e hispanos que combatieron en el ejército durante el conflicto. Una obra realista que muestra a unos soldados cansados, desaliñados frente a la tradición heroica de otros monumentos conmemorativos.
C.- Estatua de bronce que conmemora el papel de las mujeres en el conflicto (The Vietnan Women´s Memorial) en especial a las enfermeras. La estatua muestra a tres mujeres atendiendo a un soldado herido, a una se le conoce como Esperanza, la que esta rezando es la Fe y la que atiende al herido es la Caridad.

Es increíble ver cómo en la actualidad la pared negra estaba llena de flores naturales, fotografías, insignias, poemas y condecoraciones depositadas en el suelo. Estando allí llegó un señor muy mayor, se sentó en el suelo, se fumó un cigarro y más tarde depositó otro cigarro en el suelo.  Al intentar incorporarse se mareó, así que le ayudé a recostarse sobre la pared, le di agua y a partir de ese momento la que se sentó con él fui yo,  empezó a contarme que iba todos los días a fumarse un cigarro con su gran amigo Mark, como hacían cuando estaban en Vietnam. Todavía recuerdo esa mirada verde, brillante cuando minuto tras minuto narraba lo que había sido esa “monstruosa guerra” como él la llamaba. Fue un momento entrañable, de esos que aunque pase el tiempo no olvidas, compartir con las personas sus emociones vividas, es sin duda lo mejor de los viajes. Proseguimos para acceder al Memorial de Thomas Jefferson y después cruzar el río Potomac por el gran puente Arlington Memorial. Allí descansan los militares estadounidenses que participaron en todas las guerras que libró el país, desde la Guerra de Independencia, hasta los recientes conflictos de Afganistán e Irak.
Hacia el norte del Mall, realizamos un paseo por edificios gubernamentales, todos con grandes sistemas de seguridad y muchísimos militares por todas partes.

Alcanzamos el punto más famoso de la Avenida Pennsylvania, La Casa Blanca, lugar de residencia del Presidente de los EEUU desde 1800. Es habitual encontrarse numerosos grupos de protesta a su alrededor,  como las que están acampadas en Lafayette Square, por ejemplo la gallega Concepción Martín, a quien llaman Connie, quien estaba ahí desde el 1981 manifestándose en protesta de la proliferación de las armas nucleares aunque al principio sus protestas fueron por temas personales.

Me encantó las posibilidades que te da esta ciudad en cuanto a la gastronomía se refiere, te encuentras desde restaurantes muy lujosos a elevados precios, hasta numerosos restaurantes étnicos y establecimientos de comida para llevar muy baratos, y de ahí que me gustara un barrio multicultural llamado Adams-Morgan que está al norte, totalmente diferente a lo que creía que me iba a encontrar en la gran capital de EEUU.

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