Hanói, el desorden dentro del orden

“Cada cosa tiene su belleza,  pero no todos pueden verla “ Confucio

Ubicada junto al río Rojo,  la ciudad cosmopolita de Hanoi proviene de un pasado marcado por las guerras. Ocupada por japoneses, chinos y franceses la “ciudad más allá del río” es hoy una ciudad donde conviven la tradición y la modernidad en un desorden trepidante.

Convertida en capital desde 1976, es una mezcla de pueblos y culturas que derrocha historia, mientras se envuelve en su aroma de café mirando a las montañas cercanas.  El gran reto de entrada en la ciudad, es cruzar las calles en las que no siempre hay semáforos o pasos de cebra. El laberinto de callejuelas atestadas de vendedores de comida, flores, artesanía, especias, etc., no dispersa el caudal continuo de motocicletas que transitan por la sorprendente ciudad que nunca descansa.

Hanói no es una ciudad amable con el peatón. Apenas hay aceras y cientos de motocicletas circulan a todas horas y en todas direcciones sin aparente orden ni concierto, es un caos lleno de amor” P. Robles 


La dinámica ciudad todavía se está recuperando de los daños acaecidos durante la guerra. Su caótico casco antiguo, al igual que sucede en otras ciudades del sudeste asiático, resulta armonioso, ya que conserva muchas de sus costumbres y estampas tradicionales, además, de ser uno de los mayores centros culturales del país.

Treinta y seis calles con treinta y seis gremios diferentes formaban el barrio antiguo de la ciudad. Actualmente muchas de las calles mantienen sus tradiciones y en otras se han instalado hoteles y cafeterías que al llegar la noche adornan sus entradas con pequeñísimas sillas y mesas para degustar la fantástica gastronomía del lugar, acompañado de una  música  cuyo volumen rara vez es agradable. Dentro del gran laberinto de calles repletas de vendedores y comerciantes, hay una que destaca por ser la más fotografiada de la ciudad, “la calle del tren”, en el distrito de Hoàn Kiem. 
Construida por colonos franceses en el año 1902, la vías del tren de Hanoi siguen manteniendo su función sin apenas mantenimiento, por lo que, tanto el estado de las vías, como la seguridad,  están siempre en entredicho.  Sorprende ver cómo por la famosa calle, el tren pasa diariamente cargado de pasajeros y mercancías a escasos centímetros de los hogares de cientos de personas. La calle más fotografiada de la ciudad, ha pasado de ser una calle de un barrio con escasos medios económicos, a ser un barrio masificado por el turismo, lo que le ha llevado a las autoridades a  prohibir transitar por las vías del tren en ese conocido tramo, pero no en otros cercanos.


Relacionado con este medio de transporte, no hay que dejar de visitar el legendario “Long Bien Bridge”, lugar muy frecuentado por los vietnamitas, ya que sigue estando considerado como un monumento que ensalza la tenacidad y resistencia del pueblo de Hanoi durante la guerra de Vietnam.

“Long Bien Bridge es un puente con cientos de años de historia, así que el día de mi boda quiero tomar fotos para traer cien años de felicidad” L. Ching


El distrito de Hoan Kiem es un lugar donde la cultura, el agua y el ajetreo constante van cogidos de la mano. El “lago de la espada recuperada” tiene su propio templo, en cuyo interior está la gran tortuga disecada, símbolo de la longevidad en Vietnam.  Al templo Ngoc Soc, construido en 1814 y situado en una pequeña isla en la parte norte del lago, se accede por un histórico puente clásico peatonal de color rojo llamado Huc.

Este barrio, conocido como Old Quarter, ve semanalmente un mercado nocturno donde curiosamente las motos tienen preferencia frente a los peatones, ya que aunque durante su celebración las calles están cortadas al tráfico, las motos siguen transitando, por lo que a veces pasear por el mismo se convierte en un baile constante, donde el arte de esquivar será el gran objetivo.
A espaldas del relajante lago, donde los domingos las familias van a pasar el día, se encuentra la catedral de San José, de estilo neogótico, lugar de culto para los aproximadamente 7% de habitantes católicos que residen aquí.  Construida sobre el lugar donde se asentaba la antigua pagoda de Bao Thien, los franceses la crearon en el siglo XIX inspirándose en la catedral de Notre Dame de París.

Dentro de ese mismo barrio, junto a las numerosas tiendas, el mercado Dong Xuan, el mural cerámico de cuatro kilómetros a orillas del dique de Song Hong o el Teatro de marionetas de agua Thang Long, se encuentran las famosas casas tubo, llamadas así, debido a sus estrechas fachadas y alargados interiores, estando muchas de ellas convertidas hoy en pequeños restaurantes o lugares donde se realiza la comida que luego se vende en la puerta de las mismas.

La gastronomía vietnamita es una mezcla de influencias orientales, francesa, india y malaya principalmente. El plato estrella es el pho,  sopa de noodles y verdura que se acompaña con ternera o pollo con una gran mezcla de hierbas aromáticas, aunque para nosotros sean más famosos, los nem, rollitos de verdura cubiertos en obleas de arroz.

Saliendo del barrio antiguo, en el distrito de Hoam Kiem,  entre  grandes hoteles, bonitos restaurantes, inmensos edificios empresariales, encontramos restos de la barbarie de la guerra: La cárcel de Hoa, la cual, se conserva para honrar a los vietnamitas que lucharon contra el colonialismo, aunque quizás pase a la historia por albergar a los pilotos estadounidenses encarcelados nueve años y que lo bautizaron irónicamente como “El Hilton Hanoi”.

Pero si hay un lugar de peregrinaje para los vietnamitas ese es el Mausoleo de Ho Chi Minh. El padre de la nación vietnamita, vivió en la ciudad durante largas temporadas. El complejo del mausoleo es una zona peatonal, y aquí sí que no entran las motos, con jardines botánicos, monumentos, pagodas, etc. Está compuesto por el propio Mausoleo construido en mármol y representando una flor de loto, el Palafito y el museo.  Muy común ver en los alrededores a lugareños vendido souvenirs con fotos, símbolos y con la famosa frase: “Tu siempre marcharás con nosotros Tío Ho”. Desde aquí se puede ver el edificio más llamativo de la ciudad, el Palacio presidencial, construido en 1906 y dedicado exclusivamente a recepciones oficiales.

Los lagos de la ciudad siempre están cerca de lugares emblemáticos que se han conservado a la perfección como por ejemplo, el fantástico Templo de la Literatura,un monumento dedicado al sosiego y a la sabiduría donde vale la pena perderse unas horas. Fundado por el emperador Ly Thanh en el siglo XI, está consagrado a Confucio y fue sede a de la primera universidad nacional.  Los numerosos edificios del complejo, repletos de templetes y estatuas,  conviven con sosegados jardines ordenados siguiendo los principios fundamentales del feng shui. De gran valor histórico y cultural, el templo fue nombrado Monumento Nacional en 1980 y en 2010 declarado Patrimonio Histórico y Cultural Especial.Otro lugar digno de visitar es la Pagoda de Tran Ouoc, en las cercanías del lago Ho Tay. De once plantas y color rosado se estrecha mirando al cielo y acompañando  a un árbol bhodi procedente de la India, con lo cual, lugar muy frecuentado por los vietnamitas hindúes.

“Los franceses tienen París, los ingleses tienen Londres, los chinos tienen Shanghai. Y los vietnamitas, el orgullo es Hanoi, la capital, considerada como, París de Asia” Tham Lam





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