Polonia – Wroclaw, Torún, Malbork, Gdansk

Dejamos Cracovia con la misma bonita luz que teníamos el día que llegamos,  dirigiéndonos hacia Czestochowa ubicada en el conocido “Sendero de Nidos de Aguilas”  para visitar el santuario católico de Jasna Góra, principal centro de peregrinación del país. Había leído en algunos blogs que los traslados de unas ciudades a otras en coche no eran fáciles porque las carreteras eran malas,  pero nos sorprendimos gratamente ya que  nos encontramos con buenas carreteras,  buena señalización, eso sí algunas en obras, pero desde luego un país muy sencillo para viajar en coche. La tradición de peregrinación a este lugar se remonta al siglo XIII y fue durante la época del sistema comunista el Símbolo de Libertad y Esperanza del Pueblo.  Los edificios constituyen un gran complejo arquitectónico, que se accede a través de cuatro entradas erigidas en un periodo entre los siglos XVI y XIX. El monasterio en sí está formado por dos edificios por un ala conocida como “el hospicio” y termina en el “arsenal”, alrededor un conjunto de iglesias, capillas, salas, etc. rodeadas por las murallas, en las que a sus puertas se encuentran las Estaciones históricas del Vía Crucis. El tesoro más preciado y por el que los peregrinos hacen largas colas  es la Pintura Milagrosa de la Madre de Dios. Cientos de personas esperaban la hora de apertura mientras que visitaban el resto del santuario, oían alguna misa en las capillas aledañas o compraban alguna imagen o medalla de la virgen en la tienda de recuerdos que hay en el propio complejo. Fuera de las murallas, muchas excursiones guiadas recorrían las estaciones leyendo pasajes del Evangelio, ahí recordé el Vía Crucis que realicé con los primeros rayos de sol, en una de las ciudades que más me han gustado, la maravillosa pero tan difícil  Jerusalén.

Proseguimos por unas carreteras rodeadas de bosques y verdes llanuras, hacia la ciudad de “los gnomos”  situada en la Baja Silesia. Existen varias leyendas sobre los “enanos” de Wroclaw; unos dicen que aparecieron para ayudar a sus habitantes a controlar al Diablillo de Odra, otros que se establecieron en esta zona antes de la llegada del hombre y que fue el “Papa enano” el más antiguo, pero lo cierto es, que se convirtieron en un símbolo de la resistencia en los años 80, contra el régimen soviético. Los partidarios de la «Alternativa naranja» , tenían como símbolo un gnomo con un sombrero naranja y una flor.
Con el paso del tiempo, la ciudad se fue llenando de gnomos, existen más de cien y lo mejor es que cada uno tiene un oficio o se encuentran realizando una tarea determinada, como por ejemplo, encontramos al viajero con un mapa en la mano y portando su cámara de fotos, a otro sacando dinero de un cajero, montando en moto, escribiendo en un ordenador portátil, etc.

La ciudad de Wroclaw es una ciudad encantada y nunca mejor dicho, con un gran casco antiguo rodeado de preciosos edificios. Su plaza mayor (Rynek) que en un principio estaba rodeada de casas de madera, dio paso a estructuras de ladrillos que se han ido reconstruyendo a partir de la II Guerra Mundial y actualmente muestran una preciosa hilera que va desde el estilo más gótico hasta el art nouveau. En lo alto del ayuntamiento encontramos el reloj astronómico de madera que muestra la hora y las fases lunares.  Como no podía ser de otra manera en una plaza llena de magia y duendes no podía faltar un cuento, así que encontramos la casa de Hansel y Gretel. En la zona más al sur en la ribera del río, encontramos el barrio universitario, con dos importantes iglesias la de San Vicente y San Jaime y la Iglesia del Santo Nombre de Jesús, donde se puede contemplar unos impresionantes frescos en su bóveda. El edificio de la Universidad es una imponente construcción de estilo barroco destacándose el Observatorio que está ubicado en su torre, rematada por cuatro estatuas que representan la Filosofía, la Medicina, las Matemáticas y el Derecho.

Anduvimos por los alrededores del Casco antiguo  durante mucho rato admirando sus calles, sus tiendas, sus preciosos cafes, y no parando de ver cómo la gente con mapa en mano va realizando la ruta de los duendes, sin duda una ciudad donde la diversión está asegurada. Entramos al mercado, lugar que jamás me pierdo en cada visita que realizo a una ciudad, me encanta ver la vida cotidiana de los locales.  Paramos a comer en el famosísimo Pod Fedra, donde dicen que se comen los mejores pierogui de la zona, y no se si es verdad que son los mejores, pero que estaban buenos si es cierto.
Y tras un te en una de sus preciosas terrazas, llegamos al conocido “orgullo de Wroclaw”: un enorme lienzo de 15 x114 metros que tapiza la sala circular de un edificio cilíndrico. El Panorama de Raclawice representa la batalla de este pueblo que está situado a unos 40 km de Cracovia, librada el 4 de abril de 1794 entre las tropas rusas y el ejército polaco. La visita dura 30 minutos y salen cada 30 minutos, te dan una audioguía para poder seguir todas y cada una de las maravillosas escenas que fueron creadas por más de seis pintores a lo largo de nueve meses, sin duda, una obra de arte.

Y por si no tuviera bonitos rincones y buenas obras de arte la ciudad, te encuentras con que tiene más de doce islas fluviales con cerca de 100 puentes, aunque como gran belleza destacaría la isla de la Catedral,  cuna de la ciudad y donde se construyó la primera iglesia, que fue seguida de más iglesias y monasterios llegando a conocerse como el barrio eclesiástico.


Recorrer este barrio tiene algo especial,  lo cruzas por un puente donde al igual que en otras ciudades  los jóvenes ponen candados en muestra de su amor, admiras de lado a lado grandes edificios de arquitectura gótica,  y lo que me encantó ver fue como un farolero iba iluminando cada una de las 120 farolas de gas que te encuentras en el camino, y que alba apaga una a una.
No recuerdo en que articulo leí, que pasear por esta zona era similar a pasear por otras ciudades universitarias tale como Oxford o Cambridge y desde luego tenía razón.

La ciudad de Copérnico está enmarcada por doce bastiones  amurallados acariciando el Vístula; en su interior se concentran numerosos edificios de ladrillo rojo y que gracias a esas preciosas calles y escondidos rincones ha sido nombrada Patrimonio Mundial de la Unesco en 1997. El bonito casco antiguo goza de calles adoquinadas siendo la calle Szeroka la que lleva hasta la Plaza Vieja del Mercado donde se encuentra el antiguo ayuntamiento de gran estructura gótica con alguna reconstrucción renacentista, hoy sede del Museo Regional. Proseguimos hacia la preciosa catedral en donde está ubicado el reloj del s.XV cuya esfera y aguja originales siguen funcionando perfectamente. Es una pequeña para pasear, para deleitarse con los detalles que puedes encontrar en cada rincón, con muestras de la presencia de los caballeros teutónicos , aquellos monjes militares que acabaron gobernando grandes extensiones de los que actualmente es Alemania y Polonia. En uno de esos preciosos rincones que tiene la ciudad de Torún nos encontramos a una señora muy mayor elaborando los famosos “pierniki” o pan de jengibre, muy famosos en esta ciudad ya que hay una gran empresa ubicada en ella que distribuye al resto de Polonia. Lo hacia con un mimo que era digno de admirar, nos explicó como pudo y como conseguimos enterarnos ya que hablaba muy poquito inglés (me sorprendió que hablara algo con la edad que tenía)  que la receta se la había dado su tía que era monja y que por supuesto no nos la daría porque era un secreto familiar, pero si nos dio uno recién sacado del horno para que comprobásemos que no eran como los que se hacían en otros lugares, en esta ocasión tenía forma de corazón pero los hacia de formas muy diferentes, fue un momento entrañable.

Según avanzábamos hacia el norte en dirección a Gdansk el tiempo iba cambiando, se notaba bastante más frío que en días anteriores, pero ese día Polonia nos regalaba otro día más de sol radiante para ver el fantástico Castillo de Malbork de la orden Teutónica fundado en 1274. Es una de las fortalezas más grande de Europa (foto de entrada al post).
Pese a que fue parcialmente destruido durante la II Guerra Mundial, está incluido desde 1997 en el catálogo de lugares  Patrimonio de la Humanidad. Situado en el margen derecho del río Nogal, se construyó con el propósito de ser la capital de la Orden Teutónica, la residencia del Gran Maestre de la Orden.
Este fantástico castillo gótico es enorme, está dividido en tres zonas, la más alta que alberga el monasterio con la torre de observación y la Iglesia de la Santísima Virgen María, la media que es la zona residencial donde encontramos el Palacio de los grandes maestros, el Gran Refectorio y la enfermería y la baja que es la zona dedicada al servicio. Todo ello rodeado por una gran muralla. La visita es realmente interesante, con la entrada te dan un audioguía  muy completa, te cuentan la historia desde los fosos hasta las torres, pasando por numerosas estancias y pasillos donde llega un momento que ya no sabes ni donde estás. De las estancias más bonitas destacaría el Gran Refectorio, con tres columnas que da sujeción a un espacio de aproximadamente treinta metros. Pero si hay algo que me gustó fueron las vistas del castillo desde el otro lado del río, un lugar que desde luego no hay que perderse.

Llegamos con la luz de la luna a Gdansk, sus húmedas calles adoquinadas y esas luces reflejadas en el río Motlawa, hacen que la ciudad del ámbar será realmente mágica, las figuras de sus estatuas reflejadas en los edificios iluminados te van hechizando, sin poder dejar de pasear por sus sugerentes callejuelas llenas de historia. Al día siguiente recorrimos la dinámica ciudad flanqueada por sus diversas y bonitas puertas (Alta, Dorada, etc.), caminamos por su conocido Camino Real, cubierto de maravillosas fachadas restauradas tras la II Guerra Mundial; en dicha remodelación se embellecieron también las aportaciones prusianas, consiguiendo una panorámica  realmente majestuosa.  Accedimos por la Puerta Alta,  donde hay una gran construcción que alberga el museo del ámbar donde antes se encontraba la prisión. Camines por donde camines todo es de gran belleza, su Puerta Dorada coronada con ocho estatuas alegóricas, la casa de los  Uphagen restaurada y mostrando unas preciosas estancias decoradas con mobiliario del s.XVIII, el Ayuntamiento de estilo gótico con muchos rasgos renacentistas; me gustó mucho la exposición de fotos antiguas de la ciudad que hay en su interior y la llamada Sala Roja donde hay una chimenea y un techo decorado con pinturas realmente bonito. Visitamos lo que todo el mundo dice que es el edificio más famoso, La Corte del Rey Arturo, acoge maquetas de veleros con mástiles suspendidas del techo, salas decoradas con murales de caza y una estufa de cerámica renacentista impresionantemente grande.

Según transcurría el día veíamos que la ciudad dorada nos  estaba embrujando, lo que realmente me gusta de ella no es entrar en sus fascinantes museos, iglesias, que lo son y que me gusta visitarlos, pero lo que me apasiona es recorrer sus calles, sus bares, sus recónditos lugares que van desde el llamado casco antiguo, aunque realmente no es la cuna de la ciudad, hasta los Astilleros pasando por la tan famosa Ulica Mariacka, y finalizando en ese paseo marítimo donde me encantó sentarme a media tarde a tomarme una te calentito tras haber disfrutado antes de una pequeña librería con unas ediciones preciosas que encontré en una de las calles aledañas, una pena que el dueño sólo hablara polaco porque me hubiera encantado que me contara desde cuando estaban ahí, y la colocación de sus libros,  no entendía muy bien cómo estaban colocados, no era por temática, ni por autor, ni por fecha, no se, me quedé con las ganas de saberlo. En el bonito café estuvimos hablando con unos alemanes que vivían en Sopot y nos dijeron que fuéramos a cenar a Velevetka que estaba en frente del ayuntamiento y que hacían buena comida casubia, sobre todo las albondigas de bacalao y el pastel de queso con patatas, y la verdad estaban deliciosas ambas cosas, ahora los camareros muy amables desde luego no eran.

Sopot, las más pequeña de las tres componentes de la Ciudad Triple (Gdansk y Gdynia) es una mezcla de elegantes mansiones y preciosos bares y restaurantes con un moderno centro urbano. Este asentamiento fue creado como pueblo pesquero pero pronto se convirtió en el foco playero de ricos y famosos, sobre todo después de la I Guerra Mundial. Lo más bonito son sus preciosas playas de dunas de arena fina y su muelle.

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2 Comentarios

  1. Claudia Jesus Franco Contestar

    Hola Gema!
    Me ha encantado empezar a leerte y conocer Polonia de tu mano. Un comienzo excelente que pienso continuar día a día.
    Saludos!

    • Gema de los Reyes Contestar

      Mil gracias Claudia, me alegro mucho de tenerte por aquí y de que hayas empleado tu tiempo en mis viajes, es un placer compartirlo contigo. Espero conseguir que te guste el resto. Besos

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