Cracovia, el alma del país…

Para encontrar el alma de Polonia, debes buscar en Cracovia” así hablaba Wilhelm Feldman para referirse a una de las ciudades más bonitas de Polonia. Su casco antiguo declarado por la Unesco como lugar protegido de la Historia Universal, es una auténtica preciosidad, pero mires donde mires todo desborda belleza, elegancia, sin duda nada más llegar supe que me iba a encantar.  Directamente fuimos a un apartamento que habíamos reservado en una de las calles que dan a la plaza medieval Rynek Glowny, era ideal, un gran apartamento con todo lujo de detalles y a un precio que en España no consigues ni en una mala pensión, dejamos las mochilas y nos fuimos a recorrer la Colina de Wawel.
El gran castillo renacentista, tanto en belleza como en tamaño, que fue trono de reyes durante más de cinco siglos es realmente espectacular, se visitan los aposentos reales, el salón de los senadores y de los diputados, el teatro, etc., todo con un gusto exquisito. Proseguimos por la Catedral, nos costó entrar ya que se iba a celebrar un evento y tuvimos que convencerles para que nos dejaran acceder, pero al final lo conseguimos; fundamentalmente gótica, aunque también se pueden ver partes en diferentes estilos, tiene unos impresionantes frescos bizantinos de la Capilla de la Santa Cruz.

Proseguimos por la conocida Cueva del dragón que está junto a la torre de los ladrones, bajamos unos 150 escalones por una húmeda gruta, saliendo al río Vistula junto al tan fotografiado Dragón de bronce que arroja fuego cada un corto espacio de tiempo. Hacia un sol increíble, así que alquilamos unas bicis y recorrimos la orilla del río, disfrutando de cada pedaleada, me hubiera parado constantemente a fotografiar cada lugar, empezaba a intuir que esa ciudad sería «la ciudad«, ese lugar que cuando alguien me preguntara sobre Polonia, mis ojos brillarían diciendo «Cracovia me cautivó«.

El sol empezaba a desaparecer y al lado del río refrescaba bastante, así que nos fuimos a ver esa preciosa plaza que habíamos visto de paso. La Plaza del Mercado,  (Rynek Glowny ) es una bonita  plaza medieval cuadrada, llena de calesas de caballos, torres medievales y ese sonido de trompeta que irrumpe como sinónimo de aviso, de alerta, de alarma.

Desde hace varios siglos la música del Henal Mariacki, acompaña a los habitantes y visitantes de esta ciudad, simboliza el sonido de alerta que se realizó a mediados del siglo XIII cuando llegaban los tártaros, el cual, fue interrumpido por una flecha enemiga y desde ese momento se revive día a día gracias a un miembro del cuerpo de bomberos que es el encargado de seguir con esa tradición y hace sonar la trompeta desde la torre más alta de la Iglesia de Santa María, la cual posee un retablo políptico en el altar mayor tallado en madera de tilo, policromado y dorado. En la misma plaza encontramos el Rynek Underground, puestos de mercados medievales subterráneos,  el precioso edifico llamado Lonja de los Paños que hoy es un centro de comercio de artesanía y souvenirs. Los alrededores de la plaza están repletos de bonitas casas, palacios, museos, etc., pequeñas tiendas con sabor tradicional. Me encantó en especial una que está detrás de la iglesia dedicada al pan, puedes ver cómo trabajan sus diferentes panes, sus hornos, sus coquetos envoltorios, sin duda una tienda de esas que te dejan muy buen sabor de lo auténtico. Cenamos en una de las terrazas de la plaza, no podía irme de allí, todas me gustaban, todas puestas con un encanto especial, cada silla con su mantita para cuando refresca, nadie se quiere ir, sales de la Plaza y al instante ya la echas de menos, ¡cómo me gusta esta ciudad!.

La Cracovia judía tiene su máxima expresión en Kazimierz y Podgórze separados por el río Vistula. Durante mucho tiempo Kazimierz fue una población independiente donde judíos y cristianos convivían. Tras la invasión alemana en el 1939, estos ocuparon la ciudad los judíos fueron trasladados a guetos y campos de concentración, cerrando o destrozando todos sus lugares de culto, folclore o cualquier vestigio de su cultura. Actualmente estos barrios llenos de triste historia, se han convertido en importantes centros de la vida artística, cultural y social.

Además de importantes sinagogas, se han mantenido siete (sinagoga de Isaac, Kupa, Wysoka, Tempel, etc)  algunas como la Sinagoga Antigua (la más antigua de la ciudad) convertida hoy en museo, encontramos el Cementerio Remuh justo detrás de la Sinagoga que lleva el mismo nombre, y que es la única que en la actualidad presta servicios a la comunidad judía. El cementerio es un claro ejemplo de cementerio renacentista, ya que pese a que sus lápidas quedaron destrozadas durante la II Guerra Mundial, los propios judíos para evitar la profanación, habían enterrado más de 700 que fueron sacadas a la luz en tiempos posteriores.
En la parte cristiana, se pueden ver numerosas iglesias de las que destacan la de Santa Catalina y la del Corpus Chirsti, que fue la primera fundada en 1340 y durante mucho tiempo la iglesia parroquial de la localidad. Destaca su interior por el enorme altar mayor y su gran sillería tallada del coro y un púlpito que curiosamente tiene forma de barco. En esta zona también encontramos   Museo de Etnografía ubicado en el antiguo ayuntamiento que estaba en la llamada Plaza del mercado. En el interior se exponen interiores reconstruidos de casas de campo y talleres, trajes folclóricos, muestras artesanales y gremiales, destacando las salas dedicadas a belenes y pinturas y tallas folclóricas.

Podgórze, barrio obrero, se convirtió en gueto judío  el 3 de marzo de 1941, siendo el centro neurálgico Plac Zgody, llamada irónicamente “Plaza de la paz” conocida hoy como “Plaza de los Héroes del Gueto” que acoge un monumento conmemorativo que reconozco que me dejó sin palabras cuando lo ví, son 70 sillas vacías, la mitad de ellas iluminadas, que representan los muebles y otras perternencias de los deportados que tenían que deshacerse allí mismo antes de partir (era aquí donde se seleccionaban quien subía a los trenes camino de los campos de concentración).

Muy cerca de aquí se encuentra la Fábrica de Schindler, actualmente museo que repasa la ocupación nazi de Cracovia recreando elementos urbanos, pasos subterráneos, un piso del gueto, etc. Se halla en la antigua fábrica de esmaltes de Oskar Schindler, inmortalizada en La Lista de Schindler de Spielberg. Volvimos hacia Kazimierz para callejear buscando esos rincones donde encontrar un poco de relax ante la tremenda angustia sentida en la fábrica; hay numerosos restaurantes y terrazas aunque esa tarde la lluvia lo complicó todo, pero aún así había mucho ambiente en el interior de los bares, más tarde dejó de llover y aunque hacia frío, todo el mundo se salió a las terrazas con las grandes estufas y mantas de colores,  sin duda, un lugar muy entrañable para tomarse unas cervezas y comer algo.

Wieliczka, famosa por su reconocidas minas de sal que se remontan al año 1044,  fueron declaradas Patrimonio Mundial por la Unesco en 1978. Famosas por sus propiedades conservantes y curativas de alergias por su microclima, y por sus 22 cámaras abiertas al público como museo. Se visitan los tres primeros niveles, llegando a 135 metros de profundidad, recorriendo laberínticas galerías con maravillosas figuras  y relieves esculpidos que ilustran la historia de la minera de la sal. Se puede ver desde un lago salado hasta la Capilla de Santa Kinga que es más una iglesia de 54 m de planta y 18 de altura (de hecho se realizan misas y conciertos).  La visita finaliza con el Museo de la Sal, que se extiende a lo largo de catorce cámaras. Las visitas son guiadas y duran aproximadamente dos horas. Es un lugar muy curioso, y desde luego muy recomendable.

Volvimos a Cracovia, y tras dar un paseo por los barrios aledaños a la Plaza, fuimos al Teatro Slowacki, diseñado por Jan Zawiejski e inaugurado en 1893, y declarado Patrimonio de Humanidad por la Unesco. Había leído que pese a que la oferta cultural era muy amplia, no era fácil conseguir entradas, aún así, el primer día que llegamos nos acercamos para ver si teníamos suerte y conseguimos entradas, ¡y lo conseguimos! el viajar fuera de temporada tiene muchas ventajas y una es esta, normalmente accedes a muchas cosas que en temporada alta no es posible.  Eso sí, las entradas no muy buenas, vamos es que eran muy malas, estábamos en el último anfiteatro y además en la última fila, eran de esas entradas que habitualmente en un teatro en Madrid nunca cogería,  pero la verdad allí me  daba igual, asistimos  a un concierto de música clásica y la acústica era realmente impresionante, y yo lo que realmente quería era estar allí. Sin duda una experiencia inolvidable.
Al día siguiente fuimos a Auschiwitz ubicado a unos 70 km de Cracovia. Ver el post «Auschwitz, del dolor al horror…»

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4 Comentarios

    • Gema de los Reyes Contestar

      Mil gracias, me alegro de que te sirva. Si necesitas algo ya sabes. Feliz noche!!

  1. Me guardo el blog, esta buenísimo, sin duda hay muchos lugares a los que puedo ir con mi familia a pasarla genial, gracias por compartir el blog

    • Gema de los Reyes Contestar

      Muchísimas gracias y me alegro mucho de que te haya gustado. Será un placer tenerte por aquí, y ya sabes si tienes alguna duda o necesitas más información no dudes en comentádmelo.
      Un fuerte abrazo.

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